El PS confirmado como el primer partido francés
El destino político de Francia ya está en juego. El jueves, en el Palacio del Elíseo, se reunieron el presidente, señor Giscard, y los líderes de la mayoría. Los comunistas se concentrarán dentro de poco y ayer empezó en Dijon el Congreso extraordinario del Partido Socialista.
El objeto de tanto concilio es el mismo: preparar la estrategia para las elecciones municipales del año que viene, que van a ser trampolín determinante para la gran batalla de las legislativas, fijadas para dentro de dos años.Del Congreso de Dijon no se espera nada que pueda entorpecer la dinámica de la unión de la izquierda, que se consolida visiblemente a medida que se acercan los escrutinios que todos consideran decisivos. El señor Mitterrand no debiera encontrar obstáculos para imponer su línea, a pesar de la oposición que, en algunos puntos, le hace la minoría izquierdista del partido, el grupo llamado CERES.
De antemano ya puede considerarse cierto que, en las ciudades de más de 30.000 habitantes, la unión de la izquierda presentará listas únicas. Un dato que va en tal sentido es que los tres líderes de los partidos del Programa Común, señores Mitterrand, Marchais y Fabre, anuncian una reunión en la «cumbre» para Ia semana próxima. Desde hace un ano no se encontraban con frecuencia. Pero lo más importante es la confirmación de los socialistas «como el primer partido de Francia».
Elecciones parciales, opiniones, sondeos, han eliminado todas las dudas al respecto. El último referéndum de los ordenadores, de un instituto de la opinión pública, se conoció el jueves y, como éste otros anteriores abundan en la ascensión constante de los socialistas
El político más popular
El último sondeo ofrece resultado aplastantes, que ni los mismos socialistas se atreven a creer: el 27 por ciento del electorado piensa votar por el PS en las próximas legislativas y otro 28 por ciento declara no excluir tal hipótesis. Otro dato elocuente dice que, contra el 22 por ciento, el 47 opinan que un gobierno de izquierdas estaría dominado por los socialistas.Sin embargo, se confirma también una vez más, que ante la eventualidad de la victoria de izquierda, los franceses tienen miedo aún; el 40 por ciento así lo confiesa.
Contradictoriamente, el mismo porcentaje desea que gane las legislativas la Unión de la Izquierda, contra el 38 favorable a la mayoría.
Nunca el Partido Socialista, después del Frente Popular de 1936, había alcanzado las cimas del amor de los franceses, como en vísperas de estas consultas. Y paralelamente, su líder, el señor Mitterrand, según diferentes sondeos de las últimas semanas, que le dan el 62 por ciento de franceses favorables, se está convirtiendo en el hombre político más popular.
De aquí a la hora de la verdad, todo el esfuerzo de la izquierda, y del señor Mitterrand en particular, consistirá en probar que serán capaces de manifestarse a la altura de las circunstancias: que un gobierno de izquierdas, en el dominio económico sobre todo, continuará el progreso, siendo más justo socialmente, y que el señor Mitterrand, por su lado, será un hombre de Estado, fuente de confianza y no de temor.
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