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"La sórdida venganza de Hoover"

¿Agente comunista o elemento subversivo? A escoger. La verdad es que en 1962, cuando el entonces jefe del famoso FBI, J. Edgar Hoover, decidió que la actuación del pastor negro Martin Lutero King «no le acababa de gustar», sólo había en los Estados Unidos una lista negra: la de personas perseguidas por sus actividades políticas, en su gran mayoría miembros o presuntos miembros del ilegal Partido Comunista o de organizaciones progresistas. El FBI podía detenerlas y encarcelarlas en caso de emergencia y, a pesar de las encuestas realizadas durante meses por algunos senadores, aún no se sabe muy bien por qué razones el nombre del militante integracionista apareció en la lista varios meses antes de que la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) haya empezado a estudiar sus antecedentes. Lo que sí queda comprobado es que la campaña de intimidación contra Lutero King duró varios años y que tanto la Administración Kennedy como la del presidente Johnson dieron su acuerdo a la constante persecución del premio Nobel.El Comité de Inteligencia del Senado, presidido por el señor Church, ha hecho público un informe de 102 páginas sobre lo que nuestros colegas americanos llaman «la sórdida venganza de Hoover». El documento descarta la participación de la Oficina Federal de Investigaciones en el asesinato del líder negro, pero facilita interesantísimos detalles sobre las complejas y maquiavélicas tácticas empleadas por Hoover y sus muchachos.

Al parecer, el FBI no estaba dispuesto a regatear dinero: pudo permitirse el lujo de instalar entre 15 y 20 micrófonos en las habitaciones del hotel del pastor, confeccionar grabaciones «comprometedoras» destinadas a la familia, sin hablar del intento de infiltrar muchachas jóvenes y atractivas en las oficinas del Movimiento dirigido por King.

Después de la muerte del dirigente negro, el señor Hoover ejerció fuertes presiones para impedir que el Senado, declarase el cumpleaños de Lutero fiesta nacional. Sin embargo, cuando los subordinados le presentaron un plan de represalias contra la viuda del pastor, el jefe del FBI tuvo la decencia de rechazarlo.

Durante los años de constante vigilancia, y perpetuas investigacione si la Oficina tachó de comunistas a los consejeros del dirigente negro, envió informes a los ministros de justicia de Kennedy y de Johnson, llevó a cabo gran número de operaciones ilegales. Los americanos están sorprendidos, por no decir irritados. El FBI es, o se su pone que debería ser, protección de las leyes. Pero resulta que la propia Oficina ha infringido las normas constitucionales norteamericanas, que el Senado ha presentado ya varias quejas al titular de Justicia y que éste se ha limitado a contestar que su Departamento, iba a estudiar con sumo cuidado los informes de los senadores. El señor Church estima, sin embargo, que el Departamento de Justicia intenta retrasar la encuesta hasta que se cumplan los plazos de prescripción. La verdad es que no se trata sólo de saber si, el FBI o su antiguo jefe odiaban a Lutero King por razones puramente personales, sino también de comprobar su posible participación directa o indirecta en el incidente que ha causado la muerte de los jefes de fila de las «Panteras Negras», movimiento menos pacífico, creado después del asesinato del pastor. ¿Por qué? Elemental, querido Watson, elemental. La violencia llama la violencia. Queda la interrogante: ¿ha sido la FBI instigadora de esta matanza?. A los americanos les gustan las cosas claras, no las medias verdades. El silencio oficial les irrita. Es muy normal, muy humano todo esto...

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