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Nadal sobrevive a un caótico enredo con Navone

El español remonta contra el argentino después de cuatro horas de oscilación (6-7(2), 7-5 y 7-5) y se medirá en las semifinales de Bastad con Ajdukovic (130º)

Nadal celebra la victoria contra Navone, este viernes en Bastad.
Nadal celebra la victoria contra Navone, este viernes en Bastad.Niclas JÖNsson (ZUMAPRESS.com / Cordon Press)
Alejandro Ciriza

Resopla aliviado Rafael Nadal. Y no es para menos. Acaba de resistir a cuatro horas exactas de refriega y caos, en un duelo tan oscilante e imprevisible como deslucido, sin patrón, salpicado de errores —42 por su parte y 37 por la del adversario, casi 80 en total— y resuelto después de un dilatado toma y daca que se traduce en 18 roturas y curvas de todo tipo. Inclinado finalmente Mariano Navone en la arena de Bastad, Suecia: 6-7(2), 7-5 y 7-5. Está feliz el mallorquín porque, al fin y al cabo, su físico erosionado ha aguantado a la exigencia del argentino —15 años menos y 36º del mundo— y su poderosa mente ha terminado prevaleciendo entre los vaivenes emocionales de una tarde extenuante y sumamente retorcida. Que no falte la épica, tampoco en verano. Hacía mucho tiempo, dos años en concreto, que no alcanzaba la penúltima ronda de un torneo —de mucha más envergadura el de entonces, Wimbledon—, así que lo celebra. Eso sí, con asterisco. Severo castigo al cuerpo.

“Ha sido muy ajustado, sin duda. Ha habido muchos cambios de dinámica en cada set, momentos en los que él dominaba y otros en los que lo hacía yo; pero, al final, nadie tenía el control, esa es la verdad”, sintetiza el español a pie de pista, mientras coge aire todavía y pensando en que este sábado, pues, le aguarda doble ración: el pulso individual (13.00, Movistar+) contra el desconocido Dejan Ajdukovic —croata, 23 años, 130º del mundo y superior, contra todo pronóstico, a Thiago Monteiro— y el que teóricamente debería disputar por la tarde de la mano del noruego Casper Ruud, en el dobles. Esto último, en al aire. Continúa Nadal afinándose y ganando rodaje en un proceso fluctuante y que requiere de tiempo; no dispone, sin embargo, de excesivo margen para el abordaje a los Juegos de París, donde el nivel le obligará a un acelerón forzoso porque los escollos serán de otra dimensión.

Fue muy plácido el debut del martes contra el tierno Leo Borg y supo concretar el jueves frente a Cameron Norrie, sin demasiada pegada el británico en los últimos tiempos. Pero ante Navone, un especialista que ya había dejado un par de píldoras interesantes este curso, la historia es muy diferente. Subida reseñable del listón. Zozobra de principio a fin, giros y más giros que desembocan en el segundo partido más largo que ha disputado hasta la fecha a tres sets, superado únicamente por el que jugó contra Novak Djokovic en la Caja Mágica de Madrid en 2009 (4h 03m). Sudor, aceptación y paciencia, porque a lo que dicta esa cabeza no termina de responder con precisión la ejecución técnica. En búsqueda del ritmo, llega tarde con frecuencia, los apoyos no son los mejores y conforme se estira el pulso, las fuerzas lógicamente fallan.

Sin demasiado tiempo para coger aliento, de un día a otro, Nadal se encuentra enfrente con Navone, que ya había ofrecido trazos interesantes sobre tierra batida —finales en Río y Bucarest, aunque trazado corto en Roland Garros, segunda ronda— y corrobora con la buena disposición de este viernes. Tenista inteligente el argentino, con filo en el revés y tiro pesado desde ambos perfiles; interpreta bien, pega profundo y resta desde muy atrás, concepto muy nadaliano. No obstante, de inicio predomina el descontrol —tres roturas en los tres primeros juegos—, hasta que definitivamente es él quien decide coger el volante y asumir la iniciativa, dado que no está fino el español, fallón y excesivamente conservador en los peloteos. En cualquier caso, Nadal no olvida las viejas herramientas —bolas y más bolas bombeadas, buscando con descaro el revés alto— y finalmente debate la primera manga.

Nadal se desliza durante el partido.
Nadal se desliza durante el partido.Niclas JÖNsson (ZUMAPRESS.com / Cordon Press)

Del 4-1 adverso al 5-5 iguales, pasando por la doble réplica: salva él primero dos puntos de set y luego es el argentino el que escapa a otras dos; casi hora y media (1h 24m) hasta que Navone valida la jugosa renta adquirida en el desempate. Parece reaccionar el español en la continuación, pero se repite el esquema, esta vez a la inversa: de tirón a tirón, del 3-0 favorable al 3-4 en contra, hasta que certifica un demarraje definitivo. Y no cambia la dinámica en la resolución, con el rival no muy lejos de abrir trecho —cuatro opciones para convertir el 3-0— y posteriormente desbordado. No sin enredo, claro. 5-2 por encima, Nadal siente sudores fríos hasta la última recta (5-5), pero al argentino termina pesándole demasiado la mística. En consecuencia, la victoria. El oficio sin fin. Han sido 50 días sin competir y se trata de ir despejando interrogantes.

Y admite tras haber cedido hasta ocho veces el servicio, después de todo el embrollo: “No estaba concentrado, ya se ha visto; con 3-0 o 5-2, he perdido la concentración en algunos momentos. Pero he podido aguantar físicamente hasta el final, y eso es muy importante para mí, aunque veremos cómo estoy mañana... Pero hoy estoy vivo y estoy en las semifinales, eso es importante. Veremos cómo me levanto...”.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.
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