España se desploma ante Chequia y queda al borde del precipicio en la Davis
La contundente derrota en el estreno de la fase de grupos de Valencia (3-0) le obliga a vencer el viernes a Serbia, comandada por Djokovic, para mantener la esperanza
El relato de esta fase de grupos de la Copa Davis comenzó torcido para España y el estreno no solo no consiguió enderezar el rumbo, sino que alimenta el pesimismo. El mismo día que Carlos Alcaraz anunció su renuncia, el pasado sábado, el equipo español ya sufrió un espasmo que se prorrogó hasta este miércoles, fecha del despegue en el pabellón de La Fonteta. Sin el murciano en el cartel, dudas y más dudas que se reflejaron en el debut ante la República Checa, holgada vencedora de una serie (3-0) que deja al grupo capitaneado por David Ferrer en una posición muy delicada. Teniendo en cuenta el sistema del nuevo formato, España está obligada a vencer el viernes a Serbia y, por supuesto, a Corea del Sur en el cierre del domingo. Cualquier otra variable la dejaría fuera. Así de cruda está la cosa.
Sin la aportación del murciano ni la de Rafael Nadal, uno por decisión propia y el otro por causa de fuerza mayor, el nuevo capitán se vio obligado a recurrir a un bloque de circunstancias, teniendo en cuenta además que el aguerrido Pablo Carreño sigue en la reserva, lesionado, y que Roberto Bautista ha llegado a la cita entre algodones. La situación, pues, ha forzado a Ferrer a tirar de una segunda línea sin bagaje a la que se le vieron las costuras. Alejandro Davidovich (7-6(5) y 7-5 frente a Jiri Lehecka) había probado la experiencia del dobles el curso pasado, pero hasta ahora no había disputado ningún duelo individual en la competición, y el valenciano Bernabé Zapata (doble 6-4 favorable a Tomas Machac) es aún más primerizo.
Cedió España en estos dos primeros compromisos y también sucumbió por la noche en el dobles, que al menos ofrecía la opción de maquillar el casillero. De agua en agua. Así que su presencia en las Finales que se disputarán en noviembre, en Málaga, se antoja más bien complicada. El peaje del traspié en el estreno le aboca a una situación muy comprometida y hasta cierto punto angustiosa, porque no parece que sea una buena idea jugarse los cuartos con Novak Djokovic y su camarilla. La derrota contra los checos y el triunfo rotundo de los balcánicos ante Corea, el martes, supeditan el pase a una doble victoria en las series restantes. Prosperan las dos primeras clasificadas de cada grupo y todo invita a pensar que España, Chequia y Corea serán las que se jueguen la segunda plaza. El inicio no fue ni mucho menos alentador.
Dos juegos malos condenaron en la apertura a Zapata, que entregó el servicio nada más abrirse al partido y después, cuesta arriba, cedió un segundo break que decantó a favor de Machac. Ni el más mínimo tembleque en el checo. Pese a su inferioridad en el ranking –es el 119º del mundo y el español el 75º–, leyó a la perfección y mostró el camino a los suyos. Solo concedió una opción de rotura y selló con firmeza, la misma que tuvo en la continuidad Lehecka. “Tendría que haber controlado más los tiempos y haber sido más paciente. Yo he salido un poco nervioso y él ha gestionado muy bien todas las situaciones. Esto me servirá para aprender. Creo que he competido bien, pero al estar tenso me ha costado sacar mi mejor nivel”, afirmó el valenciano, de 26 años y que esta temporada ha ofrecido signos de progresión, llegando a escalar hasta el 37º puesto. Jugaba en casa ante su gente, y lo acusó.
Ambiente desangelado
También pagó caros un par de despistes Davidovich en el duelo entre las dos referencias. Lehecka –a sus 21 años, cuartofinalista este año en Australia y 30º en el listado– le abordó con decisión y tras adjudicarse el desempate del primer parcial, aprovechó un par de deslices del malagueño en el tramo final –rotura para 6-5– y certificó la victoria. No era fácil la misión. El andaluz, 25º de la ATP, saltó a la pista de Valencia sabiendo que debía ganar sí o sí, y ante un adversario que le batió en el único precedente entre ambos, este año en Queen’s. Pese a que mantuvo el tipo la mayor parte del duelo, perdió finura en el instante crítico y acusó la fatiga (física y mental) en el dobles.
Ni siquiera tuvo España fortuna en el epílogo. El dúo compuesto por Davidovich y Marcel Granollers comenzó con buen pie, e incluso llegó a disponer de dos oportunidades para arañar al menos el premio de la honrilla, pero no acertaron y a partir de ahí fueron descomprimiéndose. Arrastrados por la inercia negativa de toda la tarde, acabaron entregándose ante Adam Pavlasek y Jakub Mensik, que hasta ahora nunca habían formado juntos (5-7, 7-6(6) y 6-4). Los de Ferrer, pues, quedan ahora contra las cuerdas, expuestos prácticamente a un cara o cruz ante Serbia. Más que feo el panorama.
“Siempre duele perder, pero estoy orgulloso de mis jugadores”, expresó David Ferrer, en unas declaraciones recogidas por la agencia EFE. “El debut nunca es fácil y jugábamos ante un gran equipo [campeón tres veces, en 1980, 2012 y 2013]. Estoy contento por la actitud, esto sirve de aprendizaje; forma parte de la historia de la competición y yo también pasé por ahí”, continuó; “ante Serbia [15.00, Movistar] vamos a tener nuestras opciones. Acabamos de perder y todo se ve más negro, se dramatiza más, pero mañana saldrá el sol y será otro día. Va a ser difícil, es el rival más duro, pero qué le vas a hacer. Hay que tener fe. Vamos a ir poco a poco, lamer las heridas y recuperar. Tengo la obligación de que mi equipo esté al máximo para afrontar lo que viene”.
No ayudó ni mucho menos la atmósfera. La acción transcurrió en un ambiente desangelado, en sintonía con el de las otras tres sedes, Mánchester, Split y Bolonia. En jornada laborable, no se alcanzó ni la mitad del aforo en el pabellón de Valencia, donde el público desfilaba hacia las calles cuando aún no había llegado el desenlace de la serie. Amarga, triste y, seguramente, inmerecida puesta de largo para el nuevo capitán español.
TRIUNFOS DE CANADÁ, GRAN BRETAÑA Y ESTADOS UNIDOS
En las otras eliminatorias que se disputaron ayer, Canadá, Estados Unidos y Gran Bretaña resolvieron sus respectivos compromisos. Los canadienses fueron superiores a Italia, muy mermada por las ausencias de Jannik Sinner y Matteo Berrettini. En los individuales, Alexis Galarneau (7-6(8) y 6-4) y Gabriel Diallo (7-5 y 6-4) superaron a los Lorenzos, Sonego y Musetti respectivamente.
Los estadounidenses, por su parte, aprovecharon el turno de dobles para vencer. Tras los triunfos de Macenzie McDonald y Borna Gojo, decidió la pareja norteamericana, Krajicek-Ram, frente a los experimentados Mate Pavic e Ivan Dodig (7-6(5), 6-7(3) y 6-2.
Por último, el combinado británico se adjudicó el triunfo gracias a las actuaciones del joven Jack Draper (6-7(8), 6-3 y 7-6(4) ante Kokkinakis) y de Daniel Evans (6-1, 2-6 y 6-4 a Alex de Miñaur). Australia, al menos, logró limar en el dobles; Max Purcell y Matthew Ebden pudieron (7-6(5) y 6-4) con Skupski y Evans.
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