Una campeona muy sensata y un ganador difícil de emular
Al triunfo de Coco Gauff le acompaña tesón, trabajo y gran educación. Y Novak Djokovic, ¿qué decir de él? Deja las cosas muy difíciles para todos, no solo Rafael
Coco Gauff y Novak Djokovic, vencedores del US Open 2023, han unido con sus respectivas victorias los nuevos aires y las promesas hechas realidad con la veteranía y la constatación de un liderazgo que va a ser muy difícil desbancar en la historia del tenis. El domingo fue el serbio quien se proclamó campeón tras derrotar al ruso Daniil Medvedev y quien elevó su récord en número de Grand Slams a 24. Dos días antes fue la joven norteamericana quien tras una intensa final consiguió inaugurar su casillero con un título de la máxima categoría.
En un apasionado encuentro, Coco hizo prevalecer su mayor consistencia y regularidad y logró imponerse a la bielorrusa Aryna Sabalenka, nueva número uno de la WTA y tenista favorita en las apuestas previas al gran desempate. Esta última, poseedora de una gran potencia y resolución, en esta ocasión no fue capaz de administrar bien el aspecto emocional. Buena prueba de ello es que cometió demasiados errores no forzados; de los 83 puntos que se anotó la flamante ganadora, 46 (un 55%) lo fueron. Esta, por el contrario, sólo entregó 19 puntos de los 74 que le ganó su contrincante debido a sus propios fallos.
Con esta increíble victoria, la tenista de Atlanta ha logrado quitarse un gran peso de encima. A los 15 años se convirtió en la jugadora más joven de la historia en alcanzar la cuarta ronda de Wimbledon, en la promesa del circuito femenino y en la gran esperanza del tenis norteamericano. A partir de ese momento tuvo que soportar la presión, las comparaciones y los comentarios, en los últimos tiempos, de algunos expertos que aventuraban con sorprendente avidez que la jugadora, pese a su cortísima edad, había llegado ya a su tope.
Me alegro de que, con tesón, trabajo y gran educación, el viernes pasado ella consiguiera quitarles la razón. Yo no la conozco personalmente, pero viendo su celebración cargada de emoción y, a su vez, alejada de las estridencias propias de este histriónico mundo actual, me parece una deportista muy sensata. También me parecieron muy destacables sus declaraciones en la rueda de prensa posterior a su triunfo en las que quitaba importancia a la presión que soporta. Admitió que, por supuesto, la siente y que los normales nervios la acompañan, pero añadió que es consciente de su situación privilegiada y de la buena suerte que tiene de poder dedicarse con éxito a lo que tanto le gusta, no como tanta gente que tiene problemas para pagar sus facturas o llegar a fin de mes. Una muestra más de sensatez y buena perspectiva, a pesar de su juventud.
¿Qué más se puede escribir o añadir de la victoria de Novak Djokovic? Una vez más, ha demostrado por qué es el mejor jugador actual, por qué ha recuperado el número uno y por qué lidera el ranking de tenistas con más títulos del Grand Slam, convertido ya, por número de trofeos, en el mejor jugador de la historia.
Medvedev fue un gran rival, por mucho que el resultado a tres sets pueda confundir a quien no vio el partido. En la segunda manga, de hecho, el ruso dispuso de una franca bola de set que bien hubiera podido cambiar los derroteros y el resultado de la final. Aquella bola, de haberse ganado, podría haber supuesto alargar dos horas más el encuentro, fortalecer la moral del ruso y debilitar, de paso, la del serbio. Pero esto no pasó. Y en el próximo tie break, y con los nervios algo más templados, Djokovic se anotó el segundo parcial consecutivo y encaró el favorecedor tercero con creciente fe en sus posibilidades.
Sin desdeñar el gran nivel de los intercambios y el muy honorable papel del jugador moscovita, la verdad es que a partir de este momento percibí que la final estaba decidida a favor del balcánico.
Como decía al principio, con esta victoria, Novak da un paso de gigante en esa hipotética lucha con Rafael para erigirse en el tenista más laureado de la historia. Y, evidentemente, deja las cosas muy difíciles, no solamente para mi sobrino sino para cualquier jugador que, en el presente o en el futuro, lo pretenda emular.
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