Kane deja escapar a Francia
El capitán inglés falla un penalti al final que posiblemente hubiera forzado la prórroga y la selección de Deschamps alcanza la semifinal con Marruecos con un gran Griezmann y Giroud como goleador puntual
A Francia no le hizo falta el mejor Mbappé para citarse con Marruecos en las semifinales. A Inglaterra la gravó un desajuste de Kane, que mandó al garete el segundo penalti del que dispuso. Por el medio, Giroud, un ariete iluminado en Qatar —cuatro goles— tras su nada oscura en Rusia, donde no remató ni una sola vez en siete partidos con el campeón. Giroud, destinado al cuarto oscuro de no haberse lesionado Benzema, puso a Francia a una estación de la final tras un buen partido por ambos bandos. Un encuentro que bien pudo haber sido una final. En Qatar, el Mundial es cosa de Messi, Mbappé, Modric y la conmovedora Marruecos.
A Francia le va la marcha. Justo lo que procura no conceder a sus rivales. Máxime, si cobra ventaja. Correr, correr, correr… Con gente como Mbappé, Dembélé y Theo Hernández es lógico que el equipo de Deschamps pretenda volar. Para ello, nada mejor que el birle y prender la mecha. Griezmann, Rabiot y Tchouameni, tres currantes con clase, siempre están de guardia para el quite, función a la que esta vez se alistó incluso Dembélé. Así, Francia se acurruca en su campo, se procura un horizonte y abre gas en cuanto puede.
Inglaterra tiene menos piernas de velocistas. De entrada, los galos la forzaron a atacar en espacios reducidos. Demasiada pelota para Maguire y Stones, los centrales de Southgate, que no tienen pies delineantes. Neutralizados Foden y Saka, los ingleses quedaron a merced de Kane, el único que tenía clara superioridad sobre su alguacil, Upamecano, quien más da el cante en Francia. Un central envarado.
Rabiot y Griezmann vertebraban con soltura a la selección gala, con Dembélé muy fino y activo, sin enredos. No había focos sobre Tchouameni, estación que claramente se saltaban casi todos. No se intimidó el madridista. Su momento estaba por llegar. La cara y la cruz.
Poco después del cuarto de hora, conectaron Mbappé, Dembélé y Griezmann. El colchonero activó la primera cita con Tchouameni. ¡Presente! A 25 metros de la portería de Pickford cargó munición en la bota derecha, el balón atravesó las piernas de Bellingham y se estampó en la red inglesa. La pelota despegó de su botín a 108 kilómetros por hora, a la malla llegó a 71. Un golazo.
Remar en desventaja contra Francia es mal asunto. El temor a que pillen pista Mbappé y sus socios es natural, pese a que Walker fijó bien a la estrella gala. Inglaterra tenía que hilar muy fino. Y lo hizo, paso a paso, con paciencia. Y con Kane por delante de Upamecano. La primera vez que lo dejó a la intemperie, Lloris retrasó el empate. También con un disparo con mucha tralla del propio Kane. El central del Bayern acabó por atropellar al capitán inglés sobre la línea del área. Sus señorías del VAR nada vieron.
El partido tenía cuajo, mucho cuajo. Francia se tiene tanta fe al blindarse que no le importa demorar sus ataques. A Kane se le fue sumando Bellingham, que juega tan bien con la pelota como sin ella, e Inglaterra logró equilibrar el duelo. Hasta llegar al empate poco después del descanso. Esta vez, la cruz de Tchouameni, que mandó a la lona a Saka. No hizo falta que el VAR diera la tabarra. Un penalti evidente. Kane frente a Lloris, su compañero en el Tottenham desde hace ya nueve temporadas. Dos amigos que, cada uno en su papel, ensayan juntos los penaltis. En Jor venció Kane. El eco de su disparo se sintió en el último anfiteatro del estadio Al Bayt. Bueno, en realidad no es un estadio. Es un palacio que sirve de estadio a 68.895 espectadores y al que no le faltan telares en los techos.
Con el empate, el duelo tuvo ida y vuelta. Y nunca le faltó empaque. Saka y Maguire apretaron a Lloris, lo mismo que Rabiot y Giroud a Pickford. Nadie se guardaba nada. Aunque Francia añoraba a Mbappé, jugador más puntual que frecuente. Pero nunca le faltó Griezmann. Él trazó el centro que embocó Giroud por delante de Maguire para el 1-2. El clásico gol de Giroud, que dentro del área es un cañón. También con la cabeza, por supuesto.
Francia estaba a un paso de las semifinales cuando Theo Hernández cargó con descaro a Mount. Chivatazo del VAR, examen del árbitro y la misma secuencia: Kane contra Lloris, o Lloris contra Kane, como se prefiera. Otra vez dos amigos en OK Corral. Al capitán inglés el remate se le fue a algún distrito de Júpiter. Kane se quedó igualado con Rooney como máximo goleador histórico de Inglaterra (53 tantos). A los de Southgate les quedaban 10 minutos, tiempo extra para Rashford, Sterling y Mount. No hubo remedio y otra vez un penalti condenó a Inglaterra. A una Inglaterra con una estupenda generación a la que se le cruzó una Francia a dos pasos de renovar en el trono.
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