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Mundial de Fútbol
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Pena, rabia y tranquilidad

A pesar de haberlo hecho un millón de veces en tu carrera deportiva, el penalti se convierte en un juego mental contra el portero

España en el Mundial de Qatar
Bono ataja el penalti lanzado por Busquets.Alberto Estevez (EFE)
Irene Paredes

Cuando hace 15 días España goleó a Costa Rica por 7 a 0, era difícil imaginar que sería el único partido donde veríamos un equipo ganador, convencido con una idea y ejecutándola a la perfección. No hace falta ser ningún gurú del fútbol para ver cómo la selección ha ido perdiendo esa energía que tuvo al inicio.

En el partido de octavos de final, contra Marruecos, no dejó de ser más de lo mismo. Una España con alto porcentaje de posesión de balón, pero en ningún momento se le vio cómoda. La idea parecía clara: mediante el juego de toque hundir y ahogar a Marruecos hasta que llegaran ocasiones claras para materializarlas. Pero nada de eso ocurrió. Marruecos parecía tener un solo objetivo, encerrarse en su campo, intentar aprovechar alguna contra y confiar en los penaltis. Esperando al rival, pero sin hundirse demasiado y con una presión muy intensa. A pesar de no tener balón, se jugó a lo que ellos quisieron. Es la demostración de que se puede dominar un partido sin tener el balón. Y así fue. Mientras España parecía tener el deber de generar situaciones de gol, Marruecos se sentía cómoda viendo cómo pasaban los minutos.

Y llegaron los penaltis. Momento de gloria o pesadilla. En un estadio repleto de camisetas rojas que animaban a Marruecos, los aficionados desde casa confiábamos en que pasarían los nuestros.

Hay estudios que demuestran que los equipos que empiezan tirando, en porcentaje, ganan más tandas de penaltis. El sorteo dio la posibilidad a los marroquíes de elegir lanzar primero. Fue Luis Enrique quien asignó los lanzadores. A veces somos los propios jugadores quienes nos ofrecemos a tirar porque estamos con confianza. Otras veces, como el martes, es el míster quien designa los elegidos y hasta el orden. No hicieron falta más que tres. Un palo y dos paradas de Bono, que tuvo su gran noche, mandaron a Marruecos a cuartos y a España a casa.

A pesar de que en los penaltis siempre se hable de suerte no todo es eso. Los penaltis se estudian, se trabajan y se entrenan tanto los lanzadores como los porteros. Y más todavía en este tipo de competición. Son parte del juego. Estoy segura de que España los tenía trabajados. Si los elegidos fueron Sarabia, Carlos Soler y Busquets, en ese orden, fue porque, en teoría, son los mejores. ¡Sarabia jamás había fallado una pena máxima en toda su carrera! Pero hay escenarios para los que nadie te prepara. Es imposible predecir, preparar o entrenar cuál será tu estado, qué sentirás, cuando estés solo ante el balón y el portero rival. Solo esos jugadores saben lo que llevaban por dentro. Sarabia, habiendo disputado sus primeros minutos en el mundial, Carlos Soler con poca participación, y Busquets habiendo jugado todo. Es justo resaltar el gran mérito de Bono: acertó en las dos paradas, cada uno a un lado y con su estirada obligó a Sarabia a ajustar tanto el suyo hasta encontrarse con el palo.

Desde fuera quizás se vea más fácil de lo que es, pero lanzar un penalti en esos momentos tiene mucho mérito. A pesar de haberlo hecho un millón de veces en tu carrera deportiva, se convierte en un juego mental contra el portero. Los dos saben que se han estudiado sus estadísticas de dónde lanza normalmente, o hacia qué lado tiene tendencia a tirarse el portero. Y ahí está la cuestión. Hay quienes deciden un lado y lanzan, o quienes tienen más sangre fría y esperan a que se mueva el portero.

Al caer eliminados, cada uno de los integrantes de la selección le seguirá dando vueltas a la cabeza. Pensarán en las jugadas que tuvieron, en cómo podían haber dado el pase, el control que no fue bueno, la pequeña duda antes de tirar a puerta... Porque esa es la sensación que se te queda, individualmente haber podido hacer algo diferente para marcar algún gol y evitar así los penaltis. Y qué decir de los lanzadores, que con pena y rabia habrán recordado la imagen de su lanzamiento mil veces. Por mi parte no hay nada que recriminarles: tuvieron la valentía de chutar y fallaron. No deja de ser un juego.

Toca volver a casa. Para algunos será muy probablemente su último mundial, para otros, el primero de muchos. A pesar de haber caído antes de lo esperado, creo que todo el mundo debe volver a casa con la tranquilidad de haber hecho todo lo que estaba en sus manos. Una experiencia que servirá para analizar, entrenar y mejorar para que nuestra estrella vuelva a brillar.

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Sobre la firma

Irene Paredes
Futbolista española. Antes de sumarse al todopoderoso Barcelona en 2021, jugó en el PSG y el Athletic. Defensa central, una de las mejores en su posición, ha sido capitana a de la selección española desde 2019.

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