Kane se estrena en un festival de coros y danzas senegaleses
El delantero del Tottenham, MVP del partido, marca su primer gol en el Mundial. Sterling vuela de urgencia a Inglaterra por un atraco en su casa con la familia dentro
La tienda beduina de Al Bayt, en el desierto catarí, acogió un partido de fútbol y un festival de coros y danzas senegaleses. Dos espectáculos que funcionaron por separado. ¿Se puede estar todo el choque interpretando una sola canción? Se puede. No serían más de dos centenares en una esquina, pero se hicieron notar como miles, y todo lo que duró el encuentro no pararon de darle a los bongos y de agitar suavemente los cuerpos. El fútbol fue y vino, pero su música nunca se marchó, salvo en la mínima tregua del descanso, tal vez porque todo el mundo necesita tomar aire. Pero fuera de esta pausa, nada alteró su ritmo. Los octavos iban por un lado y ellos por otro. Lo mismo les dio que Ismaila Sarr tuviera una oportunidad clara, que Boulaye Dia estuviera a un brazo de Pickford de poner por delante a los suyos, que Bellingham les amargara con su juego sedoso, que Foden diera dos asistencias o que Harry Kane saliera al fin de su sequía anotadora. En lo bueno y en lo malo, bongos y más bongos.
El caso es que con ese hilo musical machacón floreció el Kane anotador, al que ya le empezaban a entrar las urgencias, y que cerró la noche con el premio de MVP para citarse el sábado en cuartos con Mbappé (20.00). “Como delantero, marcar goles es la mejor sensación. Estoy encantado de que haya sido en un día como hoy. Espero que sea el comienzo de una racha”, valoró en sala de prensa.
El runrún alrededor del delantero del Tottenham empezaba a subir de volumen y Wayne Rooney decidió salir a defenderlo con energía. “Él está hecho para estos partidos, los más apretados, ahí es donde da un paso al frente. Nadie tiene la consistencia de Harry”, comentó el exjugador en la previa. Kane todavía no se había estrenado en el torneo y, en los 11 encuentros anteriores en 2022 con el equipo nacional, solo había celebrado con tres penaltis, no en jugada. Con el acierto de este sábado, su séptimo en un Mundial en 10 choques, se sitúa precisamente a uno de Rooney (53-52) en la tabla de máximos anotadores ingleses.
La puerta se le abrió en el descuento de la primera parte. Bellingham, cómo no, lanzó una contra, enlazó con Foden y Kane pudo tomarse el tiempo que quiso antes de atinar. Hasta la fecha, su producción en Qatar se reducía a las asistencias, que tampoco eran escasas (tres), pero el empedrado inglés, siempre alborotado, empezaba a reclamarle más. Nadie lo negaba, ni él. “Siento que estoy jugando bien. Los goles son los que me van a juzgar, pero, como siempre, soy una persona tranquila”, había admitido un día antes.
Con su emboque en octavos contra Senegal, el proceso recuerda, de momento, al de la pasada Eurocopa, seco también en la fase de grupos y suelto a partir de octavos (cuatro tantos). Hasta que pudo liberarse, en el Al Bayt se había visto al Harry Kane de este Mundial, que no era menor. Él fue quien empezó a cocinar el 1-0. Inició la acción en el centro del campo y conectó con Bellingham para que este asistiera a Henderson. Un Harry Kane como esos bases de los ochenta, generadores de juego, antes de mostrar la versión que todo el mundo le demandaba, la de escolta-goleador. Esa fue la acción que destapó una victoria con más trama en el arranque de la que indicó el marcador. Ya con todo decidido, en la otra costa del estadio, mientras el grupo de senegaleses continuaba a lo suyo, los ingleses en bermudas empezaron a entonar el Jingle bells.
Antes del partido, la concentración inglesa se vio sacudida por una noticia nada festiva. Raheem Sterling, titular los dos primeros partidos, voló de urgencia a las islas porque unos atracadores armados habían entrado en su domicilio, donde se encontraba su familia. Su vuelta no está descartada, como apuntó el técnico Gareth Southgate, aunque esa decisión la tomará el jugador. “No quiero meterle ningún tipo de presión. A veces, el fútbol no es lo más importante”, subrayó.
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