Marruecos descose a Bélgica
La selección africana aprovecha un error de Courtois para adelantarse y luego sentencia en el descuento
Marruecos está feliz tras volver a ganar un partido mundialista 24 años después. Con cuatro puntos en la clasificación, da un paso de gigante para estar en octavos. Venció a Bélgica, fuera de sitio casi todo el partido; sin brillo y sin ideas para adelantarse primero o remontar la ventaja marroquí después de un error de Courtois, que se tragó el engaño de sus rivales para encajar el primer gol.
Pero primero, el misterio del Mundial. Salió al campo Marruecos, con ellos Bono, el portero del Sevilla. Cantó el himno junto a sus compañeros, sin abrir mucho la boca; la selección africana se colocó para la fotografía de grupo, que tardó más en hacerse que un daguerrotipo en el siglo XIX. El árbitro mexicano esperaba junto a Hazard a que llegara el capitán marroquí para el sorteo de campos, lo llamó con el silbato, pero allí no aparecía nadie. Por fin se hizo la instantánea y, ¡oh sorpresa!, Bono ya no estaba; el que se mueve no sale en la foto. Había tomado unos calmantes para el dolor de su cadera que le produjeron mareos y se tuvo que ir. Con Marruecos iba a jugar Munir, el guardameta nacido en Melilla.
Pero el protagonista en la portería no fue Munir, tampoco Bono, sino Courtois, que en el descuento del primer tiempo se tragó un saque de falta directo de Ziyech en el que le salvó la posición de fuera de juego de un compañero, que se metió en la trayectoria de la pelota. El VAR anuló el gol que adelantaba a los africanos. Sin embargo, el portero del Real Madrid tropieza otra vez en la misma piedra. Sacó otra falta Sabiri, recién ingresado en el campo y Courtois lo volvió a hacer. La pelota se coló directa y esta vez ningún delantero marroquí lo salvó con su posición. Rugía la grada del estadio, copada por aficionados marroquíes.
Lo peor para Bélgica es que apenas quedaba un cuarto de hora para terminar y desde que comenzó el partido no le llegaba la inspiración. Jugaban los belgas con desánimo, como si todos hubieran leído la entrevista que le ha hecho The Guardian a Kevin De Bruyne, en la que con descarnada sinceridad, apunta que Bélgica no ganará el Mundial porque sus futbolistas son demasiado viejos. El jugador del City mantuvo también un tono triste durante todo el partido, como el resto del equipo, que empujó al principio y después se dejó arrollar muchas veces por el entusiasmo marroquí.
Lo vio tan negro Roberto Martínez, que tuvo que recurrir a Lukaku, que no está al cien por cien, pero ni con esas consiguió activar a su equipo, que se estrelló ante el planteamiento de Walid Regragui, que le ganó la batalla táctica desde el principio hasta el final. Ya había dado muestras Bélgica de debilidad en el primer partido ante Canadá. Entonces fue Courtois el héroe, al filo del descanso, cuando detuvo un penalti que frustró a los canadienses, esta vez el villano, pero en realidad fue un desastre coral. Marruecos hizo que se le vieran las costuras al equipo, que no reaccionó al gol y recibió el mazazo final después de un saque largo de Munir que controló Ziyech. El mejor jugador marroquí dejó la pelota atrás para que Aboukhlal la enchufara en la escuadra con una maniobra genial que desbordó de felicidad a la apasionada afición de su país que abarrotaba las gradas del estadio Al Zumama de Doha.
Mientras Marruecos gestiona su euforia después de sumar cuatro puntos ante las selecciones que partían como favoritas del grupo, estas, Bélgica y Croacia, tal vez se lo tengan que jugar todo a cara de perro en el último partido.
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