Japón gripa, Costa Rica se redime
Un gol de la selección tica en su único disparo a puerta en las postrimerías del partido castiga a los nipones, superiores y sin puntería, y aprieta el grupo de España
Japón le gana a Alemania y pierde contra Costa Rica, así de insondable es el fútbol, así de redentor para selecciones como la tica, que pasa en cuatro días de la depresión a la euforia tras rescatar las señas de identidad con las que vivió sus mejores días, las de un repliegue intensivo, las ayudas defensivas y la optimización de las oportunidades. Un solo tiro a puerta necesitó Costa Rica para marcar el gol que valió un triunfo, lo demás fue achicar, juntarse, apretar los dientes, incomodar a un rival que no encontró espacios y que cuando lo hizo se topó con una muralla que cerraba el camino a la portería. Se desesperó Japón, que se complica una clasificación a octavos de final que durante muchos minutos sintió en la mano.
Quizás la palpó también su seleccionador, que introdujo hasta cinco cambios en el once que inició el partido contra Alemania, también respecto al que lo acabó exultante y victorioso. Retocó todas las líneas del equipo y cuatro de esas piezas (Yamame, Morita, Soma y Ueda) no habían participado ni un minuto en la epopeya ante los germanos. La decisión dejó fuera del once a varios futbolistas con capacidad para moverse en espacios reducidos, en especial los excelentes Mitoma y Asano, que cuando tuvieron cancha cambiaron el partido. Pero fue justo entonces, cuando Japón más y mejor se asomaba hacia el gol, cuando le llegó el castigo.
Costa Rica golpeó a un cuarto de hora del final en un partido en el que nadie tiró a puerta durante toda la primera parte. En la cuenta final a Japón le dolió ese tiempo perdido ante un rival reservón que se agrupó en ese 5-4-1 que desecharon en el plan de partido inicial ante España, y que sienten casi como un talismán, tan valorado por los veteranos del equipo que no olvidan que esa fue la base que les llevó a las puertas de las semifinales en los campos brasileños hace ocho años. Japón penó por la mala actuación de Kamada, su mejor futbolista, pero en esta ocasión errático, fallón y despistado. Su seleccionador lo esperó hasta el final, lo mantuvo en el campo en detrimento, por ejemplo, de Kubo, que se quedó en la reserva. Entraron, eso sí, Asano, Ito, Mitoma o Minamino, descarados que miran siempre hacia la portería rival. Pero quien encontró el gol fue Costa Rica.
Ya lo habían experimentado. Resistir es ganar para un grupo solidario que no está acostumbrado a sufrir revolcones como el que le propinó España. Trabajó hasta la extenuación Costa Rica, consiguió que nada pasase en la primera parte, encontró al fin a Keylor Navas cuando Japón apretó nada más regresar del receso, persiguió a los hiperactivos nipones, al estilete de Mitoma en la banda izquierda. Y se llevó el premio mayor en una acción que construyeron Celso Borges y Joel Campbell, dos de los legionarios, un acto de fe porque tras perder la pelota, en lugar de ejecutar el repliegue, el exjugador del Deportivo tiró de Yeltsin Tejeda, otro veterano de Brasil, para lanzar, por una vez, la presión y recuperar el balón cerca de la frontal del área japonesa. Allí le llegó la pelota a Fuller, que colocó una rosquita ante la que pifió el irregular guardameta Gonda.
Las prisas agitaron un final agónico. Nadie pudo parar a Mitoma, pero Costa Rica se puso panza arriba ante su portería para repeler todos los remates que allí llegaron. Pareció increíble, pero es real: una vez más el que resiste gana.
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