Luis Enrique: “Siempre se ha dicho que a esta selección le falta gol, pero nosotros llegamos a él de manera asociativa”
España, un equipo que juega con falso nueve, certifica su acierto de cara a portería a través del protagonismo colectivo
La carcasa calada con motivos árabes que envolvía el estadio Al Thumama encerraba en su interior los silencios propios de las hinchadas artificiales que se estilan en este Mundial. Españoles no había muchos y los ruidosos costarricenses, situados en uno de los fondos, tuvieron poco tiempo para mostrar entusiasmo. La selección de Luis Enrique se encargó de quebrar esos silencios con siete goles y una pasarela de detalles y gestos técnicos que rompían en murmullos de admiración.
La cifra de la tunda supuso la mayor goleada de España en un Mundial, superando el 6-1 a Bulgaria en el Mundial de Francia 98, el 5-1 a Dinamarca de México 86 y el 4-0 a Ucrania en Alemania 2006. Este último encuentro también había sido hasta este miércoles el mejor inicio de la Roja en una Copa del Mundo. En la historia de los Mundiales, el resultado solo es superado por el 10-1 de Hungría a El Salvador en 1982, el 9-0 de Yugoslavia al Congo (1974) y el de Hungría a Corea (1954), además de tres 8-0: Suecia a Cuba (1938), Uruguay a Bolivia (1950) y Alemania a Arabia Saudí (2002).
“Ha sido un partido muy especial, hemos puesto el énfasis en iniciar la competición de la mejor manera posible. Nos ha salido redondo. Históricamente no empezamos con victorias, nos cuesta, y hemos roto esa racha”, dijo Luis Enrique, con una leve ronquera.
En su segunda intervención, el técnico español pasó facturas. “Siempre había leído y escuchado que a esta selección le falta gol. Desde que estoy yo somos una de las selecciones que más goles marca. De hecho, esta ha sido una de las diferencias de pensar entre vosotros [la prensa] y la mía”.
La colectivización del gol es uno de los objetivos de Luis Enrique, satisfecho por el número de jugadores, seis, que perforaron la meta del desesperado Keylor Navas. Ferran Torres en dos ocasiones, Dani Olmo, Marco Asensio, Soler, Morata y Gavi, fueron los ejecutores de la selección centroamericana. “Quizá no tengamos un jugador que marque 30 goles, pero tenemos muchos jugadores que pueden hacerlo. Nosotros llegamos al gol de manera asociativa”, razonó Luis Enrique.
Coherente con la relación de delanteros que citó para este Mundial, poblada de extremos y solo con Morata como delantero de referencia, se intuía que no jugar con un nueve puro sería un recurso muy utilizado por Luis Enrique. Al primer partido, el preparador gijonés ya tiró del falso nueve y el resultado fue la histórica cascada de goles. Dani Olmo y Marco Asensio, dos de los tres integrantes de esa peculiar delantera, ya habían sumado un gol cada uno a los 20 minutos de juego.
Cuando Jordi Alba fue trabado en el área, Olmo hizo ademán de encargarse del lanzamiento, pero antes quiso que el seleccionador le diera el visto bueno. Cuando ambos cruzaron miradas, Luis Enrique señaló a Ferran Torres. El yerno del técnico ejecutó con suavidad el lanzamiento, al lado contrario al que se había vencido Keylor Navas. “Él era el especialista, que lo elijo yo. Antes de los partidos yo establezco el orden”, explicó Luis Enrique, que también aseguró: “Pese a la goleada, esta selección no se va a relajar, nunca ha pasado. Alemania necesita ganar y nosotros también”, advirtió el técnico.
La goleada fue fruto de un dominio aplastante con la pelota. España firmó un 81,78% de posesión de balón, la cifra más alta desde el Mundial de Inglaterra de 1966. Busquets, Pedri y Gavi dieron un recital. “Me ha gustado el dominio del partido que hemos tenido desde el minuto uno. Siempre buscamos que nuestros tres centrocampistas toquen el mayor número de veces el balón y, partir de ahí para generar ocasiones en los metros finales”.
La producción del juego estuvo acompañada de una finura en el remate demoledora. España ejecutó 17 remates y de los ocho que fueron a puerta, siete fueron gol. “Hemos estado muy acertados, y eso es importante para abrir los partidos”, concluyó Dani Olmo.
Gavi, a sus 18 años, no solo se convirtió en el jugador español más joven en debutar en un Mundial, también en marcar un gol. Solo Pelé y el mexicano Rosas, con 17, lo habían hecho con menos edad. “Ni en el mejor de los sueños imaginaba esto. Koke siempre me dice que me daré cuenta con el paso de los años de lo que estoy haciendo”, relataba el interior del Barcelona, elegido mejor jugador del partido.
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