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EL JUEGO INFINITO
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El tiempo juega al fútbol

La Liga quedará aparcada durante más de un mes para no molestar al Mundial, el campeonato que cada cuatro años sacude los cimientos sociológicos de este fenómeno inagotable llamado fútbol

Jorge Valdano
Jorge Valdano

El futuro siempre es flamante. No quiero quitarle valor a la nostalgia, porque en ella reside parte importante de la identidad, que es desde donde el juego se nutre de sus emociones más grandes. Pero el fútbol es una cosa que siempre está ahí adelante, donde habitan las expectativas y las ilusiones. Hemos llegado al momento en que la Liga quedará aparcada durante más de un mes para no molestar al Mundial, el campeonato que cada cuatro años sacude los cimientos sociológicos de este fenómeno inagotable llamado fútbol. La industria, la publicidad, los corazones, todo está preparado para el que será, una vez más, el acontecimiento más visto en la historia de la humanidad. El Mundial es una culminación, algo tan esperado que parece un final de camino. Pero después de los sorteos europeos de esta semana ha ocurrido algo que nos habla del poder del tiempo en el fútbol. De pronto, nos encontramos deseando que se acabe el Mundial para que nos deje disfrutar del Madrid-Liverpool, del Bayern-PSG, del Barcelona-United.

El pasado abarata. El antes solo le sirve al recuerdo. Cuando no al olvido. El fútbol es después y, sobre todo, es ahora. Florentino Pérez cuenta una hermosa historia que nos da una certeza científica sobre el poder del tiempo en el fútbol. Pondré contexto. Estamos en Lisboa y se juegan la vida el Real Madrid y el Atlético por la final de la Champions. El Atlético gana y el tiempo se va. En el Madrid hay una angustia terminal. Llega el minuto 92 y hay un córner a favor. Entramos en la parte mágica de la historia: se detiene el tiempo. Todo queda en suspensión, menos Sergio Ramos y Florentino Pérez. Entre la inmovilidad general, Sergio va lentamente hacia el palco para hacerle al presidente una propuesta: “Si me da 200 millones, marco un gol”. Tal y como está el panorama no hace falta pensar mucho: “Hecho”, contesta Florentino. La realidad la sabemos: Luka Modric sacó el córner perfecto y Sergio Ramos marcó el gol más importante de los últimos 50 años de la historia del club. Pocos meses después, Sergio Ramos exigía 20 millones para renovar y, esto no es fantasía, a Florentino le pareció que desbordaba las posibilidades del club. ¿Qué había pasado entre uno y otro episodio? Nada. Solo había pasado tiempo.

Hasta luego Liga y que Dios te ayude. En estos momentos mi filósofo de cabecera es Carlo Ancelotti, que, desde el mismo saludo, te cuenta la verdad del fútbol. ¿Qué cuál es la verdad? Una que nadie sabe. “Hola Carlo, enhorabuena por todo”, le decimos en cada encuentro. Y ahí viene la verdad: “Gracias, ya veremos en el próximo partido”. El fútbol es, una vez más, algo que está ahí adelante con pinta de inocente, pero dotado de una insólita capacidad para lo inesperado, incluso para lo imposible.

¿Cómo lo va a ser esta Liga después del Mundial? Lo seguro es que volverá sin Gerard Piqué, al que, precisamente, se llevó el tiempo; sin Emery y Lopetegui, que regalamos a la Premier como si nos sobrara talento. Todo lo demás quedará en manos del tiempo, que no sabremos qué hará con el físico y la confianza de los jugadores, después de que Qatar dicte sentencia. El Mundial será una interferencia colosal, como siempre que la patria se pone una camiseta de fútbol. Y la Champions estará esperando con sus platos fuertes y seductores dentro de tres meses. Entre medias, la Liga deberá demostrar que es algo más que un Madrid-Barça, si no quiere que se lo coma ese hermano mayor que sigue merodeando. Se llama Superliga y se parece mucho a este tiempo.

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