

El Chelsea consolida la afición al béisbol en Georgia
El primer representante de la Premier en entrar en acción en el Mundial gana sin alardes al riguroso Los Angeles FC


Debutó el primer equipo de la Premier en el Mundial de Clubes y provocó afición al béisbol. El Chelsea, cuarto de la liga inglesa, ganador de la Liga Europa, es un equipo decididamente rígido. Enzo Maresca, su entrenador, planteó un partido áspero, calculador, cauteloso. Una invitación al bostezo. Los Ángeles FC replicó con más cautela, más disciplina, más rigor táctico. Sopor.


“El ambiente era un poco raro”, dijo Maresca, cuando acabó la velada; “el estadio estaba casi vacío. Sabemos que el próximo partido [contra Flamengo] será lindo porque los equipos brasileños traen muchos fans”.
La gran oferta de Maresca para atraer afición fue el doble pivote Lavia-Caicedo, para empezar, vértice de todas las jugadas del Chelsea en un duelo marcado por las redes de seguridad en los planteamientos. Tanto que se impuso el que menos riesgos asumió. El más convencido y casi por accidente. Nathan Ordaz acababa de sufrir un pelotazo en la cabeza. Había perdido el sentido de la orientación cuando recibió una pelota entre líneas y no fue capaz de advertir a Cucurella, que se la robó, jugó con Palmer, Palmer encontró a Jackson, y Jackson se revolvió y dejó solo a Pedro Neto: 1-0. A la media hora, lo predecible. Cero sorpresas. Cero emoción. Un tiro, y adiós.
El escenario era imponente. El estadio Mercedes Benz de Atlanta, hogar de los Falcons de la NFL, es un monumento a la innovación arquitectónica. Pero a las tres de la tarde del lunes, el público se había rezagado. No están las cosas para hacer turismo en Georgia por más que la FIFA rebajara las entradas a casi la mitad de su valor original, de 80 a unos 45 dólares. Apenas 22.000 ocuparon las gradas preparadas para un aforo de 75.000. Valientes seguidores del LAFC en su mayoría. Portadores de banderas arcoíris. Encantados, seguramente, de ver cómo Igor Jesús, Tilman y Mark Delgado, sus buenos interiores, cerraban todos los espacios a los visitantes de azul. Con seriedad. Con una buena preparación. No por nada era el partido más importante de la historia del club. La cita más esperada en la carrera de muchos de sus jugadores. Lo advirtió Sergi Palencia, el lateral derecho catalán: “No hemos venido a intercambiar camisetas”.
El partido era un bloqueo mutuo cuando transcurrida la media hora, el LAFC adelantó líneas, se confió, se sintió grande frente a un adversario que parecía aletargado. Entusiasmados ante la aparente falta de respuestas del Chelsea, los jugadores imaginaron la gloria, se soltaron e invadieron el campo contrario. Perdieron la cabeza. Especialmente Ordaz, que a los cinco minutos de dejarse robar la pelota en la jugada que desembocó en el 1-0 pidió la entrada de los médicos. Tras un breve examen, los expertos le mandaron a la ducha por peligro de conmoción cerebral.
La maniobra de Nico Jackson fue una antología del empleo del cuerpo. Cómo controló, cómo se perfiló, cómo ocupó el espacio, cómo vio venir a Aaron Long, el central, como un camión, y lo engañó en el giro. Todo resultó maravilloso. El segundo más brillante de un partido farragoso. Su asistencia a Neto culminó la obra. Con consecuencias tan absurdas que cuando el portugués metió el 1-0 no le agradeció el servicio sino que se encaró con Denis Bouranga, el atacante del LAFC, y comenzó a lanzarle besos en un arrebato provocador.
Debut de Delap
Poco más ofreció el partido, aparte del interesante debut de Liam Delap, el nueve recientemente fichado por 35 millones de euros, y cierta vibración en la segunda parte. Primero, un remate del propio Bouranga que despejó Robert Sánchez, después el 2-0 de Enzo Fernández, que entró para sustituir al inane Lavia y acabó cerrando el trámite con una llegada fulgurante al área de Lloris, donde remató un centro de Delap.
Nada sorprendente. Nada demasiado espectacular. Sin novedad en el frente de Georgia. El Chelsea le ganó al LAFC y ahora esperan el Tunis y el Flamengo. La Premier pudo con la Major League Soccer. Los Atlanta Braves, sus pitchers y sus catchers, pueden dormir tranquilos. Sus aficionados no los abandonarán por el pivote de Enzo Maresca.
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