Ai Ogura, un campeón de Moto2 producto de La Masia japonesa de Honda en Barcelona
El piloto de 23 años rompe la sequía mundialista de los japoneses, que no alzaban un título desde 2009, tras formarse en un pionero programa de jóvenes promesas
El japonés Ai Ogura (Kiyose, 23 años) es el nuevo campeón del mundo de Moto2 y el primer nipón en ganar un título desde 2009. Pero es mucho más que eso. Este joven talento, que dará el salto a MotoGP de la mano del equipo satélite de Aprilia en 2025, representa la consecución de un proyecto ideado para alimentar de talento asiático el Mundial de motociclismo. Una década después de la creación del Honda Team Asia, que estableció una especie de La Masia en un piso cerca de la Plaza España de Barcelona, el programa celebra su primer título. En las oficinas de Dorna, Carmelo Ezpeleta y compañía también se frotan las manos, y es que el alirón de este vecino de Tokio supone la confirmación de la apuesta por crear campeonatos de promoción en mercados clave, en este caso la Asia Talent Cup impulsada en 2017.
“Estamos muy orgullosos de su crecimiento y este gran logro”, celebra Hiroshi Aoyama, director deportivo del proyecto y último campeón japonés, hace 15 años en 250cc, en conversación con EL PAÍS. “Empezamos hace más de diez años y él es el primer campeón que sale del programa, lo que supone un hito muy importante. Es un título especial para el proyecto de Honda con Idemitsu, que además ha contado con el apoyo de Dorna”, desarrolla. Ogura, hasta ahora eterno segundo, ha sabido persistir en su empeño, crecer carrera a carrera y, lo más importante, salir del nido para volar solo en el momento preciso. Con su segunda plaza en el GP de Tailandia este domingo, tras remontar desde la séptima plaza, el japonés culmina el curso con tres victorias y ocho podios, la mejor cosecha de su trayectoria.
JAQUE MATE DEFINITIVO DE AI OGURA ♟️
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Primer campeón del mundo de la historia llegado desde la Asia Talent Cup#ThaiGP 🇹🇭 #MotoGP 🏁 pic.twitter.com/2anDiVS96o
El chaval decidió abandonar al equipo que le mimó desde los 16 años este curso, cambiando el chasis de Kalex por el de Boscoscuro y asociándose a la estructura del MT Helmets-MSi. Por el camino rechazó hasta en dos ocasiones subir a la categoría reina de la mano de Honda. No se sentía preparado y el mal momento de la máquina del ala dorada tampoco ayudó en esa renuncia. Aunque volvió a tener ofertas, prefirió apostar por una marca europea. “No estoy entusiasmado con esta decisión, pero tenía que pensar en lo mejor para mi futuro y considerar el actual equilibrio de fuerzas en MotoGP”, resumía en su día el protagonista. A la montura que ha ocupado durante siete años Takaaki Nakagami, el primer alumno de la academia en competir con los mejores, se subirá finalmente el tailandés Somkiat Chantra, precisamente uno de los grandes amigos de Ogura lejos de los circuitos y producto también del mismo programa.
“Han hecho todo el camino juntos, y de hecho ahora vivirán juntos”, señala Toni Calvo, que fue responsable de prensa del proyecto y en paralelo hermano mayor en aquel piso plagado de adolescentes. Allí, tenían la responsabilidad de crecer de manera independiente y aprender a gestionar su vida como deportistas profesionales, sin descuidar las tareas más mundanas. Desde cuidar el piso hasta hacer la colada. Si no cumplían, tenían que pagar de su propio bolsillo una multa. Aunque no hablan español fluido, los miembros de esta peculiar Masia asiática se defienden mejor de lo que aparentan y, sobre todo, saben prestar atención.
Reservado y poco expresivo, como la mayoría de japoneses dentro del paddock, quienes conocen a Ogura le describen como un tipo afable e inteligente, además de un auténtico currante. “Es un tipo con las ideas muy claras. Él no quiso subir con Honda a pesar de que le insistieron, tenía claro que era arruinar su carrera, aunque le costó decidirse, ya que siempre ha sido muy fiel con los suyos”, valora Calvo. Fuera de los trazados, el chico tiene un gusto exquisito por el rock de los 70 y los 80, con un conocimiento de auténtico melómano y unas listas de Spotify que son una delicia. Otra actividad que le chifla, absolutamente opuesta al mundo de las carreras y reveladora de su carácter fuera de la pista, es la pesca. Por ello se buscó una casa al lado de un lago en Rubí, población a las afueras de Barcelona, cuando abandonó el piso compartido. Allí se mudará junto a él su amigo Chantra, aunque su colega de capturas es el jovencísimo talento de la academia, el también japonés Taiyo Furusato, de 19 años.
La emoción de Ai Ogura tras proclamarse campeón del mundo de Moto2 😢
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🗣️ "Mi padre me llevaba a competir y está aquí, es la persona más importante de mi vida"#ThaiGP 🇹🇭 #MotoGP 🏁 pic.twitter.com/fbpw1ZyMrt
Analítico y decidido, uno de los grandes avances del campeón sobre la pista ha sido en términos de escuchar más al entorno y abrir la mente a otras ideas más allá de las suyas. “Ogura tiene lo que yo definiría como tenacidad. Incluso si tiene un mal comienzo y está rezagado, nunca se rinde y siempre recupera posiciones. Sin duda, es uno de los pilotos más prometedores del Mundial, y por ello hemos decidido intentar construir algo interesante junto a él”, valora Davide Brivio, máximo responsable del equipo satélite de Aprilia. “Cuando empezamos a trabajar con él, estaba lejos de ser el piloto completo que es hoy en día. Cada año ha crecido, ha evolucionado, y lo ha hecho paso a paso. Aunque no es el más rápido de partida, tiene una gran capacidad de progresión y sabe encontrar una solución ante cualquier situación o problema. La constancia, para mí, es uno de sus mejores atributos”, detalla Aoyama.
Con este buen cartel, el segundo piloto de la saga Ogura —su hermana mayor, Karen, compitió en el MotoAmerica y le hizo interesarse por la competición junto a su padre— aterriza en MotoGP con el sueño de emular a su ídolo Daijiro Kato, tristemente fallecido en el cénit de su trayectoria en 2003. Desde que Makoto Tamada ganó el GP de Japón hace dos décadas, ningún piloto del país del sol naciente ha vuelto a llevarse una carrera en la categoría reina. “Hoy no tengo palabras, lo siento, solo puedo agradecer a todas las personas que me han ayudado en este camino”, convino, comedido como acostumbra, desde el parque cerrado.
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