Hugo en el reino de los onduladores
Si controla la prueba como suele, tendrá todas las posibilidades de pelear por medalla
Ryan Murphy, el espaldista con los mejores tiempos absolutos de cuantos se presentan en París, nos recuerda que la espalda es el estilo de natación en donde más se emplea el nado subacuático, también llamado ondulatorio. Fue en 1991 cuando se limitó a 15 metros por largo la distancia que los nadadores podían recorrer bajo el agua en competición en las pruebas de espalda. Finalmente, tras los Juegos de Atlanta en 1996, se limitó la distancia de emersión a 15m en todas las pruebas, excepto el estilo braza, que tiene su propia regulación técnica. En posición dorsal, además, el estilo ondulatorio puede ser ligeramente más eficiente que en posición ventral. Las pruebas de espalda se caracterizan por que los nadadores apuran el ondulatorio acercándose a la línea de 15 metros. En el concierto mundial, el español Hugo González es una excepción: su técnica de nado de espalda es superior al resto y no le resulta tan rentable nadar tanto tiempo bajo el agua.
A Hugo, que hizo su mejor marca en 200m (1m 54,14s) en las pasadas pruebas de selección españolas celebradas en Palma de Mallorca en junio y que anoche se clasificó con un tiempo discreto (1m 56,52s) para la final de hoy (a las 20.38), le inspira un gran respeto el húngaro Hubert Kos, que nadó en 1m 54,14s el año pasado y es el único participante en la final, junto con Murphy, que alguna vez ha nadado más rápido que él. El italiano Thomas Ceccon, récord del mundo en 100 espalda, quizás sea demasiado explosivo para 200 metros. Lukas Märtens, el campeón de 400 libre en París, no es un especialista pero se ha metido en la pelea con una excelente marca en las clasificatorias.
La descalificación del inglés Luke Greenbank en la serie matinal puede facilitar el camino al español. Greenbank ganó su serie con un cuerpo de ventaja sobre Märtens, pero fue descalificado por superar el límite de los 15 metros en la salida. Puede que eso haya sido efecto de una piscina inusualmente poco profunda: 2,2 metros en lugar de 3. Si Greenbank no se adaptó reduciendo el número de movimientos subacuáticos, es normal que saliera más allá de los 15 metros permitidos. En las piscinas más profundas a las que están acostumbrados, los nadadores bajan a casi dos metros y luego emergen haciendo más movimientos que cuando solo se pueden sumergir a 1,50 metros porque no hay profundidad suficiente, o porque, como sucede en París, el fondo además está lleno de pantallas, carriles, cables y cámaras contra las que podrían chocarse. Nunca hubo más obstáculos en una piscina olímpica moderna.
Hugo, segundo del ránking mundial de 2024 por debajo de Murphy, deberá ajustarse a su forma particular de nadar. Él sabe que hay nadadores que son más rápidos gracias al subacuático, tanto en las salidas como los virajes. Pero su velocidad de nado en la espalda es superior y su fortaleza es el último 100, no el primero. Los contrarios tienen que salir más rápido que él, tratar que esa ventaja sea suficiente y aprovechar los virajes. Muchos de los que participarán en la final se conocen perfectamente. Murphy, como Keaton Jones, son compañeros de Hugo en el equipo de la Universidad de California. Ambos son mejores que él en la salida y los virajes, pero más lentos en la fase de nado. La clave será cómo están posicionados en los últimos 25 metros. Si Hugo controla la prueba como suele, tendrá todas las posibilidades de pelear por medalla.
Hugo debe concentrarse en su estructura de carrera, hacer los virajes lo mejor que pueda, y aprovechar su habilidad para la llegada. No todos los nadadores poseen el don de calcular la distancia exacta que les resta para tocar la pared. Algunos se quedan cortos. Otros deslizan. Y otros ejecutan la última acción con una sincronización perfecta del lanzamiento del brazo y cabeza atrás y un decisivo movimiento ondulatorio para ganar las centésimas necesarias. Esto es algo que solo se puede practicar en la realidad de la competición, algo a lo que Hugo está acostumbrado gracias a su trabajo en la Universidad de Berkeley, en donde sus actuaciones han conseguido campeonatos de la NCAA.
No olvidemos que el español tiene la segunda mejor marca mundial de la historia en 400 yardas en estilos. Solo superado por un tal Léon Marchand.
Raúl Arellano es catedrático de la Universidad de Granada y responsable del Laboratorio Singular Aquatics Lab.
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