La suerte no tapa un error
La fortuna nunca debe enmascarar un fallo. Tropezar en un obstáculo no es mala suerte
Suerte viene del latín sortis, se trataba de un reparto de tierras en el que, dependiendo del azar, podían corresponder parcelas más o menos fértiles. En el mundo del deporte es un vocablo con mucha presencia en los comentarios de los atletas, en las crónicas de los medios… y es lo que comúnmente deseamos a los compañeros antes de entrar a competir: ¡Mucha suerte¡
Sin embargo es un concepto que no gusta demasiado. El atleta y el entrenador prefieren atribuir el posible éxito al trabajo, frases como la que acuñó el famoso golfista Gary Player: “Cuanto más entreno más suerte tengo”, o, “la suerte hay que trabajársela”, se hacen más digeribles. El hecho de tenerla o no, es impredecible, esto conlleva incertidumbre, hecho con el que los técnicos convivimos bastante mal.
Aun estando de acuerdo en pensar que es la constancia y la laboriosidad las que dan consistencia a los buenos resultados, estoy convencido de que la suerte en el deporte existe. Si en una competición de longitud el viento está permanentemente en contra, llega tu turno y rola a tu favor, eso es suerte. Cuando golpeas un listón y después de vibrar unos segundos, no cae, la fortuna te ha acompañado. Hay otra posibilidad, la mala suerte, que también ocurre, por ejemplo, cuando un rival derriba una valla y la introduce en tu trayectoria. La suerte, nunca, debe enmascarar un error, tropezar en un obstáculo, no es mala suerte, es un fallo técnico.
Para estos días, deseamos que a nuestros hombres y mujeres les acompañe una pequeña dosis de suerte, o al menos, que no les sea adversa.
Ramón Cid, triplista olímpico en Moscú 80 y exdirector técnico de la Federación Española de Atletismo, actualmente entrena a María Vicente y Teresa Errandonea.
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