Jenni Hermoso recurrirá la sentencia del ‘caso Rubiales’, que absuelve al expresidente federativo del delito de coacciones
La Fiscalía sopesa si dar el paso. El sindicato AFE, personado como acusación popular, también interpondrá un recurso, al igual que el exdirigente de la federación, condenado por agresión sexual
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Al caso Rubiales todavía le quedan capítulos judiciales por delante. El expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), que el jueves fue condenado por el Juzgado Central de lo Penal de la Audiencia Nacional por un delito de agresión sexual por el beso no consentido que dio en la boca a la futbolista Jenni Hermoso en Sídney nada más acabar la final del Mundial 2023, ya ha confirmado que recurrirá el fallo, que lo absuelve del delito de coacciones. Su abogada, la prestigiosa penalista Olga Tubau, interpondrá un recurso ante la misma Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional. La letrada tiene un plazo de 10 días desde la publicación de la sentencia, es decir, desde el jueves 20 de febrero. También darán el mismo paso la acusación particular que representa a la jugadora y la popular, ejercida por el sindicato de la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE), según han confirmado fuentes de las acusaciones. La Fiscalía, que pedía dos años y medio de prisión para el exmandatario por los dos delitos, está estudiando a fondo el texto para decidir si lo recurre o no, según fuentes del ministerio público.
Tubau pedía la absolución de su cliente en los dos delitos que se le imputaban. El dirigente granadino se libró del delito de coacciones del que estaba acusado por impulsar una serie de maniobras para que Jenni Hermoso saliera en público a defenderlo. El magistrado José Manuel Clemente Fernández-Prieto, responsable del Juzgado Central de lo Penal, dio por probado en el fallo que la federación urdió un conjunto de estratagemas con la intención de presionar a la deportista para que salvara la imagen de Rubiales, deteriorada tanto por el beso como por su comportamiento posterior —calificó de “pringados” y “tontos del culo” en la Cope a quienes se habían indignado por sus acciones— y previo, cuando se tocó los genitales en el palco del estadio Olímpico de Sídney en presencia de la reina Letizia, la infanta Sofía y el presidente de la FIFA, Gianni Infantino. El juez, sin embargo, concluyó que no se produjo ningún acto de “violencia” o “intimidación” como para considerar el delito de coacciones, tal y como exigen la legislación y la jurisprudencia.
Las acusaciones creen que sí hubo un nivel de intimidación y presión suficientes desde la cúpula de la federación hacia Hermoso como para tipificar esas acciones como un delito de coacciones. Durante las dos semanas que duró el juicio, quedó demostrado cómo las altas esferas de la RFEF maniobraron para intentar que la deportista saliera en público con Rubiales a quitarle hierro al beso, a lo que ella se negó de forma repetida. También quedó patente que nadie en la federación le habló a la futbolista del protocolo frente a la violencia sexual que existía en el organismo para denunciar situaciones como la que ella había sufrido. En lugar de activar ese mecanismo, la entidad inició un procedimiento en el área de integridad que exoneró al entonces presidente al calificar el beso como un tema “sin importancia” y “anecdótico” sin siquiera escuchar el testimonio de Hermoso.
Además, el protocolo frente a la violencia sexual que no funcionó entonces aún es el mismo pese a que la Inspección de Trabajo y Seguridad Social ordenó en marzo de 2024 al organismo elaborar uno nuevo tras una auditoría en la que detectó numerosos fallos en materia de igualdad. En el mecanismo, Andreu Camps, uno de los hombres fuertes del rubialismo, aún aparece como miembro del comité asesor que debe intervenir cuando hay una denuncia a pesar de que no forma parte de la entidad desde el 20 de septiembre de 2023, cuando fue despedido.
Rubiales sí fue condenado por el delito de agresión sexual que le imputaban la Fiscalía, la acusación particular y la popular. Fernández-Prieto le impuso 18 meses de multa (10.800 euros) por el beso, le prohibió acercarse a Hermoso en un radio de 200 metros y comunicarse con ella durante un año. También le conminó a indemnizar a la víctima con 3.000 euros y a pagar la mitad de las costas del proceso. “[Rubiales] sujetó la cabeza de la jugadora con ambas manos, y de manera sorpresiva y sin consentimiento ni aceptación de la jugadora, le propinó un beso en los labios”, reza la sentencia, que respalda el relato de la deportista, es decir, que no existió consentimiento.
El fallo también absolvió del delito de coacciones a los otros tres acusados, que eran el exseleccionador Jorge Vilda, el exdirector de la selección masculina Albert Luque y el exresponsable de marketing de la RFEF Rubén Rivera. La Fiscalía de la Audiencia Nacional pedía para ellos un año y medio de prisión por participar en las supuestas presiones contra la futbolista.
La sentencia se conoció ayer jueves, en plena concentración de la selección femenina de fútbol, que este viernes inicia la defensa de la Liga de las Naciones ante Bélgica en el estadio Ciutat de València. Lo hará sin Jenni Hermoso, que se ha quedado fuera de la lista de Montse Tomé por segunda vez consecutiva. Irene Paredes, la capitana del equipo y una de las referentes del vestuario, explicó en rueda de prensa: “Lo que puedo decir es que me parece acertada la condena por agresión sexual, lo que me parece algo llamativo o raro es que no haya condena por las coacciones”. Y añadió: “Es el resumen del sentir del vestuario”.
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