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Lamine Yamal y el nuevo liderazgo en el Barcelona

La joven perla azulgrana y los jóvenes del vestuario azulgrana descansan bajo el mando de Iñigo Martínez y Raphinha

Lamine Yamal Barcelona
Rahpinha celebra un gol del Barcelona junto a Casadó, Pedri y Lamine Yamal.Albert Gea (REUTERS)
Juan I. Irigoyen

En el Barcelona no se pueden vulnerar las normas de convivencia. Hansi Flick primero advirtió a Héctor Fort, después señaló a Frenkie de Jong y por último castigó a Koundé, suplente ante el Alavés. Los tres corregidos por llegar tarde a una charla técnica.

Nadie se queja.

En el Barcelona no se puede escatimar esfuerzos en los entrenamientos. Hansi Flick ha realizado varias sesiones de trabajo que han superado las dos horas.

Nadie se queja.

En el Barcelona, en cambio, sí se pueden divertir. “No le quiero quitar la imagen de serio, pero tiene sus momentos”, contó Dani Olmo. Estricto en las reglas de vestuario, intenso en los entrenamientos, el preparador alemán da libertad al vestuario. Descansa, eso sí, en el liderazgo de Raphinha, Iñigo Martínez y Araújo, lejos de los dogmáticos Lewandowski y Gündogan, que se habían autoproclamado el mando la campaña pasada; ni hablar en comparación con la época de los intocables y distantes Messi, Luis Suárez y compañía.

Y todos lo celebran.

Este miércoles, para festejar los éxitos de la pasada semana —goleadas al Sevilla, Bayern y Madrid— y para preparar el derbi frente al Espanyol, la plantilla azulgrana organizó una comida. ¿La idea? De Araújo y Raphinha. El año pasado, cuando tuvieron que ordenar el grupo tras el despido de Xavi Hernández, el ideólogo del encuentro fue Robert Lewandowski.

Lewandowski mantiene, quizás más que nunca desde que llegó al Barcelona, su poder en el campo. Sin embargo, ya no agrieta el vestuario ni señala a sus compañeros, al contrario. El curso pasado sus rabietas con Lamine Yamal trascendieron las paredes del vestuario, seguramente por el enfrentamiento del polaco con el staff de Xavi Hernández.

El inflexible Gündogan, por su parte, se encargó él solo de ventilar las diferencias. “Prefiero guardarme lo que pienso. Hay valores y códigos de vestuario que pienso que hay que cumplir”, se quejó Araujo después de que el alemán señalara ante los micrófonos su error, es decir su expulsión, frente al PSG en los cuartos de final de la Champions League. El vestuario, en cualquier caso, exculpó a Gündogan. “Viene de otro lado, de otra cultura”, argumentaba, en su momento, uno de los líderes de la plantilla del curso pasado. Lo de Lewandowski es un caso diferente.

Lewandowski, según explican fuentes del vestuario, lleva peor una sequía goleadora suya que una racha negativa de su equipo. El curso pasado, entonces, cuando el equipo de Xavi Hernández saltaba de fiasco en fiasco y él andaba con la mirilla entelada, comenzó a buscar culpables. Uno de ellos, Lamine Yamal. “Se puede convertir en un monstruo”, se quejaba del protagonismo exponencial de la joven perla del Barcelona. Todo cambió este año. “El polaco no es ningún tonto. Después de la Euro y, sobre todo, cuando ha visto todo lo que hace y genera Lamine, sabe que no se puede pelear con él. Sabe que tiene que estar cerca de él”, subraya un empleado de la dirección deportiva.

Es habitual ver a Lewandowski bromear con Lamine Yamal, siempre más protegido, en cualquier caso, por Raphinha. “No tengo duda que llegará lejos, es mi niño. Ya veía su calidad desde el primer año que llegué. Solo había que esperar para ver su magia. Es uno de los mejores del mundo y lo será durante muchos años”, lo elogia el extremo brasileño. Raphinha protege a Lamine, Lamine protege a su grupo.

La ascendencia de Lamine Yamal (17 años) crece en la plantilla, líder del grupo de los más jóvenes: Ansu Fati (22), Alejandro Balde (21), Pau Cubarsí (17), Casadó (21), Pau Víctor (22), Pablo Torre (21), Fermín (21) y los primos Fernández (16), que saltan entre el filial y el primer equipo. “Somos muchos jóvenes. Parece un colegio, entre comillas. Nos entendemos muy bien, nos gustan las mismas cosas, la misma música. Últimamente, el DJ está siendo Lamine. Lo dejamos, pero está medio flojo. Hay que cambiar”, cuenta Balde, entre risas. Aunque a Lamine Yamal le gusta el rap —Morad, por ejemplo, aunque por influencia de su padre también escucha Eminem— y suma a sus listas a artistas argentinos de trap como Duki y Bizarrap, en el vestuario apuesta por el reguetón y la música brasileña. Hace sonar Tá Ok de Dennis DJ y todavía insiste con Hay Lupita de Lomiiel, éxito del vestuario de la Roja en Alemania. Alejandro Balde, en cualquier caso, por momentos le roba a Lamine el poder de decidir qué música se escucha en el camerino azulgrana. Tiene una lista de cabecera en Spotify, My Matchday Songs.

Más cerca del grupo que forman Pedri (21), Ferran Torres (24), Eric García (23), Iñaki Peña (25), Dani Olmo (26) y Araújo (25), Gavi (20) también busca su protagonismo al mando de la música del vestuario. Tiene otro estilo. Lejos de la Generación Z que defienden Lamine y Balde, el centrocampista de Los Palacios apuesta por los hits de los años 80: Michael Jackson, Queen y The Police entre sus preferidos. Mientras que al grupo de Lamine Yamal lo tutela Raphinha (27), al de Gavi lo hace Iñigo Martínez (33). “Es importante que la gente joven se sienta arropada por los más veteranos y eso es lo que hago. Intento ayudar a todos, de los veteranos, de los jóvenes, staff...”, dice el brasileño. Una actitud prácticamente calcada a la del central vasco: “Intentamos aportar y ayudar en todo lo posible a la gente joven que sube, que se sientan cómodos y están demostrando nivel de sobra para jugar en el Barcelona”.

“La relación entre Iñigo y Gavi es espectacular”, recuerda un empleado del club. Ningún ejemplo mejor que cuando Iñigo acompañó en coche a Gavi desde Valladolid a Madrid la noche en la que el canterano azulgrana se rompió los ligamentos. Raphinha e Iñigo Martínez han creado un puente entre los jóvenes y los veteranos, siempre con un ojo puesto en no descuidar al grupo de los guiris liderados por Ter Stegen (32), que completan Lewandowski (36), Koundé (25), De Jong (27) y Christensen (28), ahora con Szczesny (34) como nueva incorporación.

El liderazgo de Iñigo Martínez y Raphinha se asemeja al que ejercieron Rodri y Morata durante la Eurocopa con los jóvenes, entre los que destacaba justamente también Lamine Yamal. “No los juzgan. Los dejan ser. Pero cuando toca dar un pellizco, se lo dan”, explican desde la federación española, el trato de los pesos de la Roja con Lamine, Nico y compañía.

La estrategia Luis de la Fuente con Morata y Rodri para controlar, cuidar y mimar a los más jóvenes le funcionó a España en Alemania. Domado Lewandowski, a Hansi Flick, por ahora, también. Raphinha e Iñigo dejan a Lamine Yamal volar en el campo y poner la música en el vestuario. Nadie se queja. Todos lo celebran.


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Sobre la firma

Juan I. Irigoyen
Redactor especializado en el FC Barcelona y fútbol sudamericano. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Ha cubierto Mundial de fútbol, Copa América y Champions Femenina. Es licenciado en ADE, MBA en la Universidad Católica Argentina y Máster de Periodismo BCN-NY en la Universitat de Barcelona, en la que es profesor de Periodismo Deportivo.
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