Las contradicciones de Xavi: un técnico “muy racional” que dice las cosas como le salen “del corazón”
El entrenador azulgrana irrita a la directiva con las fluctuaciones de su discurso. No solo anunció su adiós precipitado para luego dar marcha atrás, sino que se confiesa unos días ilusionado con la plantilla y otros necesitado de refuerzos
“¿Ha cambiado de opinión respecto a su continuidad?”, resonaba en cada rueda de prensa de Xavi Hernández después de su anticipado adiós el 27 de enero tras la derrota contra el Villarreal en Montjuïc. Al principio, claro y contundente. “Mi decisión no va a cambiar”. Pero con el tiempo y la evolución en la dinámica del equipo que tanto demandaba el técnico de Terrassa, su discurso se moderó. “A día de hoy”, era la muletilla que más repetía el entrenador al ser preguntado sobre su futuro. Leves cambios, sutilmente esperanzadores para todos aquellos aficionados que gritaban “Xavi quédate”. Y para Joan Laporta, que al principio aseguró que siempre confió en que el entrenador cambiase su destino. Pero las contradicciones en las palabras de Xavi han sido recurrentes desde su anticipado adiós, siempre titubeando entre los motivos y el timing de su decisión. Y también con el anuncio posterior, ese en el que afirmó que sí, que se quedaba, sus declaraciones han seguido sumidas en un vaivén de discordancias.
“Si no se ganan [títulos], seré el primero que diga ‘hasta aquí hemos llegado’. Pero estamos a mitad de temporada”, confesó el técnico el 17 de enero. En unas pocas semanas, la Champions se desvaneció contra el PSG, la Liga se escurrió ante el Real Madrid y la Copa del Rey y la Supercopa de España cayeron en el olvido. El ambiente se crispó, y el de Terrassa decidió adelantarse. “Ser entrenador del Barcelona es cruel, desagradable, sientes que te faltan al respeto. Es un desgaste terrible a nivel de salud mental, de estado de ánimo, la energía va bajando… Hasta el punto en el que dices: no tiene sentido continuar”, desarrolló Xavi tras la derrota contra el Villarreal, donde aseveró que la de marcharse a final de curso era una decisión que había tomado hacía “unos días”, y con la que se sentía “bien” y liberado. Y en la misma rueda de prensa, se contradijo: “No es un tema de energías, es un cambio de rumbo. Tengo toda la energía y más”.
Tres días después, antes del encuentro contra Osasuna, su discurso volvió a virar: “Pienso que el Barcelona necesita otra persona. Por eso ya lo tenía decidido desde principio de temporada.” Los siguientes meses transcurrieron con las mismas dudas; argumentó que su marcha era debida a un problema de “dinámica”, de “desgaste” y también de “resultados”. A veces todo meditado —”soy muy racional”—, otras, guiado por sus sentimientos —”me sale del corazón”—. Anunció su dimisión “para no ser un problema para el Barcelona”, y comunicó su continuidad porque era “lo mejor para el club”. Y tras su anuncio, Xavi sacó pecho de su energía, de su ilusión y emoción por seguir un año más. “Tenemos el objetivo de quedar segundos y clasificarnos para la Supercopa”, confesó en la previa contra el Valencia, y corroboró antes del partido contra el Girona, pero Xavi volvió a perder ante el rival catalán. Y con su continuidad no cesaron las contradicciones; al contrario, tan solo se avivaron. Las palabras le jugaron a la contra, y en el Barcelona todo se sumió en una calma tensa.
Hasta este miércoles. Xavi le aseguró al presidente confiar en la plantilla. En público, en la rueda de prensa de hace unos días antes del encuentro ante el Almería, cambió su mensaje, asegurando una necesidad de refuerzos que no podía cumplirse por la situación del club. No sentaron bien sus palabras en la directiva. Pero antes, las contradicciones de Xavi ya se habían extrapolado al Barcelona. Joan Laporta, en su primer discurso como presidente, proclamó que perderlo todo con él tendría consecuencias. Pero no hubo consecuencias para Xavi. “En absoluto creo que pierdo credibilidad. Evidentemente, perder tiene consecuencias”, confesó el máximo dirigente de la entidad azulgrana al asumir la continuidad de Xavi. Días más tarde se le vería en el palco de Montilivi aquejado y molesto tras la derrota contra el Girona: “Esto no puede ser”.
“Continuaré pase lo que pase hasta final de temporada, a menos que ellos decidan que no”, expresó Xavi en la rueda de prensa convocada para anunciar su continuidad hasta el año que viene. Xavi habla, y no todas las palabras resuenan armónicamente en los despachos. “Al final, hablamos demasiado en rueda de prensa. Es momento de actuar”, aseguró hace unos meses en referencia a la cantidad de veces que atendía a los medios de comunicación. Ciertamente, sus palabras, su discurso incoherente y repleto de vaivenes, se le ha vuelto en contra.
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