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El Manchester United apea al Liverpool de la Copa en la prórroga de un partido memorable

El equipo de Old Trafford se enfrentará en semifinales al Coventry, de la Segunda División, mientras el Manchester City se cruzará con el Chelsea

Antony celebra junto a Diallo un tanto sobre el Liverpool en la FA Cup.
Antony celebra junto a Diallo un tanto sobre el Liverpool en la FA Cup.Molly Darlington (REUTERS)

Los tantas veces denostados e infravalorados torneos de Copa se crearon para deparar partidos como el que este domingo regalaron el Manchester United y el Liverpool a todos quienes tuvieron el privilegio de contemplarlo. No hay Liga en el mundo que pueda ofrecer de manera tan condensada y febril tal carrusel de futbolísticas muertes y resurrecciones, de golpes teatrales y de fortuna, o decisiones sobre la hora. Todo está en esa Copa que se juega a un partido, el mata-mata que le llaman los brasileños. Sin la opción del replay, fenecido en los cuartos de final por las estrecheces del calendario, todo se decidió en Old Trafford tras una prórroga, dos inolvidables horas de fútbol que terminaron con el triunfo (4-3) del Manchester United, que es peor equipo que el Liverpool, pero que una vez más demostró que al fútbol se juega con algo más que con los pies o la testa. También se juega con el alma.

Quince minutos después de tanto tremor, y tal y como es tradición, el sorteo de Copa se celebró en la calma de los estudios de la televisión británica con derechos de retransmisión del torneo. De los 732 equipos que entraron en liza en la 143 edición del torneo más antiguo del mundo apenas quedan cuatro. Uno de ellos, el Coventry, juega en segunda división y se verá en semifinales contra el Manchester United. El otro duelo lo sustanciarán el Chelsea y el defensor del título, el Manchester City. Los partidos, como mandan los cánones, se celebrarán en Wembley el 20 y 21 de abril próximos.

A la espera de nuevas aventuras, los ecos de lo sucedido en Old Trafford resonarán durante un tiempo. El Liverpool se hubiese llevado la eliminatoria si no fuese el Liverpool. Claro que entonces igual no hubiera tenido opción. Los chicos de Klopp, ataviados con esa casaca verdiblanca que rememora la que vistió el equipo a mediados de los noventa, remontaron un partido que definió de inicio para el United un gol del llegador McTominay. Fue una llamada a rebato para el Liverpool, que se reconstruyó y en los diez últimos minutos de la primera parte marcó tres goles. El primero, el mediocentro nipón Endo, se anuló por fuera de juego de Salah. Pero no hubo tacha ante los remates que embocaron MacAllister y el delantero egipcio.

El Liverpool se vistió con sus ropajes habituales, acudió a encimar a su rival hasta la puerta de la caseta, le robó la pelota y lo desnudó. Zarandeó al Manchester United, que apretó los dientes para no irse del partido y sobrevivió a lances que hubiesen noqueado a cualquiera. Con ventaja en el marcador el Liverpool, obviamente, no se defendió. Apretó tuercas y se fue a por el tercer tanto. Se la negó Onana, excelente, a Darwin Núñez. El United bastante hizo con perseguir la pelota mientras los técnicos abrían el carrusel de cambios. Salah, al que se supone en condición física precaria, salió del partido. También lo hizo el hacendoso Mainoo, pilar adolescente del mediocampo local. Nada se podía jugar sin piernas frescas que se integrasen en un partido sin riendas ni vocación alguna por sujetarlas.

No había ya esperanza para el United en un epílogo que parecía controlado por el descontrolado Liverpool. Hasta que el criticadísimo extremo brasileño Antony se giró como una bailarina en el área y clavó el empate en la red. Casi de inmediato Elliot remató al palo para el Liverpool, pero Old Trafford ya había entrado en ebullición y, por primera vez, se vio palidecer al Liverpool, que se pudo quedar con el molde si en la última opción del partido Rashford hubiese resuelto un mano a mano ante el meta Kelleher que se le fue a pulgadas del palo.

Lo habitual en las prórrogas del fútbol contemporáneo es que el ritmo se rebaje entre la fatiga y las prevenciones por el resultado. Nada de eso ocurrió en Old Trafford. Elliot acertó para adelantar al Liverpool sobre el ecuador de esa coda, pero Rashford empató en el minuto 112 y abrió un final alucinante en el que un córner a favor del Liverpool desembocó en una contra y un dos para uno y portero que el joven marfileño Amad Diallo, un invitado inesperado a la fiesta, solventó con un envió colocado a la cara interior del palo más alejado de la portería defendida por Kelleher. La pelota lo tocó y entró tras la línea de gol entre el suspense y el estrépito

También en la eliminatoria en la que el Wolverhampton recibía al Coventry sucedieron varios prodigios. Los visitantes, un equipo de media tabla en la segunda división, tuvieron el partido ganado hasta una recta final en la que remontaron los Wolves con un segundo tanto del gallego Hugo Bueno justo antes de iniciarse una prolongación en la que el Coventry marcó en el séptimo y el décimo y último minuto y se llevó una épica victoria (2-3).

El otro equipo de la Championship en liza, el Leicester, también defendió sus opciones con fiereza. Le igualó dos tantos de ventaja al Chelsea en Stamford Bridge. Marc Cucurella abrió el marcador, Palmer aumentó la ventaja antes del descanso y el Leicester igualó tras el descanso gracias entre otros a Disasi, que le regaló un surrealista gol en propia puerta. Al final todo se resolvió (4-2) en el descuento con dos tantos de Chukwuemeka y Madueke cuando el Leicester se defendía con un hombre menos y la grada repartía abucheos tanto a los jugadores locales como al técnico Pochettino.

Menos apuros pasó el Manchester City para dejar atrás (2-0) al Newcastle con dos goles de Bernardo Silva que ya tenían la eliminatoria decantada poco después de la media hora. Justo ese fue el tiempo que se pasó en Old Trafford la afición del Liverpool coreando el nombre de Jürgen Klopp tras la derrota.

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