El efecto Giráldez catapulta al Celta ante un Sevilla muy flojo
Los gallegos, en el estreno del técnico, remontan con buen juego el tanto de En-Nesyri, que se encaró con Quique Sánchez Flores al ser sustituido
Hubo efecto Giráldez. Sin duda. No solo porque el estreno del joven técnico, de 36 años, se saldó con una victoria vital del Celta contra el Sevilla. Hubo más. Un buen juego del equipo de Giráldez que sorprendió en el Sánchez Pizjuán por su soltura, tranquilidad y, al fin, eficacia. El Celta se comportó con mucha clase en Nervión, como si no estuviera a dos puntos del descenso, con tranquilidad para remontar el gol de En-Nesyri en la primera mitad sin descomponerse, con paciencia. El resultado de su gran triunfo es evidente. Logra una distancia de cinco puntos con la zona de descenso. El Sevilla, por su parte, fue una calamidad. Jugó sin intensidad ni chispa, sin centro del campo y sin inteligencia. Tampoco aprovechó sus momentos en el partido para hacer el 2-0 y al final se convirtió en un hecho lo que todo el mundo veía. Que el Celta, mucho mejor, iba a remontar. El Sevilla, a seis puntos del descenso, no está salvado. Ni mucho menos. Y lo peor está dentro del vestuario, como demostró esa disputa entre Quique Sánchez Flores, su entrenador, y En-Nesyri cuando el delantero fue sustituido. Los dos protagonistas restaron importancia posteriormente al incidente. “Se resolverá en el vestuario, No puedo permitir ciertos aspavientos en público. Todos los jugadores son iguales”, afirmó el propio Quique. “No ha pasado nada. Fue un cambio duro. Son los nervios del partido. El entrenador sabe que yo siempre quiero ayudar a mi equipo. Como íbamos 1-0 no quería salir, estaba concentrado para hacer el segundo. Son cosas que pasan siempre”, afirmó, por su parte, En-Nesyri.
El sol lució imponente en el mediodía sevillano. 28 grados de justicia que no parecieron alterar el ánimo de un Celta pintón, que jugó al fútbol como si Claudio Giráldez llevara toda la vida entrenando al conjunto gallego. Y resulta que estaba debutando en el banquillo de un Celta que tocó de forma admirable el balón y que fue tremendamente valiente. El plan de partido del Sevilla no contemplaba semejante escenario, con Aspas y el joven Hugo Álvarez sembrando estragos en el centro del campo. El propio Aspas, a los tres minutos, tuvo una clara opción de gol. El veterano delantero tiró fuera un buen balón en el área. Y ahí estribó el problema fundamental del Celta. El equipo de Giráldez jugaba de maravilla, pero se mostró blando arriba y, sobre todo, en defensa.
El impresionante riesgo de los gallegos en la salida del balón provocó un par de acercamientos del Sevilla, que tiene dos muy buenos delanteros y pocos centrocampistas. A los 18 minutos, En-Nesyri le robó la pelota a un desafortunado Núñez y marcó el 1-0 en el primer disparo entre los tres palos del conjunto andaluz. Un golpe, que, sin embargo, no derrumbó al Celta. El equipo siguió a lo suyo, tocando y tocando, acercándose al área de un Sevilla que no tuvo ningún reparo en meterse en su campo. El monólogo con el balón del Celta se tradujo en dos buenas ocasiones de Larsen. Casi todo lo hacía bien el grupo de Giráldez. Menos lo más importante, marcar.
El Sevilla siguió jugando con fuego en la segunda mitad. El Celta, aunque acumuló ocasiones, como dos de Aspas y Larsen, acusó el esfuerzo. El conjunto andaluz, por fin, pudo salir al contragolpe y gozó de hasta tres claras oportunidades para hacer el 2-0. Fue Guaita, el meta del Celta, el que sostuvo a su equipo con dos grandes paradas ante Isaac Romero, que estuvo poco generoso con En-Nesyri a su lado, y luego a Lukebakio. Casi condenado, este buen Celta reaccionó. Un golazo de Carles Pérez y otro buen remate de Larsen le dieron la vuelta al marcador ante el enfado de una afición sevillista bastante cansada de la decepcionante temporada de su equipo. El Sevilla, con más de veinte minutos por delante, no pudo reaccionar. Solo en el minuto 82 sufrió el Celta. El colegiado Hernández Maeso pitó penalti por una entrada a Lukebakio. Del Cerro Grande, en el VAR, avisó al árbitro. No hubo contacto. Así se cerró un horrible mediodía del Sevilla y una jornada de resurrección de un Celta que le dio a los andaluces un auténtico repaso.
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