Leo Messi irrita al Gobierno de Hong Kong y 40.000 hinchas le abuchean por no participar en un amistoso
El Inter de Miami alega una lesión de última hora, pero tampoco accedió a que el astro argentino al menos interactuara con el público durante unos minutos
El Gobierno y los aficionados al fútbol de Hong Kong se sienten profundamente desairados y defraudados con Leo Messi. Que la estrella argentina no participara ni un minuto en el amistoso que el Inter de Miami había programado contra un combinado local el pasado domingo causó una gran decepción entre los 40.000 hinchas que acudieron a presenciar la cita con la intención de ver a su ídolo en directo. Con localidades que llegaron a rondar los 600 euros, muchas de ellas abonadas por hinchas venidos de otras partes de Asia, Messi tuvo que soportar en el banquillo una estruendosa pitada. La indignación ha provocado que muchos de los seguidores de Messi que acudieron al estadio Nacional soliciten el reembolso de las entradas. Ni siquiera los intentos del Gobierno de Hong Kong durante el encuentro para que el ocho veces ganador del Balón de Oro saltara al campo en el segundo tiempo dieron fruto.
El gobierno de Hong Kong, que proporcionó unos 2 millones en subvenciones al organizador del partido, ha asegurado estar “extremadamente decepcionado” de que la estrella argentina no jugara. En una conferencia de prensa celebrada este lunes, el secretario de Cultura, Deportes y Turismo de Hong Kong, Kevin Yeung, reveló que el contrato firmado entre el gobierno y la empresa organizadora, Tatler XFEST, exigía que Messi jugara al menos 45 minutos siempre y cuando razones de seguridad o una lesión no lo permitieran. El entrenador del Inter de Miami, el Tata Martino, justificó que la decisión de no alinear a Messi se tomó tarde ante una lesión de última hora. Con todo, el Gobierno de Hong Kong exigió que al menos interactuara con el público, algo que tampoco sucedió para desesperación de los aficionados que abarrotaban el recinto.
Desde que el Inter de Miami aterrizó en la isla asiática el pasado viernes, la Messimania se desató. Los aledaños del hotel en el que se hospedaba la expedición del conjunto estadounidense se convirtió en un hervidero de fans de Messi a la caza de una imagen o un autógrafo. El sábado, el estadio Nacional también se llenó para ver el entrenamiento. Lo que no sospechaban los hinchas es que al día siguiente se quedarían sin ver las evoluciones en el campo de Messi. Solo pudieron contemplar como este aguantaba estoicamente la atronadora pitada que se llevó por no jugar.
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