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El fútbol francés, señalado tras un violento ataque a los autobuses del Lyon antes del encuentro con el Marsella

La policía detuvo a nueve personas sospechosas de participar en el asalto perpetrado por aficionados locales en Marsella que dejó gravemente herido al técnico Fabio Grosso

Fabio Grosso Olympique de Lyon
El entrenador del Olympique de Lyon, Fabio Grosso, herido en un ojo tras el ataque de radicales del Marsella al autobús del equipo.HANDOUT (AFP)

El partido entre el Olympique de Lyon y el Olympique de Marsella debía tener lugar el domingo a las 20.45 horas. Pero dos horas antes, el autobús que transportaba al equipo lionés al estadio Velódromo de la ciudad mediterránea fue apedreado por un grupo de individuos. El entrenador Fabio Grosso y su adjunto Raffaele Longo resultaron heridos, así como cinco policías. Tras el violento incidente, el encuentro de la Ligue 1 quedó oficialmente suspendido. El ministro francés del Interior, Gérald Darmanin, informó este lunes que nueve personas habían sido detenidas. El episodio empañó la décima jornada del campeonato y vuelve a colocar la violencia en el mundo del fútbol en primer plano.

El incidente ha acaparado los titulares de la prensa deportiva en el país. “El asco y la vergüenza” tituló el diario L’Équipe este lunes, con la imagen de la cara ensangrentada de Grosso en primera plana. “¡Qué vergüenza!”, escribió por su parte el diario regional Le Progrès, con sede en Lyon, en su portada. Tras el episodio, la ministra de Deportes, Amélie Oudéa-Castera, denunció en X (antes Twitter) que los “actos inadmisibles” negaban “los valores del fútbol y del deporte” y pidió que los responsables fuesen sancionados.

El autobús del Olympique de Lyon (OL), bajo escolta policial, fue apedreado antes de su llegada al estadio con “proyectiles pesados”, informó el equipo visitante, que pertenece al magnate estadounidense John Textor. En un comunicado, el OL precisó que los objetos lanzados rompieron varios cristales y provocaron “heridas graves” en los rostros de Grosso y Longo. Seis autobuses de los aficionados fueron también blanco del ataque.

En una imagen ampliamente difundida en redes sociales, se ve al entrenador italiano tumbado en una camilla, vestido con un chándal negro del Lyon, con una herida a la altura del ojo izquierdo y la mano izquierda llena de sangre. Otra imagen lo mostró después con un vendaje blanco en la cabeza saliendo de la enfermería. Tras una reunión de crisis, el árbitro del partido, François Letexier, anunció la anulación del encuentro.

El equipo rival, el Olympique de Marseille (OM) no tardó en condenar los “comportamientos violentos” e insistió que no tenían “cabida ni en el mundo del fútbol ni en la sociedad”. Según los medios locales, Grosso recibió doce puntos de sutura.

Los reglamentos de la Liga de Fútbol Profesional (LFP, por sus siglas en francés) estipulan que los clubes no pueden ser condenados por hechos que tienen lugar en el exterior de los estadios. Sin embargo, otro incidente tuvo lugar en el recinto del Velódromo, que podría acarrear sanciones por parte de la comisión de disciplina de la Liga, según el diario L’Équipe. Algunos aficionados del club cantaron e hicieron gestos racistas destinados a la afición local. El OL condenó estos comportamientos y pidió que se le proporcionasen los videos de seguridad para poder identificar a los autores de este acto.

“El club debe gestionar a sus aficionados”

El director de la LFP, Arnaud Rouger, subrayó este lunes en la emisora RMC Sport que los incidentes tuvieron lugar a 500 metros del estadio, por lo que no era responsabilidad de la Liga. El director pidió, sin embargo, “sanciones fuertes” y anunció que se constituirá como parte civil en el caso, ya que “el daño a la imagen del fútbol es indiscutible”. Los hechos se producen en un momento en que la LFP se encuentra en negociaciones para vender sus derechos de televisión en el extranjero.

Las autoridades francesas apuntaron este lunes a la responsabilidad de los equipos en este tipo de actos. “Tenemos que dar una respuesta global e inflexible (...) en la que la LFP, los clubes, y las asociaciones de aficionados también tengan que rendir cuentas”, declaró Oudéa-Castera, la ministra de Deportes, en una entrevista este lunes. “Si se establece que hay seguidores implicados (...) los clubes no pueden ignorar” este problema, insistió.

En otra emisora, Darmanin, el ministro del Interior, indicó que “500 policías” habían sido desplegados para asegurar el evento deportivo y que los clubes debían aceptar su responsabilidad. “El club debe gestionar sus aficionados”, recalcó en BFMTV, añadiendo que nueve personas habían sido detenidas.

Los líderes ultras forman parte del abrupto paisaje del club marsellés, presidido por el español Pablo Fernández Longoria. En septiembre, el técnico asturiano Marcelino García Toral y su equipo de trabajo cancelaron su vínculo con el equipo tras episodios de amenazas ultras.

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