España frustra a Haaland
La selección se clasifica para la Eurocopa de 2024 a falta de dos partidos y deja al nueve del City a merced de una carambola para no perderse otro gran torneo
Glasgow está lejísimos de Oslo. Otro planeta. Una distancia insondable entre la España que salió de Hampden Park en marzo y dejó tiritando el proyecto de Luis de la Fuente en la segunda curva, a la que cerró en el estadio Ullevaal la clasificación para la Eurocopa de Alemania del próximo año con autoridad, en un partido gobernado de principio a fin, y con un mes de adelanto. Aún le quedan dos partidos por jugar en noviembre, contra Georgia y Chipre. Solo queda en el aire si será primera de grupo. De la Fuente se cobró su segundo gran objetivo, después de la Liga de las Naciones de junio, y dejó de manera casi definitiva el próximo torneo veraniego sin una de las grandes figuras del fútbol mundial. Erling Haaland pende ahora de una rara combinación a través de la División B de la Liga de las Naciones para acceder a una repesca.
Noruega se presentaba angustiada. Solo una victoria alargaba sus esperanzas de verse en Alemania. Y con ellos, el artillero más demoledor de Europa. Precisamente Haaland aparecía como la llave de su equipo para seguir adelante. En un partido en el que España escondía la pelota y manejaba los tiempos, sus opciones asomaban en esos pocos segundos que transcurrían entre que la Roja perdía de vista el balón y el momento en que conseguía recuperarlo.
La concentración en ese tramo del juego era intensísima. España se lanzaba a recuperar, con Rodri barriendo el medio, mientras Noruega miraba adelante hacia Haaland. El delantero del City se descolgaba, perseguido por Laporte, o Le Normand, o ambos. Si tocaba la pelota, se desataba el pánico. La dejaba atrás y se giraba al galope. La intensidad creciente del murmullo del Ullevaal marcaba su acercamiento a Unai Simón. La pareja de centrales salió vencedora de muchos de esos lances, pero las escabullidas del noruego disparaban el riesgo, y Le Normand solo pudo solucionar una con un placaje que le costó una tarjeta.
La selección de Solbakken tenía otra versión de este ataque, los saques de puerta de Nyland, siempre largos, siempre hacia Haaland, siempre bajo la vigilancia de Laporte y Le Normand. Tensión máxima.
El resto del tiempo, casi todo, transcurría con España, un equipo ya muy cuajado, atacando un fortín. Esta vez, por las bandas estaban Ferran Torres y Ansu Fati, titular con la selección tres años después de la última vez, cedido ahora en el Brighton donde acumula ratos y dos titularidades en la Europa League. Estuvo impreciso en los controles y los pases, y poco inspirado en el regate. En el descanso lo sustituyó Oyarzabal, que provocó una ocasión en la primera carrera.
España solo encontraba conductos por el exterior, o probando con los tiros desde fuera del área, que se le escaparon por poco a Carvajal y Rodri, soberbio de nuevo en la dirección. El primer gran susto que sufrió Noruega comenzó en un pase de Carvajal a una ruptura de Ansu por el centro. Strandberg alargó la pierna mientras retrocedía y mandó la pelota hacia la red. Cuando ya entraba, la empujó Morata. Aquel iba a ser su 35º tanto, el que le colocaba como cuarto goleador histórico de la selección empatado con David Silva. Pero el VAR determinó que Ansu se encontraba en fuera de juego y el delantero del Atlético se quedó quinto en la clasificación.
La sala de control del videoarbitraje pasó una noche ajetreada. Cuando España volvió a adelantarse, la alegría de la Roja quedó en suspenso. Había que explorar hasta dos posibles fueras de juego. El tiro de Ferran se estrelló en Morata. El rebote le cayó a Gavi, que marcó, pero el capitán se había quedado varado en la trayectoria. El VAR tiraba líneas, exploraba fotogramas, y el estadio se impacientaba. Después de tres minutos de delineantes atareados, la grada comenzó a silbar.
Noruega estaba aún más lejos de Alemania 2024, a dos goles ya, y Solbakken recurrió a lo que le quedaba: Sorloth y el desequilibrante Nusa. El extremo del Brujas agitó algo su banda izquierda y su equipo pareció recobrar mínimamente el pulso, pero se trató apenas de dos parpadeos.
España, mandona, sólida, tenía agarrado el partido. De la Fuente, tan cuestionado en Glasgow, se anotó otro logro en Oslo, donde Haaland volvió a verse a un centímetro de la cuneta del panorama internacional.
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