Piastri vence en el GP de Hungría y McLaren firma su primer doblete en tres años
El piloto australiano estrena su casillero de triunfos en Budapest por delante de su compañero Norris, con el que tuvo un altercado zanjado desde el garaje de la escudería
Hubo un tiempo, hace poco más de una década, en el que McLaren era el equipo al que ir para cualquier piloto que quisiera aspirar a pelear por llevarse el Mundial de Fórmula 1. Lo intuyó Fernando Alonso tras ganar su primer título, con Renault (2005), por más que su aventura con la tropa de Woking terminara casi a tiros y con el español huyendo a Renault, en 2008, precisamente el año en que Lewis Hamilton se encasquetó la última corona que figura en las vitrinas del Technology. Desde entonces, la estructura británica ha pasado por una montaña rusa que la llevó al borde de la quiebra, obligando a la compañía a vender su majestuosa sede, un vía crucis del que definitivamente ya ha salido. Y lo ha hecho con una solera prodigiosa que marca el camino a seguir para otros. Sin el músculo de Red Bull, Ferrari o Mercedes, McLaren ha sacado petróleo de todo lo que tiene, que no es poco, comenzando por Lando Norris y Oscar Piastri, la pareja más joven y una de las más explosivas de la parrilla.
Con el aseado método de Zak Brown para cuadrar los números y la experiencia y el saber hacer de Andrea Stella, los técnicos han dado con la receta para revitalizar un bólido papaya que hace un año estaba en ninguna parte, y que ahora se ha convertido en la referencia, incluso por delante del todopoderoso Red Bull y de Max Verstappen, que comenzó el curso conduciendo con una mano y que ahora no le alcanza con las dos para medirse con los dos MCL38. En Hungría, McLaren fue tan superior al resto que hasta se permitió el lujo de hacerse el lío a sí mismo, con una estrambótica estrategia en el orden de la segunda parada en los talleres, que provocó un conato de guerra civil entre Piastri y Norris.
A falta de 25 vueltas para la bandera de cuadros y con el australiano cómodamente al frente del pelotón, desde el muro se reclamó la presencia del británico, que circulaba dos segundos por detrás de él, para protegerle supuestamente de un ataque de Verstappen que nunca llegó a producirse. Eso llevó a Norris hasta el liderato y a su equipo a sugerirle, primero; recomendarle, después y ordenarle, en última instancia, que volviera dejar a pasar a su compañero. A pesar de la insistencia de los mensajes lanzados por la radio y del llamativo estira y afloja, el cambio de posiciones no se materializó hasta la penúltima vuelta, en la recta principal y de forma muy evidente, en lo que Piastri definió como un episodio “demasiado doloroso”. Gracias a una arrancada para enmarcar, que le llevó a birlarle la cartera a su vecino de taller, el joven piloto de Melbourne estrenó su casillero de victorias, mientras que Norris puso el cerrojo al primer doblete de McLaren en tres años, el segundo en 14 años. Este triunfo, por lo demás, convierte a Piastri en el séptimo piloto distinto que es capaz de imponerse en lo que llevamos de temporada –13 grandes premios–, una prueba evidente del cambio de color del campeonato.
Lewis Hamilton cerró el podio, el número 200 en la hoja de servicios del multicampeón de Mercedes, mientras que Verstappen concluyó el quinto, en una de las jornadas más nefastas que se le recuerdan al holandés y a la marca del búfalo rojo, que acabó regañando a su buque insignia por insolente. Carlos Sainz finalizó el quinto y Fernando Alonso, el undécimo.
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