Roberto Martínez, el seleccionador de Portugal, lleva en la maleta siete camisas, una para cada partido hasta la final de la Eurocopa

“Mi nivel de portugués no tiene vocabulario para explicar esta recepción”, apuntó el seleccionador Roberto Martínez a su llegada a la localidad renana de Harsewinkel, cuartel general de la selección campeona en 2016. Apenas cuatro futbolistas perviven de aquel grupo ganador: Rui Patricio, Danilo Pereira, Pepe, del que este lunes se supo que a sus 41 años no seguirá en el Oporto, y Cristiano Ronaldo, tótem del equipo al que nadie se atreve a jubilar por más que en el último Mundial se quedase en el banquillo en beneficio de Gonçalo Ramos. “Viene de hacer 50 goles en 51 partidos, fue muy regular en su equipo y está en la selección por sus méritos, Sus números le respaldan”, explica Martínez, que en enero de 2023 se convirtió en el primer técnico de habla no portuguesa en dirigir a la selección. Pero se esfuerza en tener vocabulario y lo hace con cierto éxito. También desde el primer partido entonó el himno nacional, A Portuguesa, como si hubiese nacido en Guimarães. Nacido en Balaguer (Lleida) y con una larga trayectoria en el Reino Unido desde que en 1995 llegó al Wigan como uno de los integrantes de los Three Amigos, Martínez sabe cómo llegar al corazón de la gente, así que en Portugal ha caído de pie.

Quizás por ese talante ha decidido pilotar una revolución tranquila. Desde que hace dos años cayó ante Marruecos en los cuartos de final del Mundial, Portugal apenas le dio un vuelco a su ideario. Apenas cinco futbolistas (Semedo, Neto, Inacio, Neves y Francisco Conceiçao) han entrado en la convocatoria respecto al plantel que viajó a Qatar. Y Cristiano, pasada aquella tormenta del desierto, vuelve a ser capitán general. Es el único futbolista que ha jugado cinco Eurocopas y ahora va a saltar al campo en la sexta. “Es esencial para nosotros”, diagnostica Martínez, que está satisfecho con la mezcla entre veteranos y noveles. También le avalan trece victorias en los 15 partidos en los que ha dirigido al equipo.

A Portugal le espera el combo de la República Checa en un estreno que se barrunta asequible. “La trayectoria de Cristiano nos muestra que se puede soñar y lograr muchas cosas”, apunta el zaguero Ruben Dias. Siempre el siete como referente. “¡Queremos neutralizarle!”, exclama Ivan Hasek, que fue un excelente e industrioso centrocampista en los noventa, goleador incluso en el Mundial de 1990 con la fenecida Checoslovaquia, y ahora dirige al primer rival de Portugal en la Eurocopa. “Pero se trata de un equipo que no solo es Ronaldo”, advierte. “Ellos son famosos en el mundo entero y nosotros no. La única manera de competirles es jugar como un equipo”, receta Hasek. Nadie discute a Cristiano, que presenta un palmarés de ensueño en la competición, campeón hace ocho años en París, por más que entonces en la final tuviese que dejar el césped tras lesionarse antes del descanso. El astro de Madeira suma 25 partidos con 12 victorias en fases finales de la Eurocopa, ha dado seis pases de gol y marcó 14 goles con cuatro dobletes, dos por encima de los conseguidos por Gerd Müller, Rudi Völler, Romelu Lukaku, Karim Benzema o Antoine Griezmann.

“Él sabe bien que para llegar a esas cifras hay que ir partido a partido”, reflexiona sobre Cristiano Ronaldo su compañero Diogo Dalot. “Y esa es la clave en este torneo: ir paso a paso”, reflexiona. “Somos un equipo apasionado”, apunta Martínez, que avisa de que en la maleta ha metido siete camisas, una para cada partido hasta la final del 14 de julio, pero exige a su equipo llegar al mejor nivel en apenas “dos o tres partidos”. Aunque también se cura en salud: “El primer partido de una fase de grupos no es una eliminatoria, no te da ni te garantiza la clasificación. Es importante mantener la tranquilidad”, receta. Y cuando se le vuelve a preguntar por Cristiano, insiste: “Aquí nadie está por el nombre. Hizo nueve goles en la fase de clasificación”.

Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y X, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.