El VAR aparece en la Eurocopa
Ucrania se lleva un duelo ante Macedonia del Norte (2-1) que registra la primera consulta a la pantalla en el torneo
A Rusia no le gusta el mapa que se siluetea en la camiseta de Ucrania y protesta, Grecia provoca un conflicto diplomático por las siglas que luce el escudo de Macedonia del Norte, y que no son las que pactaron con ellos. Cuando Francia jugó un partido mundialista contra Hungría, con la zamarra blanquiverde del Kimberley de Mar del Plata, porque los dos equipos llevaron al campo camisetas del mismo color, no se montó ningún quilombo, sólo interesaba el juego y no los accesorios. Rusia pelea por clasificarse; Grecia ni siquiera está, y en Bucarest, como en aquel lejano Mundial argentino, a Macedonia y Ucrania sólo les interesaba el juego, cada uno a su estilo, y no las camisetas que lucían.
Ucrania quería intentar jugar con la elegancia de su seleccionador, Andrei Shevchenko, cuando ejercía de futbolista. Buscaba profundidad y rapidez, presionaba en el medio para robar y correr. Como Italia, el país de adopción del técnico, aunque con menos calidad. Macedonia del Norte, mientras, jugaba al estilo de Pandev, su referencia anímica, tirando de oportunismo, tratando de vencer en la guerra de guerrillas, en cada lance.
En esta tesitura, triunfó el plan de Ucrania, más afilada que su rival y con las ideas claras, con Yarmolenko y Yaremchuk entregados a la causa; con Zinchenko, tal vez más gris, pero muy trabajador. Las cosas les salieron bien en la primera parte, y en cuestión de un puñado de minutos pusieron en el marcador una distancia respetable. Marcó primero Yarmolenko, en un córner, después de estar muy avispado tras el taconazo que desvió la pelota. Aumentó la distancia Yaremchuk, cinco minutos más tarde, tras recibir un pase profundo de Yarmolenko y plantarse frente a Dimitrievski para batirle junto al poste.
A Macedonia del Norte le entró una depresión momentánea después de los dos mazazos, de la que sólo se recuperó tras la pausa. Hizo dos cambios Angelovski y cambió la fisonomía de su equipo.
Remolona Ucrania, cedió campo a los macedonios, que lo ocuparon sin complejos y sumaron llegadas peligrosas, aunque también Malinovwsky pudo marcar más las diferencias en un contragolpe ucraniano. El partido cambió definitivamente en el minuto 54, cuando un disparo de Musliu lo desvió Bushchan al larguero en una gran estirada. Pandev, oportunista siempre, acudió a ver qué cazaba en el rechace, y se encontró con un penalti a favor. Lo falló Alioski, pero la pelota le cayó de nuevo al lanzador, que a la segunda acertó con la portería.
Macedonia apretó entonces con todos sus recursos, que son limitados, y cercó la portería ucraniana. Sólo cuando Ucrania adelantó líneas se igualó de nuevo un partido que los hombres de Shevchenko pudieron sentenciar en un penalti que señaló el árbitro argentino Rapallini, en la primera visita a la pantalla del VAR de todo el campeonato, después de la pertinente consulta con el colegiado que vigila, el español Hernández Hernández. Y si el paseo hasta el monitor es noticia, no lo es tanto el fallo de Malinovskyi, porque de las cinco penas máximas lanzadas desde el comienzo, sólo Cristiano acertó a marcar. Con el error, Ucrania no pudo evitarse el sofoco del asedio final de Macedonia del Norte, que se quedó corto, tal vez porque no le daba para más. Su permanencia en el torneo pende ahora de un hilo muy fino.
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