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Mbappé busca a Mbappé

Francia, con su gran estrella junto a Benzema y Griezmann, apenas logra cuatro remates contra Alemania, que sufrió más disparos de Macedonia, Islandia o Rumanía

Diego Torres
Benzema y Mbappé observan el entrenamiento de Francia este miércoles.
Benzema y Mbappé observan el entrenamiento de Francia este miércoles.FRANCK FIFE (AFP)

Mbappé, Griezmann y Benzema componen el mejor cartel de delanteros del siglo en el fútbol europeo de selecciones. Pero en los 90 minutos que disputaron en su partido inaugural contra Alemania, este martes, entre los tres solo fueron capaces de rematar dos veces. Una de Benzema y otra de Mbappé. Sin exigir a Neuer, Francia se quedó seca. Contra los anuncios que pronosticaron una tormenta de goles, el equipo que dirige Didier Deschamps apenas logró un total de cuatro disparos. Menos de lo que ha recibido Alemania este año en cada uno de sus encuentros de clasificación para el Mundial de Catar a manos de adversarios tan modestos como Macedonia del Norte (seis tiros), Rumanía (nueve) o Islandia (siete). De no ser por el gol en contra de Hummles el partido habría acabado 0-0.

Los técnicos que trabajan para la Federación Francesa de Fútbol alertan sobre problemas individuales y colectivos. Futbolísticos y personales también. El cóctel de razones que explican la crisis del ataque tiene preocupados a muchos funcionarios en Clairefontaine. Gente que teme que la química de vestuario que alimentó al campeón del mundo en 2018 puede desvanecerse si, por ejemplo, el equipo no es capaz de ganarle a Hungría el próximo sábado, cosa que no es tan sencilla. Estos expertos alertan sobre Hungría, un equipo que ante Portugal dispuso el bloque bajo más pegajoso del campeonato, plagado de jugadores de una energía desbordante en los duelos, con un raro espíritu de solidaridad. La clase de muralla que sería infranqueable si el ataque posicional de Francia —su única debilidad en el Mundial de 2018— funciona tan mal como funcionaron sus contragolpes contra Alemania debido, en particular, a la falta de finura que mostró Kylian Mbappé.

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“Somos capaces de hacer mejores cosas con el balón”, señaló Deschamps, tras el partido. “Necesitamos más precisión y mejores desplazamientos ofensivos”. Al técnico también le inquietó advertir fisuras en la piña cuando se trataba de correr en defensa: “Es necesario que cuidemos la fuerza colectiva, más allá del talento”.

En el entorno de la federación explican que el mensaje de Deschamps reflejó el dilema táctico “diabólico”, dicen, que le planteó Alemania con múltiples opciones de salida de balón. Como para presionar arriba a Alemania necesitaba la comparecencia continuada de sus tres atacantes, y eso lo descartó, Deschamps ordenó al equipo que se agrupara en el círculo central a la espera del contragolpe, escalonando a Mbappé y a Griezmann por detrás de Benzema. Pero las ayudas de Mbappé y Benzema a sus centrocampistas fueron tan escasas que Francia, apuntan los analistas, acabó reculando hasta la frontal de su área empujada por ataques de hasta ocho jugadores alemanes. Las situaciones de ocho contra siete se sucedieron hasta extenuar a los centrocampistas.

Más temeroso de recibir el 1-1 que optimista por marcar el 0-2, en el minuto 60 Deschamps pidió a Griezmann y Mbappé que se unieran a la línea de volantes para ayudarlos a bascular en defensa. Mbappé tardó un minuto en dejar de perseguir alemanes. Griezmann se quedó solo como cuarto centrocampista incapaz de ignorar a su seleccionador, que daba gritos en la bada.

El aprieto hizo que cuando Kanté, Pogba o Rabiot recuperaban la pelota, fueran tan apurados físicamente que no conseguían encontrar a Griezmann —el delantero que más se les ofreció en su zona— para iniciar el ataque. Puesto que a sus 33 años Benzema ha perdido capacidad de recorrido, cuando bajaba a recibir ya no podía hacer la transición hasta el área rival sino que se limitaba a lanzar a Mbappé. Esto casi nunca fue sencillo porque el delantero del PSG, poco interesado en correr en defensa, se quedó demasiado descolgado como para servir de referencia en esos primeros pases. En las contadas ocasiones que lo habilitaron exhibió una preocupante falta de lucidez.

Punto final de todas las jugadas de Francia, a Mbappé le faltaron reflejos de matador. Los técnicos advierten cuatro momentos reveladores. Primero, en el gol en propia puerta de Hummels, porque es evidente que el centro de Lucas va dirigido al primer palo y Mbappé, que por su potencia iría sobrado para llegar ahí, sin embargo, se coloca por detrás del central. Segundo, en gol que le anulan por fuera de juego, Ginter da un paso adelante al ver que Pogba se prepara para asistir y Mbappé avanza en lugar de recular para no quedar offside. Tercero, cuando a la hora de partido queda fuera de juego por precipitarse cuando era evidente que Pogba, su pasador, todavía no había controlado el balón. Y cuarto, en la pelota que le roba Hummels cuando el nueve falla en el control que le habría dejado mano a mano con Neuer.

La batalla de Tuchel

Cuentan en el Paris Saint-Germain que Thomas Tuchel fue despedido después de un largo litigio con Leonardo, el director deportivo, a raíz, entre otras cosas, de la gestión de Kylian Mbappé. El entrenador, que venía intentando convencer al delantero de que no debía imitar a Neymar porque él no era un mediapunta sino un goleador, le dejó en el banquillo en tres de sus últimos cinco partidos en París. Frente al Montpellier, el Olympique de Lyón y el Lille, Mbappé permaneció en la reserva. Contra la opinión de Leonardo que, según fuentes del club, insistió en que debía ser titular siempre, Tuchel optó por medidas extremas tras verificar que en una de cada dos jugadas el futbolista desdeñaba sus descomunales condiciones para el desmarque por preferir bajar a zonas tibias a entretenerse con la pelota.

“Mbappé perdió dos años de su carrera intentando ser un diez”, aseguran en el entorno del PSG fuentes que prefieren el anonimato; “y ahora, por más que lleva meses intentando volver a ser el nueve del Mónaco, todavía no recupera todo su potencial de goleador”.

Los analistas que informan al PSG aseguran que el punta, que suma 42 goles en 47 partidos este curso con su club, posee el potencial físico y técnico para golear rivales como Alemania. Si no lo hizo, explican, fue porque perdió regularidad después del estancamiento que sufrió su carrera entre 2018 y 2020. En un intento por armar jugadas antes que por culminarlas, el muchacho dejó de repetir las rutinas de desmarque, control, conducción y tiro que constituyen el oficio de leyendas del gol como Pelé.

Durante dos años, Tuchel le insistió en que todo aquello que le haría grande como futbolista residía en la explotación de sus gigantescas virtudes como punta goleador. Si dejaba de buscar la profundidad, si prefería evitar las zonas ardientes del área para acomodarse en el mediocampo, seguiría siendo un buen jugador. Pero solo eso. Un buen jugador cualquiera.

Un día le preguntaron a Tuchel que cuál era el más talentoso de los dos, si Neymar o Mbappé. “¿Hay alguien más talentoso que Neymar?”, replicó Tuchel. “No sé si hay un talento más natural que Neymar. No creo. Lo tiene todo. Velocidad, regate, pases, remates, capacidad física...”.

Mbappé no es Neymar pero ya demostró en el Camp Nou de lo que es capaz si recobra la senda que abandonó en 2018. El mal partido de Múnich recuerda que adquirir el colmillo de un nueve no resulta tan sencillo como apretar un botón.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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