Javier Sola: “Pogacar está tocado con la varita”
Entrevista con el técnico sevillano, entrenador del mejor ciclista del mundo y gran favorito para ganar el Giro de Italia, que comienza el sábado
Nada más bajarse de la bicicleta después de un entrenamiento o de una carrera, Tadej Pogacar aprieta en el botón de send de la pantallita fijada en su manillar. Inmediatamente, al otro lado de las ondas, a cientos de kilómetros o a decenas de metros, se encuentre donde se encuentre, Javier Sola recibe un tesoro de información, decenas de datos para computar, analizar y concluir. Es la vida del ciclista moderno. Es la vida de Sola (Alcalá de Guadaira, 37 años), un científico que forma parte de la notable tradición de fisiólogos, nutricionistas, entrenadores y especialistas en rendimiento humano que desde España inundan los mejores equipos ciclistas del mundo las últimas décadas. Trabaja en el UAE y desde esta temporada, y en sustitución de otro español, Íñigo San Millán, se encarga de dirigir los entrenamientos punto del mejor ciclista del mundo, el esloveno Tadej Pogacar, ganador de manera aplastante este año de las Strade Bianche, la Volta a Catalunya y la Lieja-Bastogne-Lieja, y gran favorito para ganar el Giro de Italia, que comienza el sábado en Turín. Junto al masajista Joseba Elgezabal, el nutricionista Gorka Prieto, el biomecánico David Herrero y el director técnico Joxean Fernández Matxin, Sola es parte fundamental de la Spanish bubble en la que respira Pogacar cuando sale de su casa de Mónaco y se sumerge en concentraciones en altura y carreras con su equipo. “Los números de Pogacar son únicos”, dice en una entrevista hecha en diciembre pasado en La Nucia, en la primera concentración del equipo. “Pero a mí me llama más la atención lo rápido que se pone en forma”.
Pregunta. ¿Cómo fue que empezara a entrenar a Pogacar?
Respuesta. Somos cinco entrenadores en el equipo, y cuando se fue Íñigo San Millán al Athletic (octubre de 2023) me llamó Matxin y me dio una lista con los ciclistas que me correspondían en el nuevo reparto y estaba Tadej, como uno más.
P. ¿Se puso nervioso? ¿Temió la responsabilidad? Es como si a un tallador de diamantes el dueño de la empresa le pide que talle el diamante más valioso…
R. Como entrenador, con no estorbar, ya voy bien, luego ya veremos. Es más responsabilidad, claro, pero somos un buen grupo de trabajo de entrenadores y luego tenemos a Íñigo cerca también para cualquier duda o problema. Tadej lleva mucho tiempo con él y evidentemente le conoce mejor que yo. Trabajamos todos codo con codo. Aunque cada entrenador tenga un grupo asignado, entre todos hacemos todo al final. Todos colaboramos.
P. Empieza con él justo el año del desafío Giro-Tour, todo un cambio de costumbres… Su primer Giro, la primera vez que piensa correr dos carreras de tres semanas la misma temporada…
R. El que se haya hecho el desafío este año es porque es de las veces que hay más separación entre Giro y Tour. Son 33 días [del 26 de mayo, última etapa del Giro, en Roma, al 29 de junio, primera del Tour, en Florencia] y pensamos que es buena ventana para que pueda recuperar nada más terminar el Tour, y luego tenemos cuatro semanas para volver a construir y hacer algunos retoques. El propio Giro será carga de trabajo. Llega con solo diez días de competición [Strade, San Remo, Volta, Lieja]. Así, se presentará en el Tour con 31 días de competición y con 33 días por medio. Tendrá tiempo para asimilar. No será una preparación tan forzada como habría sido otros años. Llegará con más o menos los mismos días que otros años, aunque, claro, no es igual hacer 31 días sueltos o carreras de una semana a lo largo de tres meses que hacerlos acumulados en tres semanas. No tiene nada que ver.
P. Pero el Giro no es tan duro como otros años, tiene 10.000 metros menos de desnivel acumulado que el pasado...
R. No mata el recorrido, mata la velocidad siempre.
P. Los rivales (Geraint Thomas, Ben O’Connor, Daniel Martínez, Bardet, Tiberi, Uijtdebroeks…) no parece que sean especialmente duros…
R. Seguro que serán más duros de lo que dicen los nombres. Todos los equipos de WorldTour tienen gente de mucho nivel.
P. ¿Cómo es el cuerpo de Pogacar? ¿Qué puede decir de su fisiología?
R. Buah, está tocado por la varita. Es el mejor del mundo para mí. Es alguien... sobrenatural. Y poco más puedo decir en ese sentido.
P. ¿Nunca ha visto a nadie como él en las pruebas de esfuerzo?
R. Eso llama la atención cuando lo ves, es excepcional, pero a mí me llama más la atención lo rápido que se pone en forma. Los números, vatios, VO2max, umbrales, lactato, son espectaculares, sí, pero ves que lleva cuatro semanas de entrenamiento y, ostras, dices, este mejora más rápido que los demás. Y también asimila mejor la nutrición. Los grandes cracks todo lo asimilan mejor que los demás. La genética tiene mucho peso.
P. ¿San Millán seguirá colaborando?
R. Estará para cualquier cosa que yo le quiera preguntar. Somos compañeros, Tadej lleva mucho tiempo con él y evidentemente le conoce mejor que yo. Trabajamos todos codo con codo. Aunque cada entrenador tenga un grupo asignado, entre todos hacemos todo al final. Todos colaboramos.
P. Pogacar dice que cambiar de entrenador no supone cambio de entrenamientos para nada… ¿Siguen los conceptos de Zona 2, el Full Power Threshold, el uso del lactato como referencia en los entrenamientos por encima de los vatios y las pulsaciones?
R. Claro, claro. Tenemos una línea de trabajo común en el equipo, con algunos pequeños matices que cada entrenador pueda tener. Y los resultados que él ha tenido y el equipo en general con esta línea de trabajo están ahí. Como dicen, cuando algo va bien, mejor no tocarlo.
P. ¿Usan parches medidores de lactato permanentes en el entrenamiento?
R. Eso es una tecnología que está en desarrollo. Llegará con el tiempo. Durante el entrenamiento puede ayudar a tomar alguna decisión que ahora no se puede hasta que no se analiza la sangre, a veces tarde. Hago un intervalo de intensidad más, quito, según te vayas encontrando. Te puede preavisar de fatiga... En Sierra Nevada vemos entrenar a los hermanos Ingebrigtsen, los atletas noruegos, y después de cada intervalo se sacan sangre de la oreja, se gastan en tiras de análisis no sé cuánto, y deciden sobre la marcha si hacer más o menos según vaya saliendo.
P. También dice Pogacar que él no cree que tenga ninguna especialidad –contrarrelojista, escalador, cambio de ritmo, sprint en subida—por debajo de la otra, pero que puede mejorar en todas…
R. Sí, claro. Dada su juventud, 25 años, simplemente cada vez que vaya ganando experiencia y se vaya conociendo mejor, todos esos son rangos de mejora. Él también es muy fuerte mentalmente. Todo eso va sumando. Y cada año es mejor corredor.
P. Y, encima, en los entrenamientos, mientras los demás parece que sufren él sube haciendo wheelies, riéndose…
R. A él le gusta pasárselo bien. Yo creo que su mayor virtud es que él disfruta entrenando, disfruta compitiendo.
P. ¿No le afectará, entonces, el cansancio mental después del Giro, quizás menos controlable que el cansancio físico?
R. Sí que afecta, sí, por eso hemos quitado días de competición este año y hemos previsto después del Giro un periodo largo de asimilación, sobre todo físico y mental, y que llegue fresco, en las mejores condiciones.
P. Él asegura que físicamente se siente preparado hasta para hacer las tres grandes el mismo año, 43 días, pero no mentalmente…
R. Sí, claro. Es el tener que estar siempre con el estrés que tiene la carrera, de no fallar. Creo que al final es lo que marca un poco diferencias, ¿no?, el saber llevar ese estrés. Es que hacer tres grandes… ostras. Lo hizo Kuss el año pasado, impresionante.
P. Cuando habla de Italia, Pogacar siempre habla de cómo le gusta la pasta y la pizza, como si fuera un glotón… ¿Sufre mucho adaptándose a la nutrición ciclista, con una balanza de precisión junto al buffet de las comidas?
R. Aquí por lo menos se le ve comer bien. Lo lleva bien. Tiene un nutricionista, Gorka Prieto, que lo controla todo, y es muy riguroso. De todas maneras, que te comas una pizza de vez en cuando creo que psicológicamente es bueno para ellos incluso, que este deporte es muy duro.
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