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Baloncesto
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La NBA en Europa, un desembarco anunciado

La Euroliga debe contener la respiración hasta ver qué hacen unos cuantos de sus clubes emblemáticos, a alguno de los cuales se les ve más animados y proclives a subirse al nuevo tren

NBA
Juanma Iturriaga

Pues por fin llegó el Día N. Sin prisa, con casi todo por concretar, y sin ni siquiera poder desvelar un calendario aproximado, el comisionado de la NBA y el secretario general de la FIBA se limitaron a lo esencial. Oficializar la intención de crear una nueva competición avalada por sus dos organizaciones. No suena raro, pues del desembarco de la NBA en Europa se lleva hablando desde tiempo inmemorial, pero su verbalización supone un gran paso hacia delante que traerá consecuencias.

De entrada y por mucha educación y delicadeza que mostraron los dirigentes para no pisar ningún callo demasiado pronto, lo ya dicho es un torpedo en la línea de flotación del gran ausente, la Euroliga, que debe contener la respiración hasta ver qué hacen unos cuantos de sus clubes emblemáticos, a alguno de los cuales se les ve más animados y proclives a subirse al nuevo tren que en permanecer en el actual. En el caso del Madrid es bien sabido la fascinación de su presidente por la NBA y su antiguo deseo de asociar dos de las organizaciones deportivas más lustrosas del mundo.

No es la primera vez que se pelean la FIBA y la Euroliga. De hecho no sé si alguna vez han dejado de mirarse sin recelo. Todos recordamos la temporada 2000-01, la de la escisión, donde se creó la Euroliga y la FIBA se sacó de la chistera la Suproliga. Aquel descalzaperros duró sólo una temporada y la FIBA tuvo que recoger cable. Un cuarto de siglo después, el conflicto continúa. Ahora bien, para este nuevo asalto, los entonces perdedores se han buscado como compañero de aventura al primo de Zumosol, que son palabras mayores. La NBA es un transatlántico, con un enorme potencial para generar recursos económicos, ideal para formar un tándem que, a la espera de acciones y reacciones, huele a ganador.

Curiosamente, se pone en marcha un proyecto de competición alternativa cuando la Euroliga además de celebrar sus 25 años, vive, al menos deportivamente, su mejor momento. La temporada regular está siendo apasionante, con una enorme igualdad, con equipos clásicos como los españoles, griegos o turcos peleando con nuevas apariciones de menor pedigrí, pero igual de competitivos como Bayern o París. Pero las cuentas no siempre van de la mano de cuestiones deportivas y ahí tiene la Euroliga su punto más débil. Bien que lo sabe Adam Silver, cuya frase “es el momento” en un ambiente más distendido podría haber sido “dejadnos a nosotros que vosotros no sabéis ordeñar bien esta vaca”.

Silver y Zagklis tuvieron mucha cautela a la hora de concretar diversas cuestiones, pero sí que intentaron alejar fantasmas de una colonización excesiva que pudiese asustar a equipos y aficionados. Los detalles anunciados sobre que la liga no será cerrada, se tendrán en cuenta los méritos deportivos, se podrán compaginar competiciones nacionales con la nueva liga o que las reglas de juego serán las de la FIBA tienen la clara intención de presentar una evolución más que una ruptura.

Muchos asuntos quedan en el aire, empezando por conocer los que vayan a ser los protagonistas. Para ello parece relevante que además de crear franquicias en ciudades como París o Londres, a esta nueva liga se deberían incorporar clubes representativos que le den la consistencia histórica tan necesaria para la identificación con el aficionado. Ahora mismo todos estos equipos forman parte de la Euroliga, lo que hace necesario unos cuantos traumáticos trasvases.

Por último, cuatro escenarios futuros para considerar. 1. Dos competiciones a la vez. Malo. División. Confusión. 2. Todo queda en otra escaramuza. Improbable estando la NBA por medio. 3. Desaparece la Euroliga. Difícil de imaginar. 4. Las tres partes se ponen de acuerdo y hay jugadores, equipos y dinero para algo grande y ambicioso. Tan utópico como deseable.

Yo apuesto por la primera.

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Sobre la firma

Juanma Iturriaga
Columnista en EL PAÍS desde 1985. Exjugador profesional de baloncesto. Medalla de plata olímpica en Los Ángeles 84. Conferenciante, articulista, presentador y colaborador en diversos medios de prensa, radio y televisión.
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