_
_
_
_

Ricky Rubio vuelve al Barça

El club azulgrana, exigido por el límite del cierre de inscripciones, firma al jugador aunque respetará su recuperación en términos de salud mental

Ricky Rubio
El base Ricky Rubio, se entrena bajo la mirada del técnico del FC Barcelona. Roger Grimau, el pasado 30 de enero.Enric Fontcuberta (EFE)
Jordi Quixano

El representante de Ricky Rubio acudió este lunes a las oficinas de la ciudad deportiva del Barcelona, apremiado por el club azulgrana porque tenía hasta este miércoles para poder inscribir al jugador en la Euroliga, exigencia que no ocurre con la ACB porque el club le puede dar de alta siempre y cuando no haya tramitado 20 licencias en el curso, además de una incorporación nueva de cara a los playoffs ligueros. Y como ambos bandos estaban en la misma frecuencia, pronto se resolvió un acuerdo —sellado y anunciado este martes— que satisfizo a todos: el Barça inscribe a Ricky en la nómina de la plantilla y de las competiciones, al tiempo que se compromete a respetar el proceso de recuperación de salud mental del jugador y le da total libertad para decidir su futuro inmediato: si juega o no, si quiere firmar un nuevo contrato o no. Es, en definitiva, un por si acaso.

Entiende el Barcelona que Ricky es un valor sensacional para la plantilla y el club, un jugador diferencial que podría impulsar al equipo en este final de temporada. “Qué buena mañana se ha quedado, ¿no?”, bromeaban entre sí varios directivos del club a finales de enero, cuando se supo que el base había decidido a volver a vestirse de corto y, sobre todo, a hacerlo con la equipación de entrenamiento azulgrana, esa que utilizó entre 2009 y 2011 antes de marcharse a la NBA. El presidente Joan Laporta, días después, fue explícito: “En mi primera etapa como presidente ya le fichamos, en el club estamos muy ilusionados”. Pero nadie le pone prisa ni condiciones a Ricky, que hace unos meses dejó los Cleveland Cavaliers y se tomó un tiempo de asueto para recobrar su salud mental, pues también abandonó la concentración de la selección española porque su mente, dijo, se fue a un lugar oscuro. Pero ahora vuelve a sonreír.

“Llevo semanas dándole vueltas y tras otras tantas trabajando mente y cuerpo, y me veo con ganas y fuerza para ver cómo reacciono con un balón en mis manos”, señaló Ricky hace una semana y en las redes sociales, una vez compartió la cancha con los azulgrana, envuelto por excompañeros como Navarro (director de baloncesto del Barça) y Abrines, además de Willy, Parra y Brizuela (de la selección), e incluso del entrenador Roger Grimau. “He visto su cara y solo puedo estar feliz”, reconocía su amigo Marc Gasol el día que anunció su retirada. Algo similar a lo que expresó Grimau: “Ver a Ricky en una pista es una muy buena noticia, pero única y exclusivamente para su proceso de recuperación. Estoy feliz como persona, y también tenemos que estar muy felices de que él haya elegido a nuestro club como parte de su proceso de recuperación”. Aunque sacó su vena de entrenador: “Es un excelente jugador. Tengo que darle pocas órdenes, porque antes de que acabe la frase ya sabe lo que quiero decir”. Mensaje que aprobó la plantilla. “Es un jugador que nos puede ayudar mucho y nos hará ser mejor equipo”, convino Laprovittola, aclarando que hay que respetar sus tiempos. “Todos, y yo personalmente el primero, como amantes del baloncesto, estábamos excitados y deseando ir a entrenar por Ricky”, agregó Jabari Parker.

“El planteamiento era probarse, entrenarse y entrar en dinámica de equipo, además de que disfrutara de su deporte”, cuentan desde el entorno más próximo de Ricky; “pero con el tiempo, si todos estaban de acuerdo y entendían que puede ser útil, pues sumarse al plantel. Siempre, eso sí, anteponiendo el plano médico y su recuperación”. Condiciones que el Barcelona aceptó con los ojos cerrados, entusiasmado por la oportunidad. Pasados los días, afianzada la sintonía y con el cierre de licencias de Euroliga en el cogote, el club le pidió a Ricky poder inscribirlo en la competición europea, hacerle un contrato que es papel mojado porque no se habla de cifras sino de posibilidades. O, lo que es lo mismo, Ricky tendrá ahora un contrato como exigen los estatutos de las competiciones, pero que se revisará en el momento que el jugador se decida a jugar. Y si eso no ocurre, más de lo mismo, porque el club le da pista libre, consciente de que primero es la persona y después el jugador. Ocurre, sin embargo, que el paso de inscribirlo evidencia que Ricky se siente a gusto en el parquet, en el Barça y con la pelota naranja, también consigo mismo.

Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y X, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_