El Atlético vence al Girona con dos cañonazos sin portero, una contra y poco juego
Dos errores de Gazzaniga encarrilan la victoria de un gris Atlético ante el Girona
Dos errores de Gazzaniga, castigados con sendos cañonazos de Griezmann y Marcos Llorente, y un contragolpe culminado por Koke en el descuento dieron al Atlético su primera victoria liguera ante el Girona. Pegada y poco fútbol. Ese fue el equipo de Simeone durante la mayor parte del partido. No se atrevió el preparador argentino a alinear juntos a Griezmann, Julián Alvarez y Sorloth en el estreno del equipo en el Metropolitano. Propuso el Girona y pegaron los rojiblancos. Solo cuando el equipo de Míchel se desconectó en los últimos minutos hubo espacio para que la parroquia disfrutara de algún que otro contragolpe.
Al Atlético le queda el marcador, la victoria, al Girona la sensación de que sigue jugando muy bien, pero que ha perdido demasiados jugadores que formaban el espinazo de la temporada pasada.
Se llenó el Metropolitano, deseoso de ver a un equipo renovado en el que Julián Alvarez es el reclamo principal. Le Normand ocupó el perfil derecho de los tres centrales, Giménez el medio y Azpilicueta el izquierdo. De Paul y Barrios se anclaron en el medio. Koke fue dosificado, en lo que parece que será tónica durante el curso.
El entusiasmo de los cromos nuevos dio pronto pasó a la realidad, aunque Julián Alvarez trató de sostenerlo con un arranque adecuado a la puesta en escena de lo que debe ser un fichaje de esas características. Disparó a puerta la primera vez que pudo armar la pierna y persiguió la pelota en la presión como un meritorio. Gaseosa para el partido que estaba dispuesto a jugar el Girona. A dominar desde la pelota. Simeone renunció a Sorloth y Míchel le ganó la superioridad numérica en la salida del balón y en el centro del campo. Hundió a Oriol Romeu para que fueran cuatro contra la doble punta Griezmann y Alvarez. En el medio, también se impuso el Girona frente De Paul, Barrios y Lino. Los revoloteos de este último y Riquelme eran la única vía que encontraba el Atlético para asomarse al área de Gazzaniga.
Jugaba más el Girona, desde la finura y la inteligencia de Blind para galvanizar el fútbol desde la cueva. Quizá el Girona era un equipo más bonito de ver que afilado. Pero un conjunto que ha perdido su ancla, Aleix García, a su jugador más desequilibrante, Savinho, y a su goleador, Dobvyk, le usurpó a su rival su condición de local. Se metió en campo contrario el Girona y cerró las salidas hacia Barrios y De Paul. El partido era suyo y ya empezaba a generar centros laterales con Arnau y Tsygankov que no encontraron a Abel Ruiz.
El Atlético ni arañaba, pero el fútbol le regaló un gol de un mero pelotazo de Le Normand. Más bien la dádiva fue de Gazzaniga, la primera de las dos que definieron el partido. Primero midió mal la salida y cometió manos fuera del área porque se tragó el bote de la pelota. Después porque se colocó mal y reaccionó tarde al disparo de Griezmann, que le buscó el palo que no tapaba. De la nada, el Atlético se puso por delante en el marcador poco antes del descanso. Abel Ruiz, tan fino como siempre para el juego combinativo y tan tibio con el gol, inquietó a Oblak antes del intermedio.
No tardó Gazzaniga en brindarle el segundo tanto al Atlético. Marcos Llorente, en su primera incorporación a campo abierto, descerrajó un derechazo que se tragó el meta argentino. Recibió la sacudida de Llorente con las piernas encogidas y las manos blandas.
No mutó el pelaje del partido. El Girona seguía metiendo al Atlético en su campo, aunque con la misma falta de dinamita. Los cambios de Simeone sirvieron para comprobar que Gallagher tiene esas piernas y esa energía que tanto aprecia su nuevo entrenador. También entró Koke, cuya ausencia siempre deja la duda de si el equipo se acostumbra a jugar sin él. Por lo que se vio en el primer tiempo y parte del segundo, sus compañeros no parecen acostumbrarse.
También buscó Míchel darle una vuelta de tuerca a ese dominio inane con un triple cambio. Nada. Bien hasta el área de Oblak y falta de pellizco para hacer daño de verdad. Solo se desplomó el Girona en el tramo final. Para entonces ya estaba Sorloth en el campo, que se reivindicó con un par de carreras y desmarques que estiraron al equipo y mostraron a su entrenador que puede ser menos preventivo y más ambicioso.
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