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Tentoglou aprovecha la pista mágica de los Europeos de atletismo de Roma para saltar 8,65 metros, décima mejor marca de la historia

“Estos pasillos perjudican a los saltadores más rápidos”, explica Iván Pedroso sobre los andamios del Estadio Olímpico. “Saltar ahí es como hacerse trampas al solitario”, dice Ramón Cid

Tentoglou vuela en uno de sus saltos en el Olímpico de Roma.
Tentoglou vuela en uno de sus saltos en el Olímpico de Roma.Aleksandra Szmigiel (REUTERS)
Carlos Arribas

El récord de Europa de salto de longitud en pista cubierta está en poder de un alemán casi anónimo, Sebastian Bayer, que hace 15 años saltó 8,71m en Turín, durante los Campeonatos de Europa, y el viernes, cuando las calificaciones de saltos, no fueron pocos los que se acordaron del salto mágico de aquel alemán, el noveno más largo de la historia, igualado con el mejor de Iván Pedroso al aire libre. La memoria, mala, la despertaba la pista portátil instalada en una estructura sobreelevada más de dos metros sobre la cancha, un andamio tapado por lonas, en un lateral del Estadio Olímpico, pasillo flotante, zona de batida que hacía temblar las cámaras cuando las pisaban los atletas, y se transforma en un trampolín para quien se apoya en el punto G, de falta de gravedad, con batida más lenta y mantenida. Un efecto rebote que les lanza, literalmente, despedidos, que se hace trampa en la que se hunde el pie de quien apoya en el lugar equivocado.

En ella naufragó Eusebio Cáceres, lesionado, en la final del sábado (7,54m y dos nulos), y en ella, claro y fuerte en el punto G, el campeón olímpico y mundial Miltiadis Tentoglou consiguió su tercer oro europeo con un salto de 8,65 metros (dos veces lo clavó), a ritmo de sirtaki y con viento en contra, casi nulo. Y el medallista de plata, en el mejor concurso de la historia en unos europeos saltó 8,38m. Se trata del hombre araña, Mattia Furlani, romano de 19 años, el fenómeno favorito de la afición, que hace unas semanas, en una pista sólida, labrada en la tierra de Savona, había saltado 8,36m, récord mundial júnior, distancia que superó por dos centímetros.

En ella tendrán que bailar y encontrar el oro el domingo los mejores españoles, los triplistas Ana Peleteiro, en la final femenina (21.04) y Jordan Díaz, en la calificación masculina (10.45).

“Pista hueca al aire libre equivale a hacerse trampas al solitario”, resume Ramón Cid, triplista, y plusmarquista nacional en su juventud, y actual entrenador de María Vicente. “En la calificación, con vientos contrarios, casi se queda fuera Eusebio Cáceres, con 7,98m… Con solo un metro de viento a favor se pueden ver marcas extraordinarias”. Y Cid repasa la lista de marcas, excelentes, conseguidas el viernes por la mañana, los 8,41m del suizo Simon Ehammer, la mejor marca mundial del año, o los 8,18m de Jacob Fincham, un británico de 27 años que solo ha superado cinco veces los ocho metros en su carrera y tiene una mejor marca de 8,20m, o los 8,10m del portugués Gerson Baldé, su mejor marca al aire libre.

Con este implante, dicen los organizadores, buscamos generar una experiencia más inmersiva a los espectadores, pero los que conocen las dificultades que hubo que superar para organizar los Europeos en el Estadio Olímpico, corrigen la explicación y recuerdan que la solución del andamio era la única posible para no perjudicar los intereses de la Roma y el Lazio, los dos equipos de fútbol que comparten su uso durante la temporada, pues con ella se cubren las 10 primeras filas de asientos de la tribuna Tevere, la del Este, que, si no, habría que haber arrancado.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.
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