El Arsenal frustra el anhelo del Manchester City por llegar al sextete
El cuadro londinense empata la Community Shield en el último suspiro y se lleva el triunfo en la tanda de penaltis
El anhelo del Manchester City de llegar al sextete se topó con la apasionada convicción del Arsenal, que le birló el triunfo en la Community Shield, la Supercopa inglesa, con un afortunado gol en el ocaso del partido (1-1) y una mayor pericia en la tanda de penaltis de una competición en la que no estaba prevista la prórroga, una decisión que razonaron ambos equipos sobre el terreno de juego: depararon un partido flojo en el que varios protagonistas estuvieron muy por debajo de su nivel. Con todo, la victoria del Arsenal deja de cara al inicio de la Premier el próximo viernes una advertencia al mejor equipo de la pasada temporada. El City semeja entre hastiado y aletargado. Ya antes de la cita de este domingo en Wembley se había quejado Guardiola de que el tiempo de descanso había sido escaso y que los calendarios cada vez exigen más y mayores esfuerzos, sobre todo al que no cesa de ganar.
El partido tuvo un punto plomizo, sobre todo en un inicio en el que el City rebajó el ritmo. El ajedrez táctico le invitó a atraer al rival a su propia área, pero el Arsenal, escarmentado por pasados vapuleos, no picó. Apenas se destapó y obligó al City a percutir sobre una defensa cerrada. Sin velocidad en la circulación de la pelota el equipo de Guardiola se adocenó. Que ya no esté Gündogan o que estuviese fuera del once Kevin De Bruyne, renqueante tras la lesión de la final de la Champions no haya tenido vuelo en la pretemporada, tampoco ayudó a que broten precisión y profundidad.
El Arsenal apenas sufrió por sus errores, por un fallo en la entrega en zona sensible que originó un disparo desde la frontal de Rodri o algún problema para sujetar a Bernardo Silva en el flanco izquierdo. Y supo crecer, primero sin balón y después con él. Havertz puso por dos veces a prueba a Stefan Ortega, el meta alemán de padre español en el que confió Guardiola para darle un respiro a Ederson. El partido le deparó cada vez más complicaciones al City y propició las maniobras de Guardiola, que tras percibir que no recuperaba el control en el inicio de las segunda parte retiró del campo nada menos que a Grealish y a Haaland. En realidad ninguno de los dos había tocado bola. Con Foden en el campo el campeón encontró algo más de fútbol por dentro. Cuando entró Kevin de Bruyne, aún visiblemente lejos de su mejor forma, empezó no solo a juntar pases sino a encontrar espacios entre las líneas del oponente. Encontraron el premio con un gol de Cole Palmer, un chico que hace apenas menos de un mes se batía contra España en la final del Europeo sub-21 que se llevó Inglaterra.
Palmer desató su zurda con un disparo colocado que resultó imposible para el meta Ramsdale. El marcador indicaba que faltaban trece minutos hasta el noventa, no hasta el final. En Inglaterra han decidido que los criterios de prolongación de los partidos serán esta campaña similares a los que se emplearon en el último Mundial. Cuando llegado el tiempo añadido el cuarto árbitro levantó el marcador luminoso con un ocho, Guardiola protestó entre aspavientos. Un choque cabeza contra cabeza entre Walker y Thomas llevó el partido hasta el minuto 101. Fue en ese largo epílogo cuando el Arsenal tuvo la paciencia suficiente para madurar jugadas, forzar dos saques de esquina consecutivos y encontrar en el segundo el empate tras un inocuo disparo de Trossard que se envenenó al tropezar en Akanji.
La fortuna auxilió al Arsenal y premió su coraje e insistencia. También su supervivencia porque Foden había tenido la sentencia en un mano a mano que le regaló Julián Álvarez y ante el que Ramsdale se hizo enorme. El empate fue el preludio de una tanda de penaltis en la que el Arsenal no necesitó lanzar cinco veces. De Bruyne envió su disparo al larguero y el de Rodri lo detuvo Ramsdale. Suficiente para que los gunners quebrasen su nefasta racha ante el City de una victoria y ocho derrotas en los nueve partidos anteriores, alzasen el tercer título de la era de Mikel Arteta como entrenador del club y mostrasen al mundo que el Manchester City no es infalible. Al menos ya ha perdido tres Community Shield consecutivas.
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