Jonas Vingegaard: “Es muy bueno para los dos que existamos Pogacar y yo, nos hace más fuertes”
Entrevista al ganador del Tour de Francia, que valora la gran rivalidad con el esloveno Tadej Pogacar, al que ha derrotado por segunda vez, y las virtudes de la planificación de su equipo, el Jumbo: “Sólo teníamos que seguir creyendo, y seguir creyendo que el plan funcionaría en algún momento. Creíamos en nuestro plan”
Jonas Vingegaard, danés, 26 años, pescadero de joven, esposo de Trine, padre de Frida, es como esos seres tan envidiables que un 12 de diciembre, por decir un día, saben dónde estarán y lo que estarán haciendo a las 17.15 del 3 de mayo del año siguiente, por poner otro día, y con unos años de antelación ya tiene alquilado el apartamento para pasar las vacaciones, siempre el mejor, al mejor precio, y en primero de Historias, a los 17 años, ya había decidido con su novia que se harían egiptólogos y los pasos que darían para acabar excavando una pirámide, y lo hacían. Y quizás el 23 de febrero pasado, cuando comenzó el año bajo una nevada en Lugo corriendo O Gran Camiño ya adivinaba que cinco meses después, el 23 de julio, estaría haciéndose una foto para la portada de L’Équipe vistiendo un maillot amarillo y sujetando un girasol más amarillo aún (sutil homenaje a su Jumbo, equipo neerlandés, a través de su Van Gogh) en el patio de un hotel en medio de la campiña francesa, donde ha dormido en el traslado de los Vosgos a París. Faltan cinco horas para que comience en el velódromo olímpico de Saint Quentin, en la calle Laurent Fignon, la última etapa de su segundo Tour victorioso. Lo ha ganado por 5m 17s sobre el segundo, Tadej Pogacar. La mayor diferencia desde 2014. Viste una camiseta oscura con tres franjas de color, como una bandera, rosa, amarillo, rojo, en el pecho, en referencia a sus Tours, y al Giro y a las Vueltas ganados por su compañero Jumbo Primoz Roglic. La noche del sábado, llegados a las 22.30 de Le Markstein, le dio primero un trago a una cerveza compartida con los mecánicos del equipo; después lo celebró en la cena con los compañeros bebiéndose una “gran” cerveza de verdad, una Westmalle, trapista de 9,5% de alcohol, para trasegar un buen pedazo de carne y unas croquetas en la cena. “Por primera vez en muchos meses comimos sin pensar tanto en cuáles eran los valores nutricionales correctos, sino lo que nos apetecía comer. Hora de disfrutar”, dice Vingegaard, que terminó la cena con un discurso de agradecimiento a sus compañeros. “Les dije que estaba muy orgulloso de ellos, que estaba muy orgulloso de cómo corrimos como equipo, de cómo seguimos el plan y todo el mundo lo apoyó. Y, por supuesto, les di las gracias a todos”.
Pregunta. Plan, plan… ¿Es así? ¿Hace cinco meses ya sabía lo que iba a hacer cada día, cada hora del año que empezaba?
Respuesta. Sí, sí. Todo lo que he hecho este año ha sido una especie de, yo no diría preparación para el Tour de Francia, porque también quería ganar otras carreras, obviamente, pero el gran objetivo era el Tour y todo lo que hemos hecho fue por el Tour. Y sí, estoy muy contento de cómo fue todo, ganando en Galicia, la Itzulia, la Dauphiné… Y ahora el Tour, por supuesto. Ha sido un año realmente increíble.
P. ¿En su vida no hay lugar para lo inesperado? ¿Está todo planificado?
R. Sí, la mayoría de las veces, en diciembre, en el campo de entrenamiento, hacemos un plan anual y, básicamente, durante la primera mitad del año ya sé lo que tengo que hacer, cuándo lo hago, y cómo, a dónde voy, dónde estoy en cada momento. Siempre sé con tiempo cuándo viajo, y soy bastante estricto. Lo sabemos con mucha antelación. Así que es bastante fácil de gestionar.
P. ¿Y es también así en su vida cotidiana, de pareja, de familia? ¿No tiene días en los que no sabe qué hará el día siguiente?
R. No tan a menudo como para que haya hueco para la sorpresa. No es frecuente que nos vayamos de viaje a una ciudad o algo así, pero a veces decimos por la noche que queremos ir a comer a algún sitio. Entonces vamos a un restaurante, eso es quizá lo más impulsivo que hacemos, algo así.
P. Pogacar confesó el sábado que el fin de semana en los Alpes, Grand Colombier, Joux Plane y Mont Blanc, ya sabía que no estaba bien, que iba a peor cada día. ¿Se dio cuenta usted, notó, que no era el gran Tadej?
R. No lo sé. Quiero decir, creo que seguía estando a un nivel muy, muy alto. Fue una pelea superbuena la que tuvimos. Y estoy contento con la rivalidad que he tenido aquí con él.
P. Pero aun oliéndoselo, no atacó, eligió seguir el plan pacientemente, golpear en la contrarreloj el martes, rematar en el col de la Loze al día siguiente…
R. Cuando empezamos el año, creímos que sería capaz de ganar el Tour de Francia. Por supuesto, nunca se puede estar seguro al 100%, pero simplemente creímos en ello, y eso es lo único. Si dejas de creer, no ganas. Sólo teníamos que seguir creyendo, y seguir creyendo que el plan funcionaría en algún momento. Creíamos en nuestro plan. Realmente creíamos en él y lo seguimos todos los días. Siempre intentábamos luchar por la victoria, obviamente, pero estábamos dispuestos a morir en el intento. Morir con el plan. Algunos días teníamos el plan de ser defensivos, y es lo que hicimos. Si le hubiera visto débil, quizás lo habría intentado, pero yo no lo noté.
P. ¿Nunca tiene tentaciones de arrancarse el pinganillo de la oreja y lanzarse a la aventura?
R. No, no, pero los directores también me dicen a veces que si siento que hay un momento para atacar, que me ponga a ello, aunque no esté planeado.
P. Pero, aparte, se le ha visto más confiado en sus posibilidades que el año pasado, más sereno…
R. Sí, creo que tenía más confianza. Estaba más relajado este año. Más... Sí, ¿cómo se dice? Sólo esas dos cosas. Realmente creía en el plan, y eso me dio mucha confianza, mucha mindfulness…, mucha calma.
P. Ayuda pensar, por ejemplo, si no gano, no pasa nada, ya gané el año pasado. ¿Pensó así?
R. Sí, sí. Si gano, gano, y si no, pues no hay nada que hacer. Si pierdes contra el mejor, así son las cosas. Por suerte, entonces podría decir, pero sí, lo gané el año pasado, entonces no sería una vergüenza.
P. Desde fuera daba la impresión de un intercambio de personalidades, Pogacar más defensivo, usted más atacante… Como si fueran dos personas que se conocen tanto que quieren ser como el otro…
R. En efecto. Tadej fue muy agresivo el año pasado y yo muy defensivo… Y ahora nos hemos acercado al centro. Él es un poco menos agresivo, tal vez, y yo un poco más… Me ha gustado que un día saliera al ataque y yo al día siguiente. Fue una buena pelea. Muy bonita para el espectador. Y también Tadej y yo creo que hemos disfrutado mucho del combate que hemos tenido aquí.
P. ¿El sentimiento que le deja la victoria en su segundo Tour está siendo distinto al del año pasado?
R. Sí, el año pasado fue diferente porque era la primera vez y sentí, sobre todo, alivio, y este año el sentimiento es del estilo de qué superfeliz estoy y superorgulloso de haber ganado el Tour otra vez. Y quizás sea más importante ganarlo por segunda vez, pero de alguna manera, fue mucho mayor el suspiro de alivio el año pasado.
P. En su fuero interno quizás ya supiera que iba a ganar, pero quizás los aficionados no lo verían así. ¿Su victoria fue una confirmación ante ellos?
P. Para ser sincero, realmente no pienso en lo que puedan pensar los demás. Sólo me centro en mí mismo. Creímos que podía volver a ganar el Tour de Francia e hicimos el plan para ello y realmente fuimos a por ello. No pienso que fuera por confirmar ni nada de eso. Sólo pensaba en intentar volver a ganar el Tour de Francia.
P. El año pasado, su equipo salió con dos líderes, Roglic y usted. ¿Ha estado más a gusto este, solo usted al mando?
R. Sí, quiero decir, por supuesto, para mí, es diferente. Sólo tienes que pensar en ti mismo. Y también, tal vez nuestro plan tenía que ser diferente de lo que fue el año pasado. Puedes correr diferente con dos líderes, por supuesto. En ese sentido, es diferente, y también hay más presión sobre mí, pero no tengo ningún problema para manejar la presión. Así que, en ese sentido, para mí no importa si hay más o menos presión.
P. Estaba preparado.
R. Sí, exactamente. Creo que este año también demostré que puedo... Si no puedes manejar la presión, nunca ganarás el Tour de Francia, en primer lugar. Pero, sí, como funcioné todo este año, y no solo en el Tour, creo que demostré, una vez más, que puedo manejarla.
P. ¿Podría haber hecho lo mismo el año pasado sin Roglic?
R. Creo que estaba en un momento diferente, no tenía tanta confianza como este. Creo ahora mucho más en mis puntos fuertes como ciclista. Sólo tenía que intentar sacar lo mejor de mí.
P. Dentro de un par de meses deberá empezar a pensar en el Tour de 2024. ¿Cómo afronta ese momento? ¿Con el fastidio de volver a empezar otra vez la misma rutina? ¿Con ilusión?
R. No, más bien lo espero con impaciencia, porque también disfruto de la preparación del Tour de Francia. Es algo muy especial, la forma en que nos preparamos. Y siempre estoy intentando ver cómo puedo mejorar aún más y encontrar los pequeños detalles que marquen la diferencia. Me encanta esta parte del año.
P. ¿Qué sería de su vida si Pogacar no existiera?
R. Estoy muy contento de que él exista, porque, tal y como están las cosas, él y yo somos los más fuertes del Tour de Francia. Es bueno para mí y para él también que nos tengamos el uno al otro, y también para la carrera, porque creo que no habría demasiada emoción si uno de los dos no estuviera aquí.
P. ¿Es una relación simbiótica? ¿Usted le hace más fuerte a él y él a usted?
R. Sí, sí. Se puede decir así. Nos hace más fuertes a los dos. Exacto.
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