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“Vengo con las mismas ganas de competir de siempre”: Miami enloquece en la bienvenida a Messi

El Inter presenta al jugador ante un estadio a rebosar con un espectáculo pasado por agua en el que participó Beckham

Desde la izquierda, en primer término, Jorge Mas, Lionel Messi, con su nueva camiseta, Jose Mas y David Beckham, el domingo en Fort Lauderdale, en la presentación del fichaje del jugador.Foto: CRISTOBAL HERRERA-ULASHKEVICH (EFE) | Vídeo: EPV
Iker Seisdedos
Fort Lauderdale (Florida) -

La Messi League Soccer, liga estadounidense de fútbol anteriormente conocida como Major League Soccer (MLS, en cualquier caso), echó andar accidentadamente en la tormentosa noche del domingo en Fort Lauderdale, sede del estadio del Inter de Miami. El equipo presentaba a su nuevo fichaje: un tal Lionel Messi, siete veces Balón de Oro y reciente campeón del mundo con Argentina.

Ante un estadio bajo la lluvia, a rebosar de aficionados con camisetas del Inter, del Barça o de la selección albiceleste, todas ellas con el 10 a la espalda, el dueño del club, Jorge Mas, exclamó desde una plataforma colocada en mitad de la cancha que a partir de ahora, Messi será también “el 10 de Estados Unidos”. Dijo además que la tormenta que a punto estuvo de dar al traste con el evento era en realidad de “agua bendita”.

El delantero argentino enfiló entonces con parsimonia la pasarela solo hasta su mitad, la mitad resguardada de la lluvia. Se fundió en un abrazo con David Beckham, director deportivo del club y el hombre cuyos pasos ha decidido seguir al mudarse a Miami (y no volver a Barcelona; tampoco ir a Arabia Saudí), y prometió: “Vengo con las ganas que tuve siempre de ganar, de competir. Estoy muy feliz de haber elegido esta ciudad para mudarme con mi familia. Van a suceder cosas muy lindas y la vamos a pasar muy bien”.

Ahí entró un vídeo con un notable desfile de personalidades para darle la bienvenida: deportistas como Tom Brady, Stephen Curry o Juan Martín Del Potro, los músicos Gloria y Emilio Estefan, Alejandro Sanz, Maluma, J Balvin o Marc Anthony, y el alcalde de Miami, Francis Suárez, candidato republicano a las presidenciales de 2024. Saltaron al campo las familias del delantero, de Beckham, y de Sergio Busquets, el otro gran fichaje del club para esta temporada. Más abrazos y más saludos al público... y en cuanto pudieron, todos salieron en busca de un techo bajo el que refugiarse.

Aficionados del Inter de Miami con la efigie de su nueva estrella, Lionel Messi.
Aficionados del Inter de Miami con la efigie de su nueva estrella, Lionel Messi.CRISTOBAL HERRERA-ULASHKEVICH (EFE)

La lluvia retrasó el comienzo de un espectáculo que, en vista de las copiosas precipitaciones, pudo haberse llamado El arca de Lionel salvo porque ya lo habían bautizado como PresentaSÍón (por lo que sea, el club ha decidido convertir el “sí” del astro en su principal argumento de marketing). Su inicio estaba anunciado para las 20.00, y la apertura de puertas, para dos horas antes. Y las puertas se abrieron, en efecto, pero sobre todo se abrieron los cielos.

Una tormenta de proporciones bíblicas hizo correr a los aficionados más madrugadores en busca de refugio en los pocos lugares bajo techo del estadio semiabierto DRV PNK de Fort Lauderdale, a 40 kilómetros del centro de Miami, en el que juega el Inter mientras proyectan y construyen una nueva cancha. Muchos tuvieron que esperar en los coches, mientras los rayos partían durante un buen rato y cada vez más cerca, y los locales lo vivían todo con la resignación que solo da la costumbre. Una hora y media después, se permitió finalmente el acceso a las gradas.

Superada la incertidumbre sobre si la cosa finalmente tendría o no lugar, empezó la fiesta estilo Miami, con dj’s, reaggetón, fuegos artificiales, discursos, cochazos tuneados con el rosa Inter, las actuación del músico Camilo y la pasión de una hinchada mayoritariamente latina que coreaba el nombre de su nuevo ídolo y que sigue pellizcándose cada mañana desde que el astro dio el “sí, quiero” a Mas, empresario cubanoestadounidense que también es presidente del Zaragoza. Para señalar el día, la mañana del domingo amaneció con los periódicos de la ciudad enfundados en una publicidad que decía simplemente “Bienvenido MesSÍ”.

Cosas de familia

El jugador ha firmado un contrato por dos años y medio con un sueldo por temporada de entre 50 y 60 millones de dólares; menos de lo que le esperaba, a sus 36 años, si hubiera sucumbido a los cantos de sirena de Arabia Saudí. En el pacto se incluye una participación en el equipo cuando se retire y un porcentaje que no ha trascendido de los derechos de retransmisión global, propiedad de Apple TV, y de la venta de equipación deportiva de Adidas.

Además de conquistar glorias competitivas para su nuevo club, al que llega tras dos años en el Paris Saint Germain y toda una vida en el Barcelona, Messi tiene también el encargo de llevar a otro nivel la liga MLS y el fútbol en Estados Unidos, un país en el que el deporte (”el mejor deporte del mundo”, dijo Beckham cuando tomó la palabra) nunca ha llegado a cuajar del todo.

A primera hora de la tarde, Nelson Rodríguez, presidente ejecutivo de la MLS, sentenció en un encuentro con la prensa (no toda la prensa, por suerte, pues había 600 periodistas acreditados para el evento) que había llegado al fin la hora de que el mundo fijase su vista sobre esta parte del planeta a la hora de hablar de fútbol. Y recitó de corrido la serie de eventos que cree que contribuirán a cumplir sus vaticinios: la celebración en Estados Unidos de la Copa América de selecciones, el año que viene; del Mundial de clubes, al siguiente; del Mundial masculino de selecciones, del que el país será sede en 2026, junto a México y Canadá; y en 2027, del Mundial femenino.

Rodríguez ofreció además una razón no tan obvia a simple vista para explicar por qué Messi ha decidido venirse al sur de Florida. Está oculta en un vídeo que se hizo público esta semana en el que sale el astro junto a su esposa, Antonella Roccuzzo, y sus tres revoltosos hijos mientras hacen la compra en un supermercado. Se ve tranquilo el jugador, que deambula despreocupado por los pasillos. “Cuando me lo enviaron”, explicó Rodríguez, “pensé que esa era el mejor reclamo para atraer a nuevas estrellas. Aquí pueden venir, saben que nadie los acosará”.

Mas ya había explicado en una entrevista con EL PAÍS que un argumento importante en su cortejo de tres años había consistido en hacer ver al delantero que en la ecuación entraba como una prioridad su vida familiar. En el espectáculo de su presentación quedó claro; no es ya que la hinchada del Inter se haga llamar La Familia, es que “familia” fue, cosas de futbolistas en la edad madura, tal vez la palabra más repetida en los discursos.

La prueba definitiva llegó pasadas las 22:00, cuando Messi saltó al césped. Lo hizo acompañado de sus hijos, Thiago, Mateo y Ciro, y de los de Busquets, y le dio un par de toques al balón. No fue gran cosa, salvo porque al fin pudo ver jugar a su nuevo ídolo Miami, donde la canción del verano podría ser la versión adaptada por el Inter del tema Muchachos que acompañó a Argentina en su viaje a la gloria del campeonato del mundo en Qatar. Habrá otra oportunidad en el primer entrenamiento, previsto para el martes. Pero sobre todo, en el partido inaugural del 10 con la camiseta del Inter. Es el viernes, un encuentro contra el equipo mexicano Cruz Azul con motivo de la Leagues Cup, competición norteamericana de clubes.

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Sobre la firma

Iker Seisdedos
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Licenciado en Derecho Económico por la Universidad de Deusto y máster de Periodismo UAM / EL PAÍS, trabaja en el diario desde 2004, casi siempre vinculado al área cultural. Tras su paso por las secciones El Viajero, Tentaciones y El País Semanal, ha sido redactor jefe de Domingo, Ideas, Cultura y Babelia.

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