Benítez quiere trabajar en el Celta con el libreto que hizo campeón al Valencia hace 20 años
El técnico madrileño inicia su camino en Vigo con idea de construir una nueva identidad en un equipo acostumbrado a sufrir y que cierra el traspaso de Javi Galán al Atlético
“No se trata del Celta. Es un éxito de España”, anticipó Carlos Mouriño, presidente del Celta, para glosar el regreso de Rafael Benítez a la Liga. Vuelve el entrenador español que más prestigio se ha labrado en el exterior, donde apenas abrió un paréntesis de 25 partidos para dirigir hace ocho años al Real Madrid y lo hace ahora para hacerse cargo de “un proyecto a largo plazo” en un equipo por el que han pasado 18 técnicos desde que Mouriño se hizo cargo de la presidencia hace 17 años. En la puesta de largo celebrada este lunes en Vigo, Benítez ponderó la importancia de ser el entrenador del Celta en el año de su centenario, pero justo al momento miró a su nuevo presidente y le espetó con una sonrisilla: “Bueno, ojalá llegue. Aguantaré el año…”.
Es la primera vez que Mouriño le firma un contrato trianual a un entrenador. El elegido tiene 63 años y una cotización ganada a pulso, incluso a pesar de su último fiasco en el Everton, donde apenas dirigió 22 partidos y ganó siete antes de ser destituido en enero del año pasado. “Tuve más de veinte ofertas desde entonces, muchas de muy lejos y por mucho dinero, Pero quería estar en una gran liga y cerca de mi familia, con un proyecto en el que se trabaje desde el sentido común”, explica Benítez. Ese plan es el que le presenta el Celta, salvado por los pelos del descenso la pasada campaña y para el que el entrenador madrileño tiene un plan. Se trata de construir una nueva identidad en un equipo en el que detectó dos idearios la pasada campaña, más intenso con Coudet, más ordenado con Carvalhal. Entre medias quiere situarse Benítez, que habla de “equilibrio” y toma un ejemplo: “Alguna cosita hice en Valencia”.
En el club de Mestalla alzó dos Ligas y una Copa de la Uefa entre 2002 y 2004. “¿Cómo era aquel equipo?, se pregunta el nuevo entrenador del Celta. Y se contesta: “Tenía mucho ritmo, mucha intensidad, presionaba al rival ya fuese en bloque alto, medio o bajo según lo requiriese la situación de cada partido. Eso es lo que me gusta. Mover el balón con ritmo, con calidad y buenos posicionamientos, pero eso hay que entrenarlo”, advierte. Al Celta llega un técnico con bien ganada fama de concienzudo y que en su presentación dejó claro que no está para fruslerías. “Los modelos de juego cambian. Ahora el reglamento te da la oportunidad de que los defensas se metan en el área propia para sacar el balón desde allí y ya parece que es una obligación hacerlo, pero sólo el 1% de las salidas desde atrás acaban en gol en la portería contraria y se pierden un 57%, se encaja en un 2% y en un 8% te generan una ocasión de gol”. Benítez ya manejaba el dato antes de que se pusiese de moda. Y deja entrever que sigue por delante de las tendencias que marca la pelota. “Digamos que estamos al día de lo que pasa”, zanja.
El Celta será un equipo que mueva la pelota, vivo, atento a las transiciones, con un módulo táctico que partirá de cuatro hombres en el fondo (“podemos jugar con cinco, pero habrá que entrenarlo”, advierte Benítez) y que jugará el balón “sin hacer cosas raras”. Y completa su nuevo entrenador que sin excesivas exigencias clasificatorias, más allá de las de mantener la categoría, una Primera División en la que es uno de los ocho equipos que acampan en ella en las últimas once campañas. “Me gusta competir para ganar, pero aquí sabes cual es la situación. Iremos partido a partido. Aquí de lo que me hablan es de hacer crecer un equipo, de estructurar una plantilla”, quiso rebajar en su primer día al frente del equipo.
En ese estreno, Benítez se ha encontrado con una importante pieza traspasada. Javi Galán, indiscutible lateral zurdo, se va al Atlético en un acuerdo cerrado en torno a los cinco millones de euros y los derechos de Manu Sánchez, zaguero colchonero que jugó el ejercicio pasado cedido en Osasuna. El próximo en salir puede ser Gabri Veiga. “Estoy encantado de que esté con nosotros, pero nadie sabe lo que va a pasar”, asume Benítez, que dentro de un par de semanas se cruzará con el Al-Nassr en un partido en el que, por contrato, deberá alinearse Cristiano Ronaldo, el mismo con el que disertó en el Real Madrid sobre su manera de tirar las faltas y del que advirtió que tras su marcha las estadísticas de acierto empeoraron.
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