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Xak, mejor especialista español de break dance: “A veces pienso que somos superhéroes”

Entrevista con el ‘b-boy’ de Lucena, de 36 años y noveno en el ránking de clasificación para los Juegos Olímpicos de París: “Hay vida en el breaking después de los 35″

Xak
Xak, en el CAR de Madrid, el jueves pasado, en una imagen de multiexposición.Samuel Sánchez
Carlos Arribas

Juan de la Torre Sánchez, en las aulas y en el despacho; Xak, en la calle. Desde los 15 hasta los 29 así era la vida en Lucena (Córdoba) de uno de los deportistas españoles que probablemente participará dentro de 13 meses en los Juegos Olímpicos de París. Abogado en el despacho familiar y b-boy (practicante de break) en las aceras. Batallas nocturnas, desafíos, miradas y pasos. Molino. Americano. Six step. Rap. Funk. Breaks. Pleitos matinales. Fiscales bien armados. Leyes. Una contradicción imposible. Una elección. Una ruptura. Una lucha interior. “Sentía que una cosa me tiraba de un brazo y otra del otro y no estaba siendo yo”, dice. Habla Xak. Ganó Xak. Perdió Juan de la Torre. Ganaron el break y el deporte español. Xak es noveno del ránking mundial, medallista de bronce en el último Europeo, la primera medalla del break español. Dos rupturas. La personal, de Juan a Xak. La colectiva. El salto del break de los guetos desheredados del Bronx, de las escaleras rotas de Medellín, de los jóvenes sin esperanza, a los focos y al cypher (círculo de combate) aséptico de los Juegos Olímpicos, el brillo de las medallas en desafíos 1vs1 (uno contra uno). La rebeldía, asimilada, engullida por el sistema, que engorda. Xak tiene 36 años. Tiene un mensaje: “Hay vida después de los 35. A veces pienso que somos superhéroes, parece que tenemos superpoderes”, proclama el deportista, al que unas molestias impidieron ser el fin de semana pasado uno de los 240 participantes y defender su título en el evento internacional de Madrid Urban Sports (MUS). Regresará a la competició en Nowy Sącz (Cracovia), en los Juegos Europeos, el día 26.

Pregunta. El break nació en el Bronx como grito de rebeldía, de protesta. ¿Su presencia en los Juegos no lo domestica en cierta manera?

Respuesta. La plataforma olímpica ni lo domestica ni lo transforma, simplemente lo adapta. El break para mí no deja de ser un baile, no deja de ser arte, no deja de ser una forma de expresión, y su esencia es esa. Ahora, que yo lo pueda llevar a un teatro y se convierta en danza-teatro; que lo pueda llevar a Ibiza, a una discoteca, y se convierta en animación; que lo pueda llevar a los Juegos y se convierta en un deporte, es simplemente una ligera adaptación.

P. ¿El que haya unas normas y un jurado que valore, no le quita veracidad?

R. Cambia lo que sería la esencia del break, pero creo que esto no está provocado ni por el deporte, ni por los Juegos Olímpicos, ni por las marcas. Una competición de cualquier índole en la que pones un jurado que decide quién gana desvirtúa la esencia del break. El break no es eso. El break no es competir, no es un ganador, un perdedor, una medalla o una recompensa económica; el break es una forma de vida, es una manera de conocerte a ti mismo, es una forma de expresarse. Por eso una de las cosas que se valora es que muestres tu propio lenguaje. Por eso es algo muy personal: tienes que conocerte a ti mismo. Esa sería para mí la esencia.

P. Sale del bufete de abogados para respirar en la calle y ahora regresa a un mundo regulado, con normas…

R. En el bufete, no me dio tiempo a estar hasta las narices pero me di cuenta de que yo hasta ese momento había querido hacerlo todo al máximo y me vi en un momento de mi vida en el que no era capaz, sentía que una cosa me tiraba de un brazo y otra del otro y no estaba siendo yo ni estaba haciendo lo que realmente sentía.

P. El deporte es exigencia y diciplina.

R. No me pesa nada. Entreno el break en el Centro de Alto Rendimiento unas tres horas y media al día. Luego gimnasio, luego sesiones técnico-táctico-estratégicas con Extremo, mi entrenador, físio, nutricionista, a veces médico; a veces son dobles sesiones de break, una sesión a lo mejor más fuerte por la mañana y una sesión más suave por la tarde donde miras los aspectos no tan técnicos, sino artísticos, musicales, interpretativos, presencias...

P. Y todo este cuidado cuando la cultura del break, nacido en la calle, y su estética, lo asocia más a una vida menos disciplinada, nocturna, sin horarios, caos…

R. Que sea de calle no significa que sea menos profesional. Da igual donde lo hagas. Somos igual, hacemos lo mismo, y requiere la misma demanda. Es una disciplina completamente autodidacta y tienes las herramientas que tienes, y aquí, en el CAR, tengo muchas más herramientas de lo que he tenido en el pasado.

P. ¿Da el mismo placer la recompensa de una competición oficial que la que obtenía ganando desafíos en la calle, la admiración de los compañeros?

R. Antes de que el break fuera olímpico yo tenía unos resultados internacionales muy buenos. Siento el mismo placer que antes cuando bailo. Es un estado de trance, estoy pensando en mi idea y mi mente está fluyendo con todo lo que quiero, la música…, pero sí que siento más satisfacción porque el nivel está mucho más alto. Nadie se puede imaginar realmente a lo que estamos sometidos. Hay que vivirlo para comprenderlo. No es solo lo duro que es el break, lo duro que es el calendario, es que somos primerizos, conejillos de indias, estamos iniciando este camino, y eso es muy duro.

Xak, bailando, después de la entrevista.
Xak, bailando, después de la entrevista.Samuel Sánchez

P. La música no la eligen los competidores. Se la pone el jurado de sorpresa…

R. No nos ponen cualquier cosa, sino que nos ponen funk, rap y breaks, básicamente. Depende de la velocidad de la canción, algunas son excesivamente lentas, otras son excesivamente rápidas, puede ser estresante, y hay algunas canciones que no tienen muchos estímulos porque son solo una base, y a veces es complicado, también las que tienen una sobreestimulación. Aquí entrenando tengo que estar preparado para eso, para bailar con la música que menos me motive del mundo y también para no tener un exceso de euforia cuando me ponen la que más me guste, porque eso también te puede sacar del foco y del flow. Es lo más complicado del break. Hay movimientos que son difíciles de aprender y de ejecutar, pero esa capacidad de tener esa presencia, esa templanza, esa agilidad mental, esa forma de predecir la música, eso, al final, acaba priorizándose, absorbiendo la dificultad del movimiento.

P. ¿Cómo nacen los movimentos? ¿Inspiración? ¿Hay movimientos estándares, una base común? ¿Se sueñan, se inventan?

R. Hay una base, que nosotros llamamos foundation, los cimientos, movimientos genéricos que si los haces nadie te va a decir, eso es copiado, eso es mío, eso tal… El molino, el americano, el six step, las figuras básicas, y el proceso normal es aprender todo eso y luego ya poco a poco, de esos movimientos tú vas generando variantes hasta que puede que llegue un punto en el que tu variante no se parezca en absoluto a la versión original. Ese sería para nosotros el súmmum de la personalidad, que cuando alguien está bailando, absolutamente cada paso, cada detalle sea suyo, cada pequeño movimiento, cada pequeño ángulo, cada mirada incluso, eso es lo que forma el estilo y en eso trabajamos. Y si ahora hago este paso sin un pie, y si ahora lo hago sin una mano, y si le añado un codo, y si lo hago en vez de en esta altura a esta otra altura, y ahí va un poco, nosotros le llamamos a eso laboratorio, que sería un poco como ir mezclando conceptos hasta que das con lo que dices, voilà, aquí está lo que buscaba.

P. ¿Hizo gimnasia deportiva antes?

R. Nada de nada. Empecé a los 15 años con esto y no tenía otra base. Todo lo da el tiempo. La repetición. Hacemos mucha repetición, una, otra, otra, otra, hacemos mucha pisada... el pisar tu baile significa el una y otra vez pasar por los mismos caminos, una y otra vez pasar por los mismos movimientos, una y otra vez, y al final eso es como… vas solo.

P. ¿Quiénes son los cracks del mundo, de su mundo?

R. Los mejores están en Japón y Estados Unidos. No querría ser como nadie, pero admiro a muchos. La mayoría no están compitiendo porque son de la generación anterior, la que a mí me ha inspirado. Me inspira mucho mi entrenador, Extremo, una leyenda. Me inspira Katsu One, de Japón; me inspira RoxRite, de Estados Unidos… personas que de alguna forma, en algún momento de mi vida, han hecho algo que a mí me ha motivado a seguir adelante.

P. ¿Visualmente, culturalmente, qué le inspira? ¿El manga, el cómic…?

R. Me gusta mucho la ciencia ficción, los superhéroes, Marvel, los X-Men. A veces pienso que somos superhéroes, parece que tenemos superpoderes. A veces me dicen, pero tú no tienes huesos; Dios, pero qué fuerza. Hemos generado dinámicas con el cuerpo que parece que no nos cuesta nada. Veo cómo, por ejemplo, a Lobezno (Wolwerine) le rajan y aunque se regenere, le duele. Yo pienso, a mí también me duele esto, solo es que ese superpoder hace que parezca que no.

P. ¿Qué espera que le dé París 2024 si finalmente se clasifica?

R. París sería una consecuencia de conseguir mi objetivo, que es tener salud física, no lesionarme, salud mental. Y mantener esa hambre y motivación de venir aquí, diariamente y hacerlo con la pasión con la que llevo haciéndolo los últimos 21 años. Y más allá de París, me gustaría mandar o transmitir el mensaje de que hay vida después de los 35, de que se puede entrenar a un nivel muy, muy, muy alto. Yo tengo referentes que han seguido haciéndolo y lo hacen, y me gustaría ser uno de ellos. Porque he recibido mucho ese mensaje limitante de después de los 30, ya me contarás; a los 35, tal. Hace falta un esfuerzo muy grande, pero es una de mis metas.

P. ¿Medallas?

R. Yo lo hago todo al máximo. Y si estoy allí, voy a ir al máximo. Pero no deberíamos poner nuestra felicidad en manos de terceros. Y los jueces son terceros, así que yo haré todo lo posible, haré todo lo que esté en mi mano, hasta el último aliento, que es mi lema, pero no puedo poner mi felicidad en manos de una medalla. Mi felicidad estará en manos de cada día dar el máximo de mí mismo.

P. ¿Se puede vivir del break como deporte?

R. Es duro porque tenemos muy, muy, muy poco apoyo de las marcas. En otros países sí que hay muchas otras marcas involucradas. Pero aquí en España somos muy tradicionales, muy tradicionalistas. Yo estoy en el Plan ADO por el campeonato del mundo 2021 [14º]. Y en el plan Team Elite España también. Pero a veces me subo a pódiums y veo a todos los demás llenos de logos y yo limpio. Y eso no puede ser. Supongo que poco a poco, cuando nos vayamos acercando más a París, iremos llamando la atención.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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