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El Miami latino espera el advenimiento de su gran ídolo Messi

El fichaje del jugador argentino por el club de David Beckham revoluciona la ciudad y promete disparar el interés por el fútbol en Estados Unidos

El personal del restaurante Fiorito con una bandera de Argentina frente a un mural de Lionel Messi, en Miami este miércoles. Foto: LYNNE SLADKY (AP) | Vídeo: EPV
Iker Seisdedos

El mismo día en que el Inter de Miami confirmó el fichaje de uno de los mejores jugadores de fútbol de todos los tiempos, Lionel Messi, el equipo, colista de la conferencia Este de la Liga de soccer estadounidense, derrotó a domicilio (0-1) a los Legion de Birmingham (Alabama) para meterse en la semifinal de la US Open Cup. Obviamente, una de las noticias eclipsó a la otra, y eso que el conjunto marcó un hito: era la primera vez en su historia que llegaban tan lejos en el torneo.

Decir historia en el caso del Inter, fundado hace cinco años, no es mucho decir. Tal vez por eso, y pese a tanto trajín informativo, el estadio DRV PNK, una cancha semi abierta con las gradas tocadas de rosa, color del club, amaneció el jueves casi desierto. Una pequeña iguana correteaba de aquí para allá, un guardia de seguridad patrullaba a la caza de molestos curiosos y un puñado de aficionados argentinos querían ver con sus propios ojos dónde jugará a partir de ahora el gran ídolo.

El estadio DRV PNK del Inter de Miami, este miércoles.
El estadio DRV PNK del Inter de Miami, este miércoles.JOE RAEDLE (Getty Images via AFP)

A uno de ellos, Marcelo López, la noticia le pilló por los pelos en Miami, donde estaba de visita a su hija Cintia; esa misma tarde se volvía a Rosario, ciudad natal de Messi. “Yo vivo a tres cuadras de donde se crio [Ángel] Di María y soy del Central, pero a Messi [que de niño jugó en el rival, el Newell’s Old Boys] lo quiero, lo queremos todos con locura”, explicó. López andaba en busca de “hacerse un par de fotos” y de “una tienda oficial en la que comprarse una camiseta del Inter”. No la encontró en el complejo del estadio, una construcción reluciente en mitad de la nada en Fort Lauderdale, a unos 50 kilómetros al norte del centro de Miami, un no-lugar rodeado de talleres, almacenes y una escuela de aviación que está pensado para servir de ciudad deportiva del equipo en el futuro.

“Estos tienen aún mucho que aprender del negocio del merchandising de los clubes europeos y latinoamericanos”, dijo al rato Carlos Arellano, otro turista argentino, llegado del sur de Brasil. Acudió al estadio acompañado de su cuñado, Pablo Papparella, que explicó que la afición del Inter “es la más fuerte, porque aquí hay mucho latino, y en especial, mucho uruguayo y argentino”.

El club se fundó en 2018 con ellos en la cabeza. La idea era dotar de un equipo de fútbol a una de las grandes ciudades de Estados Unidos con mayor población latina, acostumbrada a seguir las ligas europeas y latinoamericanas más que a dedicarle su tiempo, limitado en un país con tantísima oferta deportiva, a la Major League Soccer (MLS).

Todo parece indicar que los dueños del Inter, un conglomerado de inversores que incluye al futbolista británico David Beckham y lideran los hermanos Jorge y José Mas, dos cubanoamericanos de sobra conocidos en Miami, están empeñados en que eso cambie. Ambos son hijos del líder anticastrista Jorge Mas Canosa, figura de referencia del primer exilio, a cuyo funeral acudieron miles de personas en 1997.

Jorge Mas, mayor accionista y consejero delegado del club desde 2021, hizo su dinero con la telefonía (una fortuna de 1.300 millones de dólares, según Forbes), y se impuso una misión balompédica tras unirse a la junta directiva del equipo: “convertir la ciudad en la puerta de entrada del fútbol, no solo al sur de Florida, sino a las Américas”.

Cantos de sirena

La llegada a sus 35 años del flamante campeón del mundo con Argentina, que prefirió los cantos de sirena de Florida a los de la vuelta del héroe a casa, en Barcelona, o las multimillonarias melodías procedentes de Arabia Saudí, no solo promete alterar el destino del Inter, también aspira a cambiar la suerte de una liga y de un deporte que avanza en popularidad en Estados Unidos, pero aún necesita un empujón definitivo. Sobre todo, ante lo que se viene: el país se prepara para acoger la Copa de América en 2024 y el Mundial de Fútbol en 2026, responsabilidad compartida con Canadá y México. Miami será una de sus 16 sedes.

La ciudad recibió la noticia del fichaje de Messi otro sofocante y tormentoso día de junio con curiosidad y regocijo. Los periódicos locales la convirtieron en el asunto de la jornada, honor del que ni siquiera logró apearla el partido de los Miami Heat, que andan disputándose la final de la NBA con los Denver Nuggets y jugaron (y perdieron) el tercero de la eliminatoria la noche del miércoles.

Esa y otras insólitas coincidencias hicieron que el veterano periodista deportivo Greg Cote hiciera público su entusiasmo en un artículo en el Miami Herald por lo que significaba para “la mejor semana de la historia del deporte en el sur de Florida” el anuncio de Messi, un fichaje aún por cerrar del todo, según sus protagonistas. Al baloncesto y a la llegada del astro en su ocaso, Cote sumaba el hecho de que “los Florida Panthers [hockey sobre hielo] organizan el jueves su primer partido en casa de la Final de la Copa Stanley en 27 años; los Marlins [béisbol] están ganando contra todo pronóstico; y los Dolphins [fútbol americano] se muestran más prometedores que nunca en su historia reciente”. “Es seguramente el mejor momento para ser un aficionado al deporte en el Gran Miami”, sentenció el periodista.

En ningún lugar de la ciudad ha sido estos días más palpable y concentrada la alegría por la llegada de Messi que en la zona conocida como Little Argentina, en North Beach, donde la vida social se articula en torno a dos establecimientos con señera, la Buenos Aires Bakery y el bar Manolo, donde se concentraron el pasado diciembre las multitudinarias celebraciones por la victoria argentina en el Mundial. El jueves por la tarde, un joven llamado Luciano se disculpaba por no haber estado en aquel festejo mostrando en su móvil su imagen en la final de Qatar, la de verdad, mientras veía por los grandes televisores del Manolo un partido de su equipo, el San Martín de Tucumán, “el de la hinchada más temible del mundo”. “El Inter de Miami”, dijo, “no es un gran conjunto, pero ahora nos toca hacernos fanáticos a todos. El pibe ha venido aquí a retirarse, y tenemos que respetarle eso”.

Inter Miami
Un aficionado sostiene la camiseta de Messi con Argentina durante el partido de la final de la NBA entre Miami Heat y Denver Nuggets.Mike Ehrmann (Getty Images)

David B., uno de los empleados de Buenos Aires Bakery contó el miércoles que la pastelería se convirtió tras el anuncio en un “desfile de compatriotas celebrando la noticia”. “Mi jefa, tan futbolera, se puso a dar saltos de alegría en cuanto se confirmó”, añadió.

Régulo Martín, venezolano, también se felicitó ante la perspectiva. “Nos va a hacer mucha falta, el equipo ha hecho una temporada desastrosa, en parte, yo creo, porque estaban esperando la llegada de Messi. Y al final llegó. Ya solo falta que lo completen con los fichajes de Busquets y Luis Suárez”, contó como quien escribe una carta a los Reyes Magos del fútbol.

El jugador será, según la web especializada The Athletic, el mejor pagado de la historia de la MLS, y disfrutará de un porcentaje de los ingresos de la retransmisión televisiva, además de una cuota de participación en las ganancias de Adidas, que ya es su patrocinadora personal. También incluiría, siempre según The Athletic, la posibilidad de comprar, tras su retirada, un club de la MLS.

En eso último, Messi –que tiene dos propiedades en Miami y a uno de sus amigos del alma, Kun Agüero, viviendo en la zona (en una mansión al borde del mar en Hollywood, Florida)– puede mirarse en el espejo de Beckham. Tras prestar sus servicios en los Galaxy de Los Ángeles (hasta ahora, eran las dos metrópolis de las costas Este y Oeste las que tradicionalmente se habían llevado a los grandes nombres del fútbol mundial, desde los lejanos tiempos de Pelé en el Cosmos de Nueva York), el exjugador del Real Madrid invirtió 25 millones de dólares en el Inter en 2018. El club estaba valorado el martes en 655 millones. Tras el anuncio-bomba, con el que se venía especulando desde hacía tiempo como uno contaría la trama de una novela de fútbol-ficción, su valoración ha escalado, según algunos analistas, por encima de los mil millones.

Cuando Beckham hizo pública su entrada en el accionariado, Messi lo felicitó en sus redes sociales. “Quién sabe, tal vez en unos años me llames”, le dijo entonces en un mensaje grabado. “David y yo estamos trabajando muy duro para hacer que algo así [el fichaje del argentino] suceda, lo que creo que no solo es transformador para Miami, sino también para la liga”, confesó Mas a The Athletic en 2021.

La llamada, aunque no fuera personalmente del futbolista inglés, llegó finalmente. Y el rosarino, que confirmó el miércoles la noticia en una entrevista conjunta a los diarios catalanes Mundo Deportivo y Sport, estará libre para el Inter tan pronto como a principios de julio: el 5 es cuando deja atrás su compromiso con el Paris Saint Germain, equipo al que ha estado ligado dos años, tras una brillante carrera de 15 años en el Barça. La primera fecha para su posible debut en una liga mucho menos competitiva que la francesa y española es el 7 de julio, cuando el Inter tiene una cita con el DC United, equipo de Washington, ciudad que hasta ahora ha seguido con más pasión a las Spirits, el conjunto de fútbol femenino, cuyo perfil ha sido en los últimos años más competitivo. Seguramente, será más tarde.

De momento, el efecto Messi ya se ha dejado notar en asuntos como la explosión del número de nuevos seguidores de la cuenta de Twitter del equipo de Miami (muchos de los cuales compartían en broma el mismo mensaje: “Yo, del Inter de toda la vida”), así como en el precio de las entradas: las más baratas para el encuentro en casa contra los Red Bulls de Nueva York el 26 de agosto, uno de los más importantes e interesantes a la vista durante el verano, saltaron el miércoles de 30 dólares a 512 en la web del club.

He ahí otra de las muchas incógnitas que se abren con el anuncio: ¿está la actual cancha del Inter preparada para la que se le viene encima? El DRV PNK solo tiene capacidad para 18.000 espectadores. Tienen previsto mudarse a una nueva casa, el Miami Freedom Park, un estadio con 25,000 butacas que se construirá en donde ahora hay un campo de golf, cerca del aeropuerto de Miami. Si nada se tuerce, será la nueva casa de Messi a partir de 2025.

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Sobre la firma

Iker Seisdedos
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Licenciado en Derecho Económico por la Universidad de Deusto y máster de Periodismo UAM / EL PAÍS, trabaja en el diario desde 2004, casi siempre vinculado al área cultural. Tras su paso por las secciones El Viajero, Tentaciones y El País Semanal, ha sido redactor jefe de Domingo, Ideas, Cultura y Babelia.

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