Djokovic adopta postura política: “Kosovo es el corazón de Serbia, basta de violencia”
El campeón de 22 grandes estampa un mensaje político tras su estreno victorioso en París ante Kovacevic (6-3, 6-2 y 7-6(1): “No me contengo, lo volvería a hacer”
Es lunes de Pentecostés, festivo en Francia, y al sol de estos días le acompañan unas ráfagas de viento que en algunos instantes ensucian el pulcro ejercer de Novak Djokovic. El serbio controla la situación, pero algunos detalles no le gustan. Por ejemplo, que por quinta vez salte el chivato cuando la bola roza la cinta en el saque. “¡Es increíble!”, lamenta el de Belgrado, que en el tercer parcial sufre un ligero lapsus –sin consecuencia alguna; 6-3, 6-2 y 7-6(1) a Aleksandar Kovacevic– y se afea: “He perdido un poco la concentración y a estos niveles no puedes regalar nada, pero las sensaciones han sido buenas en general”.
Djokovic, de 36 años, conserva el mismo rostro serio que lució en el preestreno del torneo. Considera que la pelota no ha tocado la zona superior de la malla y discute con el árbitro, mientras desde la grada se emite algún pitido que no termina de entender. Retrocede a la línea de saque y se resigna; levanta después tres opciones de break y escupe un alarido que viene a decir aquí estoy yo, en busca del 23, ese número que le permitiría desempatar con Rafael Nadal y le auparía a la cima de su deporte completamente en solitario, ya sin acompañantes y con la posibilidad de aumentar la cosecha de aquí a final de curso.
“Estoy contento con mi nivel, aunque siempre se puede jugar mejor”, concluye a pie de pista el ganador, citado con el húngaro Martin Fucsovics el miércoles y que antes de retirarse al vestuario estampa un mensaje político en la cámara: “Kosovo es el corazón de Serbia: basta de violencia”. Lo hace Nole en un contexto de hostilidad a raíz de la escalada de tensión en el norte de Kosovo, después de que la OTAN haya aumentado este lunes el despliegue de su fuerza de apoyo a la paz (Fuerza de Kosovo o KFOR) en cuatro municipios del norte del país donde desde el viernes se vivió un aumento de los disturbios y la violencia, según informa María R. Sahuquillo.
Ya en la sala de conferencias, el campeón de 22 grandes contesta a tres preguntas en inglés, solo tenis, hasta que atiende a los enviados especiales de su país y se explaya, según recoge el portal Tennis Majors. “No soy político y no tengo intención de entrar en un debate político, pero este tema es muy delicado y como serbio, todo lo que está pasando en Kosovo me duele mucho”, introduce. “Es lo mínimo que podía hacer. Como figura pública, no importa de qué ámbito, siento la responsabilidad de transmitir mi apoyo, especialmente como hijo de un hombre nacido en Kosovo. No sé lo que deparará el futuro al pueblo serbio y a Kosovo, pero es necesario mostrar apoyo y demostrar unidad en este tipo de situaciones”, prosigue.
“Mi postura es clara: estoy en contra de las guerras, la violencia y cualquier tipo de conflicto, como siempre he manifestado públicamente. Siento empatía por todas las personas, pero la situación de Kosovo [declarado independiente desde 2008, aunque no reconocido por España] es un precedente en el derecho internacional... Siento mucho la situación en la que nos encontramos: Kosovo es nuestra piedra angular, nuestro baluarte, nuestros monasterios más importantes están allí...”, prolonga el tenista, que durante el último Open de Australia tuvo que lidiar con un espinoso episodio político después de que su padre posara con simpatizantes del presidente ruso, Vladimir Putin, en el exterior de la central de Melbourne.
Neutralidad de la organización
Preguntado sobre si la organización de Roland Garros se ha dirigido a él por el mensaje o si prevé algún tipo de castigo, Djokovic afirma que “hasta ahora no ha sido así” y que espera que “siga siendo así”. Consultada por la agencia Reuters, la Federación Francesa de Tenis (FFT), organizadora del major parisino, precisa que “no hay reglas oficiales de los Grand Slams sobre lo que los jugadores pueden o no decir” y que “no hará ninguna declaración ni adoptará ninguna postura sobre este asunto”. En todo caso, el actual número tres de la ATP no recula un solo paso: “No sé qué va a pasar. He oído que ha habido muchas objeciones en las redes sociales, si me van a castigar... Pero no me contengo, lo volvería a hacer”.
La crisis de estos días es la más intensa de este año. Se han registrado choques de los manifestantes serbokosovares con los uniformados de la Alianza Atlántica en la localidad de Zvecan (7.300 habitantes). Hay al menos 50 manifestantes y 25 soldados heridos, según informa la prensa local y testigos sobre el terreno, que hablan del uso de gases lacrimógenos, mientras se va haciendo más intensa la crisis entre la ciudadanía de minoría serbia y las autoridades de mayoría albanesa del país. Rusia, con estrechos lazos con Serbia, ha vuelto a cargar este lunes contra Occidente, a quien culpa de la escalada.
No es la primera vez que Djokovic –casado con la serbia Jelena Ristic desde 2014 y padre de dos hijos– se pronuncia sobre el conflicto de Kosovo. En 2008, después de conquistar su primer grande, en Australia, el tenista de Belgrado ya reivindicó a través de un vídeo que “Kosovo es Serbia y seguirá siendo Serbia”.
EL CALVARIO DE AUGER-ALIASSIME
Antes de que Djokovic firmara su primera victoria, resonó la primera campanada de esta edición. Relativa sorpresa, en realidad. No atraviesa por un buen momento Felix Auger-Aliassime, décimo cabeza de serie y ya fuera del cuadro; mermado por unas molestias estomacales, cedió frente a Fabio Fognini (6-4, 6-4 y 6-3) y selló una gira salpicada de contratiempos y malos resultados. “Sentía calambres, no me podía mover”, argumentó el canadiense, que el curso pasado condujo al quinto set a Nadal en los octavos del torneo.
En esta ocasión, su trazado terrestre se resume en bofetadas: primera ronda en el Masters de Madrid, primera en el de Roma y una segunda en Lyon, donde tuvo que abandonar por una dolencia en el hombro. Tutelado por Fréderic Fontang y episódicamente por Toni Nadal, el joven de Montreal no eleva el vuelo esta temporada. A sus 22 años, posee cuatro títulos y un gran potencial, pero no termina de asentarse en el top-10, del que sale tras este último tropezón. Las semifinales del US Open de 2021 son su registro más meritorio en un grande.
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