María Pérez bate el récord del mundo y lidera la marcha triunfal española en los Campeonatos de Europa
La atleta granadina y Álvaro Martín se imponen en los 35 kilómetros, y España gana la clasificación por equipos en ambas categorías
En Podebrady, hermosa ciudad balneario entre bosques al Este de Praga, la marcha española vivió su mañana más triunfal, liderada por la granadina María Pérez, que encabezó un podio con tres atletas españolas en los Campeonatos de Europa, batió el récord del mundo de los 35 kilómetros, con 2h 37m 15s (a un ritmo de 4m 26s el kilómetro, sin doblar las rodillas ni tener en ningún momento los dos pies en el aire a la vez), rebajando en 29s la anterior plusmarca, establecida por la fenomenal peruana Kimberly García, doble campeona del mundo, en marzo de 2022. Con la atleta de Orce, de 27 años, subieron al podio las catalanas Raquel González Campos, de Mataró, segunda, y Cristina Montesinos, de Terrassa. La cuarta española, Paula Juárez, de solo 22 años y también de Terrassa, fue novena.
En los 35 kilómetros hombres, el resultado para el equipo español fue casi igual de extraordinario. Ganó la prueba el extremeño Álvaro Martín, batiendo, con 2h 25m 35s (a 4m 10s el kilómetro) el récord de España, con el murciano Miguel Ángel López, bronce, y el ibicenco Marc Tur, octavo. El murciano Manuel Bermúdez completó el equipo con su 15º puesto.
En hombres y en mujeres, el oro por equipos lo ganó el conjunto español. Italia fue segunda en ambas categorías, mientras Alemania completó el podio en hombres y Ucrania, en mujeres. En 20 kilómetros femeninos (victoria de la griega Antigoni Ntrismpioti), España (Juárez, Chamosa, Escariz) fue sétima, y en los 20 kilómetros hombres (victoria, como en los 10km de la Gran Vía, del italiano Francesco Fortunato), Italia fue oro por un solo punto sobre España (Amezcua, McGrath y Diego García, cuarto, quinto y séptimo, respectivamente).
Hace menos de un año, María Pérez era menos que nada. Campeona de Europa en 2018, en Berlín, y cuarta en los Juegos de Tokio, en 2021, la atleta de Orce, había sido descalificada por marcha irregular tanto en los Mundiales de Oregón como en los Europeos de Múnich. A su alrededor, y alrededor de su entrenador de siempre en Guadix, Jacinto Garzón, no había experto en marcha que no diera un consejo contradictorio con el anterior. El nuevo paradigma de la marcha, les decían, es el de Kimberly García, la peruana que en los Mundiales de Oregón se había impuesto incontestablemente en 20 y 35 kilómetros. Es la nueva marcha, le decían, más frecuencia de paso, más flow, menos fuerza… Ella y su técnico escuchaban. La federación aconsejó un cambio de entrenador, que se encargara de ella Josep Marín, el marchador catalán histórico que había llevado a la medalla olímpica en Sidney 2000 a María Vasco. El intento no duró nada. No hubo feeling. Dos personalidades muy fuertes y muy diferentes. Métodos de trabajo incompatibles. El cambio debía ser interior, concluyó la atleta granadina. Solo la voluntad de María Pérez, su trabajo, su fe en sí misma podrían generar la nueva atleta. Y la confianza de Garzón.
Tras un duro invierno de trabajo, el 26 de febrero, en Cieza, la nueva María Pérez, más madura, salió a la luz. Ganó la prueba de los 35 kilómetros con una marca de 2h 41m 38s, cuatro minutos superior a su mejor marca hasta entonces, que era récord de Europa, pero, los observadores destacaron dos hechos. El primero, obvio, que no había sido descalificada, que había roto la deriva que la estaba conduciendo a un callejón sin salida; el segundo, esperanzador, que había cambiado su forma de marchar, ya no movía los brazos tan rígidamente, tan enérgicamente, al estilo que muchos definían como “marcha militar”, sino con más suavidad, más fluidamente. Había logrado la gran transformación, había convertido la fuerza en frecuencia.
Y así, ligera, casi aérea, tan al estilo fluido Kimberly, marcha una mañana de mayo en la República Checa, y a su espíritu, también más ligero, feliz por haberse demostrado que podía transformarse y luchar de nuevo por ser la mejor del mundo, le ayuda un nuevo modelo de zapatillas con placas de carbono y espumas más ligeras. “Me voy muy contenta con el récord del mundo, que no me lo esperaba ni mucho menos, pero, bueno, en las últimas dos vueltas lo hemos luchado, lo hemos peleado, y contenta porque técnicamente se nota la mejora”, dice la granadina. “Veníamos con dos objetivos, el primero era conseguir el oro con este equipazo y el segundo, bueno, pues una medalla a nivel individual, o sea que nos vamos a casa muy contentas y con mucha energía de cara al verano”.
Habla la marchadora del Mundial de Budapest, en agosto, su gran objetivo del año. Casi el último. María Pérez renace justo cuando su distancia favorita, los 35 kilómetros, lucha por sobreponerse al golpe que supuso la reciente decisión del Comité Olímpico Internacional (COI) de no incluir en el programa de París 2024 la distancia larga, heredera de los 50 kilómetros, sustituida por una prueba de relevos mixtos de 42,195 kilómetros, la distancia del maratón trasplantada a la marcha. Muchos amantes de la marcha, una disciplina que algunos puristas no consideran, temen que este sea un primer paso para eliminar su especialidad completamente del programa olímpico, lo que supondría el comienzo de su fin. Y muchos empiezan a movilizarse. La víspera del campeonato de Podebrady, dos históricos de la marcha, el polaco Robert Korzeniowski y el español Chuso García Bragado, sostienen por sus extremos una pancarta que lee, junto a los hashtags #Respect y #WeAreTheSport: “La marcha atlética es olímpica desde 1908. Nos vemos en Los Ángeles 2028 [los siguientes Juegos Olímpicos después de París]”. Detrás de ella, subidos en el podio de los campeonatos, más de un centenar de personas de diferentes selecciones entre atletas y entrenadores posan para la foto de la esperanza y el temor.
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