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Mirotic se pone el frac para desmadejar al Zalgiris

Se arrima el momento clave del curso y el ala-pívot del Barça, junto con un fenomenal Sanli, muestra una gran versión en la Euroliga (91-69)

Jordi Quixano
Euroliga - cuartos - jornada 1
Barça
Barça
91 69
Finalizado
Zalgiris
Zalgiris
EuroLiga
Mirotic, en una penetración a canasta ante el Zalgiris.Enric Fontcuberta (EFE)

Llega el baile de fin de curso y Mirotic ya se ha puesto como un pincel, con el frac y la rosa, jugador hecho para los grandes encuentros y mejores escenarios. Un ciclón que junto con la edición de oro de Sanli bastó para descoser al Zalgiris en el primer envite de la serie previa para pisar la Final Four de la Euroliga, también un líder para el Barça, que completó un encuentro bastante redondo, dominador en el poste bajo, anotador y, al fin, equipo gobernador de principio a fin y sin sobresalto alguno.

Castigado por una lesión en el tendón de Aquiles tan incómoda como lenta de recuperación, Mirotic comenzó con el curso ya en marcha y al trantrán, al punto de que hizo una pretemporada al tiempo que el equipo competía. No le ponían plazos ni le exigían nada desde el cuerpo técnico, conscientes de que el Barça podía carburar de inicio sin su gran estrella; concienciados todos de que los títulos se ganan en el último mes. Y, poco a poco, Mirotic fue cogiendo color desde que regresara al parquet. Aunque hace unas semanas está en combustión y así se lo aclaró al Zalgiris desde que se abriera el telón del envite, empecinado en demostrar que aunque pasen los años (suma 32) no se extingue su calidad ni se tuerce su muñeca, figura indiscutible en Europa. Una metralleta de aperitivo que se le indigestó al equipo lituano, incapaz de rebajarle porque encajó de sus manos siete de los primeros 11 puntos, trastocado porque ya no pudo volver a discutir el partido.

Un cuarto a pedir de boca del jugador franquicia y sus adláteres, como Sanli bajo el aro o, incluso, desde el perímetro. Pero el cuento de hadas pareció tornarse en una pesadilla porque Mirotic se torció el tobillo al caer sobre el pie de un rival. Con el gesto contrariado, el ala-pívot se refregaba dolorido la articulación a la vez que daba explicaciones al médico, preocupado el banquillo azulgrana, que le ofrecía aliento y el hombro. El partido, sin embargo, seguía y el Barça, confortable con la ventaja —llegó a ser de 16 puntos—, dio por momentos asueto a varios de los líderes como Satoransky o Laprovittola. Y con la segunda unidad no le alcanza, por lo que llegaron las dudas.

Aunque Sanli dejó a las claras que durante la noche sería el rey del poste bajo, y aunque a Jokubaitis le motivaba eso de jugar en el equipo que se formó y en el que se ganó el salvoconducto para llegar al Palau, el Zalgiris, azuzado por la muñeca de Polonara, recortó distancias a un dígito. Momento para probar el tobillo de Mirotic, que volvió a la pista para dar dos asistencias y cerrar el cuarto con un chof de tres. El mejor de los cierres a la primera mitad, resoplido azulgrana.

No sufrió más desbarajustes el Barça, centrado como pocas veces, aniquilador como nunca para silenciar esas voces de que le falta mala baba y consistencia. Ora Laprovittola, ora Sanli —que fue el mejor de los escuderos y el máximo anotador (17 puntos)—, ora Abrines y ora Kuric, los jugadores hicieron bueno al equipo para desmadejar a un Zalgiris que, por más que Brazdeikis, Hayes y Birutis reclamaran lo contrario, no encontró la receta para echarle el lazo al rival. Ni en el tercer cuarto ni en el último, excelentes los azulgrana en intensidad y electricidad, en imponer su ley de pe a pa. Por lo que el Barça hizo bueno su favoritismo en el primer duelo de la serie, reacio a llegar al quinto encuentro como le ocurriera en los dos cursos anteriores ante el Zenit y el Bayern.

Con Sanli en ebullición y con Mirotic con frac, será más fácil.

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