El Barça cierra la financiación del Espai Barça
El club logra 1.450 millones de euros para la remodelación del Camp Nou, que no empezará a pagar hasta el fin de las obras
El Barcelona ya cuenta con el dinero necesario para el Espai Barça, la operación urbanística cuyo principal objetivo es la remodelación del Camp Nou. Al final, ha arrancado de los mercados financieros 1.450 millones de euros que, excepto los intereses generados por la operación, no empezará a pagar hasta que las obras del estadio hayan concluido y el club vea cómo sus ingresos se recuperan tras su exilio al estadio olímpico de Montjuïc. Se trata de todo un balón de oxígeno para la exhausta tesorería de un club que hace equilibrios para alumbrar el ambicioso proyecto urbanístico a la vez que intenta armar un equipo que pueda volver a competir en la primera línea europea.
El club no ofrece detalles de la operación, más allá de que ha asegurado la financiación necesaria a través de cinco tramos diferentes, que se pagarán cada uno en periodos comprendidos entre los cinco y los 24 años, de forma que no se superen así los 35 años de límite que fijó la asamblea de compromisarios del Barça, y con la participación de una veintena de prestatarios. Previsiblemente, el primer paso para vestir esa financiación se ejecutará a través de un crédito a cinco años, que firmarían los dos principales asesores del club azulgrana, Goldman Sachs y JP Morgan, tal y como explicó EL PAÍS. El resto de operaciones se efectuarían a través de colocaciones de deuda adquirida, principalmente, por fondos de inversión.
Con la consecución de los recursos necesarios, las obras definitivas del Camp Nou podrán iniciarse en junio próximo con el desmantelamiento de la tercera gradería. Es el compromiso que se había alcanzado con la constructora turca Limak como única posibilidad para que el primer equipo pudiera volver a su hogar —hasta entonces jugará en el estadio Lluís Companys— a finales de 2025, aunque con un aforo restringido, porque las obras todavía se tendrán que concluir.
El ambicioso Espai Barça no está exento de riesgos. Por una parte, porque los plazos son muy apretados y existe desconfianza acerca de la capacidad de la constructora turca, sin negocios en España, para ejecutar los trabajos en un calendario que ninguna otra constructora aceptaba y con un precio inferior (las obras del camp Nou costarán 950 millones de euros) al que ofertaban las tres grandes constructoras españolas que optaban al megaproyecto: Acciona, FCC y Ferrovial.
A esa dificultad de cumplir el calendario, la que más riesgos entrañaba según los analistas en los que buscó asesoramiento financiero el club, se añade el problema para pagar el conjunto de la operación de una entidad que repite en los últimos tres años unas pérdidas operativas de en torno a los 200 millones de euros y que, en el último ejercicio, acumulaba una deuda de 1.000 millones y busca con desesperación rebajar la masa salarial de su plantilla de fútbol.
Para encontrar inversores interesados en el proyecto azulgrana, el Barça encargó a la agencia crediticia Kroll que calificara su situación económica, que acabó situando en BBB, una nota que aconseja la inversión, pero no considera la calidad de esa deuda como excelente. Esa valoración y el hecho de que el Barcelona haya buscado financiación en un momento de subidas de los tipos de interés y de turbulencias en los mercados de dinero, sobre todo tras la caída de Silicon Valley Bank y de Credit Suisse, supone otro bocado para la situación económica del club, que pagará tipos de interés que nunca bajarán del 5,5%. El Real Madrid, que tiene ya avanzadas las obras del Santiago Bernabeu, logró 575 millones para arrancar su remodelación a un tipo del 2,5%. El Barcelona pagará primero los intereses de la deuda, a la espera de que el negocio del nuevo Spotify Camp Nou crezca y logre los 247 millones que el club estima alcanzar.
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