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Vingegaard, el ciclista que no toma bicarbonato

El ganador del Tour, que no se suma a las modas, es el principal favorito para la Vuelta al País Vasco

Jonas Vingegaard cruza la línea de meta en la París-Niza, el pasado mes de marzo.
Jonas Vingegaard cruza la línea de meta en la París-Niza, el pasado mes de marzo.ANNE-CHRISTINE POUJOULAT (AFP)
Jon Rivas

El pelotón profesional, como otros muchos colectivos de otros deportes o cualquier ámbito social, se mueve a veces por modas. Hace unos años a Peter Sagan le dio por comerse una bolsita de chuches al llegar a la meta, y de repente, los ositos de goma circulaban por las carreras en las mochilas de los auxiliares. Otra: a Tadej Pogacar le gusta tomarse una Fanta de naranja cuando acaba una carrera, y su asistente de confianza le espera con una lata de refresco, que se bebe antes de subir al podio (casi siempre), o cuando no lo hace. Y la Fanta, invento de la Alemania nazi para sustituir a la Cocacola, es una de las bebidas más buscadas. Como si el talento se pudiera beber a morro o la potencia aumentara como el IVA de las chuches, como denunciaba Mariano Rajoy, siempre preocupado por los ciclistas.

La última moda se centra, también, en un producto aparentemente tan simple como una chuche o una Fanta. Lo que se lleva ahora es el bicarbonato de sodio, ese polvillo blanco que se toma con agua para una digestión pesada, se espolvorea sobre el cepillo para blanquear los dientes o se utiliza para manchas difíciles. El bicarbonato, sí, en forma de gel, lo está poniendo de moda el Jumbo Visma, el equipo de Jonas Vingegaard, último ganador del Tour y principal estrella de la Itzulia, la Vuelta al País Vasco, que comienza en Vitoria el lunes y finaliza el sábado en Eibar después de seis etapas y un solo final en alto.

“Hemos notado que la potencia en sprints de 20 o 30 segundos es mayor con bicarbonato de sodio”, apunta Mathieu Heijboer, el director de rendimiento del equipo Jumbo. “Los corredores son más tolerantes al ácido láctico que se produce durante estos esfuerzos intensos. ¡Por eso les encanta!”. El bicarbonato, como sucede en una digestión pesada, reduce los efectos negativos de los geles energéticos que consumen los ciclistas: “Simplemente usamos algo que la gente tuvo problemas para consumir durante décadas y eliminamos todos sus posibles efectos negativos”.

Sin embargo, para los rivales del Jumbo, solo se trata de una cuestión comercial. “Creo que es márketing, una especie de farol”, dice Patrick Lefevere, patrón del Soudal a Cyclingnews. “Sé lo que se siente al ser un equipo ganador. Antes los azules iban delante y todo el mundo temblaba. Ahora es al revés”.

En los demás equipos también piensan que se trata de una estrategia comercial de la empresa sueca Maurten, que patrocina al equipo Jumbo. “De hecho, Vingegaard no toma bicarbonato y ganó el último Tour”, apuntan. Casi todos los corredores del equipo toman el gel con bicarbonato. Primoz Roglic comenzó a usarlo en 2021, pero el ganador del Tour no lo hace. “Es una decisión personal. Él decide por sí mismo”, contestaron desde el grupo deportivo al periódico danés Ekstra Bladet, que se interesó por la cuestión.

De hecho, Vingegaard se aleja de muchos de los métodos y las costumbres de otros ciclistas que están en el top del ciclismo mundial. Después de ganar el Tour y lidiar con los fastos que conlleva, se alejó de los focos, entrenó en España, compitió poco y se centró en la siguiente temporada. Después de correr O Gran Camiño y la París-Niza, en la que acabó tercero, disputará en Semana Santa la Itzulia y después, solo el Dauphine antes de llegar al Tour.

En el País Vasco se le espera como el gran favorito, aunque también comparecen ciclistas como el francés David Gaudu (Groupama), o el vencedor de la anterior edición, Daniel Felipe Martínez, acompañado de su compatriota Egan Bernal, también ganador del Tour, pero que tras su gravísimo accidente parece haber bajado un escalón. Junto a ellos, Enric Mas (Movistar), en su eterna tarea de reivindicarse entre los grandes, los hermanos Yates o la pareja Bilbao-Landa en el Barhein.

Todos en una carrera sinuosa, con solo un final en subida, en la tercera etapa con final en el muro de Amasa, en Billabona, y que no tendrá el habitual colofón de la subida a Arrate ni contará con una etapa contrarreloj. Será la 62º edición de una prueba que organizó por primera vez el diario deportivo Excelsior en 1924, y que entonces ganó Francis Pelissier, uno de los forzados de la carretera que describió en sus crónicas el periodista Albert Londres.

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