El banquillo del Espanyol quema
Destituido Diego Martínez, sustituido por Luis García, hasta once entrenadores han sido contratados por Chen Yansheng
La amenaza del descenso ha provocado un ataque de pánico en el Espanyol y el dueño Chen Yansheng ha destituido al entrenador Diego Martínez. La continuidad del técnico gallego se daba por imposible desde que el equipo sumó el sábado su cuarta derrota consecutiva en Girona a falta de 11 partidos para acabar la Liga. Las explicaciones se habían acabado la jornada anterior cuando los jugadores más importantes, como el capitán Darder, intentaron calmar a los hinchas más enfadados y preocupados por el 1-3 contra el Celta. El recuerdo de 2020, cuando el Espanyol cayó a la Segunda División después de 26 temporadas, se ha activado en el RCDE Stadium. La solución pasa por confiar en un técnico novel y muy periquito como Luis García. Una elección que supone un acto de fe y al tiempo una apuesta de futuro para un club que no encuentra su estabilidad deportiva con Cheng.
Luis García es el entrenador número 11 del Espanyol desde la llegada de Cheng Yanscheng en 2016. El presidente y dueño del club ha contado con Galca, Sánchez Flores, Gallego, Rubi, Machín, Abelardo, Rufete, Moreno, Blanco y Diego Martínez. Ha tenido también a cinco directores deportivos: Perarnau, Lardín, Ángel Gómez, Rufete y, de momento, Catoira. Y, finalmente, como directores generales han estado Ramon Robert, Roger Guasch, Durán y Mao Ye. La apuesta por Diego Martínez parecía definitiva después de su éxito en el Granada. El técnico, sin embargo, ha sido víctima igualmente de una fallida política deportiva después de que en el mercado de invierno se intentaran corregir los errores del verano, una errática planificación simbolizada en la portería: se dio de baja a Diego López y a cambio ya han desfilado cuatro guardametas: Lecomte, Álvaro Fernández, Joan Garcia y Pacheco.
No es el único caso si se recuerda la salida de Raúl de Tomás y la llegada de Denis Suárez. El delantero fue traspasado al Rayo en septiembre, sin poder ser inscrito en la Liga, por ocho millones más tres de variables cuando su cláusula de rescisión era de 70 millones y se habían pagado 22 al Benfica en 2020. Y Denis Suárez fue incorporado del Celta en enero por seis meses porque la próxima temporada se supone que jugará en el Villareal. “El proyecto tenía que arrancar en otro punto y más despacio; está inacabado”, admitió Diego Martínez, cuyo contrato expiraba en 2024, en el acto de su adiós, al que acudieron los jugadores. “Me despido con tristeza; duele mucho”, añadió. “No comparto la decisión del club, aunque asumo mi responsabilidad, convencido de que se conseguirá el objetivo: nosotros sabíamos cómo hacerlo”, acabó en alusión a permanencia del Espanyol.
La responsabilidad recaerá en Luis García, un emblemático exjugador blanquiazul (2005-2011), campeón de Copa en 2006 y finalista de la UEFA en Glasgow 2007, que en su despedida afirmó: “Lo mejor de Barcelona es ser del Espanyol”. El asturiano, de 42 años, ha sido entrenador del juvenil de la Damm y últimamente del tercer equipo o segundo filial del Real Madrid que milita en la Tercera RFEF. Los rectores del Espanyol han preferido apostar por un técnico con aspiraciones y comprometido con la institución —firmará hasta 2024— que por un preparador a corto plazo y con experiencia en situaciones de emergencia como la que se vive en el RCDE Stadium. Cheng necesita dar con un responsable deportivo de garantías para dar credibilidad a su apuesta por el club después de que en verano se especulara sobre su venta a un fondo de inversión de Estados Unidos.
La capitalización se complicó también social y deportivamente: el número de socios está por debajo de los 30.000, la asistencia media al estadio no supera los 20.000 espectadores, las pérdidas del último ejercicio fueron de 19,9 millones y la deuda neta es de 43. El margen de maniobra del dueño, que en 2016 se encontró con un agujero de 130 millones, se redujo desde que el gobierno chino aprobó una ley contra la fuga de capitales en 2017.
El mayor problema, sin embargo, es que el equipo no funciona y el juego involuciona —sus seis victorias han sido por la mínima— pese a que cuenta con goleadores como Joselu, internacional español que marcó dos de tres tantos de la selección en el partido contra Noruega y totaliza 12 en la Liga. Nadie mejor que Joselu para explicar la contradicción que vive el asustado Espanyol.
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