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El Calcio regresa a la cima de Europa: Nápoles, Inter y Milán, en los cuartos de Champions

El fútbol italiano logra una gesta insólita desde hace 17 años que podría marcar un cambio de ritmo en el estancamiento de la Serie A y la selección

Piotr Zielinski celebra uno de los goles del Nápoles contra el Eintracht de Frankfurt.
Piotr Zielinski celebra uno de los goles del Nápoles contra el Eintracht de Frankfurt.TIZIANA FABI (AFP)
Daniel Verdú

Algunas victorias se transforman en síntomas al colocarlas sobre el papel de calco de la historia. Y el paso del Nápoles por primera vez a cuartos de final de la Champions League, después de eliminar con autoridad al Eintracht de Frankfurt en el Diego Armando Maradona el miércoles por la noche (5-0 en el total de la ronda), es un reflejo del cambio de ritmo que ha vivido este año el fútbol italiano. Por primera vez en 17 años, tres equipos del Calcio se encuentran entre los ocho mejores de Europa: Inter, Milan y Nápoles. Una transformación importante cuya paternidad podría atribuirse también a un puñado de casualidades -la eliminatoria entre Inter y Oporto no fue precisamente una victoria rotunda de los milaneses-, pero que liquida una etapa decadente del fútbol transalpino.

Italia ha atravesado un periodo aciago cuando los equipos salían de sus fronteras. Incluida la propia Nazionale, eliminada en la ronda de clasificación de los dos últimos Mundiales. Sin embargo, ahora es el único país de Europa en colocar a tres clubes en la siguiente ronda de la Champions. Inglaterra mantiene a dos (City y Chelsea) y Alemania, España y Portugal, a uno. Además, el Calcio celebró el pase de la Juventus y la Roma a cuartos de la Liga Europa, y de la Fiorentina en la Conference. El escenario es irrefutable para el análisis general. Sin embargo, los datos en la competición nacional no son tan rotundos.

El Nápoles, el único de esos tres clubes que pertenece a un empresario italiano (el productor Aurelio de Laurentiis) le saca 18 puntos al segundo, el Inter de Milán. Y los siguientes cuatro clasificados se disputan las plazas de Champions a golpe de insólitas derrotas o tristes empates contra los últimos de la tabla: como el del Milan con la Salernitana el pasado fin de semana. Puede que falte tensión. Como sucedió en los últimos años, cuando una Juventus todavía ajena a la sombra de la duda financiera convirtió nueve veces seguidas el scudetto en un paseo triunfal. Una serie histórica de victorias que, sin embargo, solo tuvieron un amargo reflejo en Europa, donde la Vecchia Signora no levanta la Champions desde 1996.

La última Champions levantada por un club transalpino fue la del Inter de Milán de Mourinho en 2010. Una victoria aislada que tenía sabor a la gloria que había terminado una década antes. Ahora las cosas podrían cambiar, opina el periodista y escritor Paolo Condó. “Es una combinación de factores. Hemos tenido un sorteo afortunado: los tres equipos italianos se enfrentaron a los rivales más débiles posibles. Pero el Nápoles este año es un equipo fuerte que juega un fútbol muy europeo, como el mismo Guardiola dijo. Y ha obrado un milagro que todos los clubes sueñan: descubrir a un fuera de serie que nadie conocía. Eso es casi imposible hoy”. Se trata del georgiano Jvicha Kavaratskhelia, uno de los fichajes que la dirección deportiva del Nápoles se ha sacado de la manga en estos años a costes relativamente bajos (pagaron 11 millones por él).

El sorteo de octavos, no hay duda, reservó algo de fortuna a los italianos. “Sí, pero en fútbol no existen casualidades”, rebate al teléfono Dino Zoff, legendario portero de la Juventus. “Nuestros equipos sacan lo mejor de su sus plantillas cuando salen fuera de Italia. Mientras que en el campeonato, muy interrumpido por los árbitros, las protesta y cierta lentitud, eso no puede verse. Fuera hay que trabajar como el fútbol internacional exige, y eso extrae lo mejor de nosotros. Son cualidades que muchas veces no explotamos en nuestro campeonato. La clave es que los cuatro clubes que se pelean hoy por la clasificación de Champions tienen buenos jugadores por primera vez desde hace tiempo”.

Todos esos equipos han construido las plantillas desde muy abajo -Milan e Inter han invertido también cantidades bajas buscando talento desconocido-, pero han sacado brillo a una tradición defensiva que ha vuelto a emerger, añade Condó. Los equipos italianos en cuartos no han encajado ningún gol en esta eliminatoria. “Y eso es muy importante. En estos últimos 20 años hemos vivido como una vergüenza ser unos grandes defensores. Así que éramos feos, malos y sucios. Pero los tres equipos no han sufrido demasiado, excepto en los minutos de recuperación. El Tottenham prácticamente no tiró a puerta”. Como en los viejos tiempos.

El Calcio lo fue todo entre 1991 y 2001. Una década entera en la que los estándares de la UEFA otorgaron a la Serie A el título de mejor liga de Europa. Una competición que alumbraba la mayoría de balones de oro de ese periodo (Papin, Van Basten, Weah...) y generaba ingentes ingresos televisivos y comerciales. Era la época de los clubes/empresa. Berlusconi con su Milan, Cragnotti con la Lazio, el Inter con Moratti. Grandes hombres de negocios que pusieron sus fortunas personales al servicio de algunos equipos que, años más tarde, terminaron quebrados. Hoy aquel largo crepúsculo puede explicarse a través de elementos extradeportivos como el modelo de negocio o la mala gestión de los clubes, hoy en manos de fondos de inversión de grupos estadounidenses o chinos. Una nebulosa que comienza a superarse.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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