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La Juventus vuelve a su pasado más oscuro

El club turinés, 17 años después del mayor caso de corrupción del ‘calcio’ por la compra de árbitros, es castigada con 15 puntos en la clasificación por alterar sus cuentas

Andrea Agnelli (d) y Pavel Nedved (i), presidente y vicepresidente salientes de la Juventus, este mes de enero.
Andrea Agnelli (d) y Pavel Nedved (i), presidente y vicepresidente salientes de la Juventus, este mes de enero.ISABELLA BONOTTO (AFP)
Daniel Verdú

El estigma de la corrupción persigue a la Juventus 17 años después del Calciopoli, lo que podría considerarse el punto más bajo de la historia del club turinés, condenado por comprar árbitros y sentenciado a descender a Segunda División. Desde entonces, más allá de un buen puñado de triunfos y del intento de restauración de la leyenda por parte del sobrino de Gianni Agnelli, el club no ha sido ya el que fue. Ahora un tribunal ha vuelto a decretar que el equipo turinés no juega limpio en los despachos. Esta vez se trata del caso de las plusvalías, una ingeniería fiscal por la que la Juventus logró cuadrar las cuentas hinchando el valor de jugadores de perfil medio que intercambió con otros clubes italianos y de Europa. El mejor ejemplo, quizá, fue el trueque que realizó en 2020 con el FC Barcelona: el bosnio Pjanic por el brasileño Arthur. Ninguno de los dos lograba ya conmover a la grada de sus clubes, pero su tasación llegó a los 70 millones de euros.

La Juventus, esta vez, no ha tenido margen de defensa. El tribunal de apelación ha castigado al club con 15 puntos menos en la clasificación de este curso. Habrá recurso, pero no habrá reducción de la pena: solo podrá anularse o confirmarse la sanción. Un correctivo que liquidará de un plumazo cualquier aspiración en el campeonato y la alejará radicalmente de los puestos europeos en la clasificación. De hecho, ahora pasará a tener 22 puntos y quedará empatada con el Bolonia y el Empoli en la 11ª posición. Además de sanciones al club, también hay castigo para los directivos. El tribunal ha dictaminado dos años y medio de inhabilitación para el director deportivo Fabio Paratici (hoy en el Tottenham); ocho meses para Pavel Nedved, mánager del club; y dos años para el expresidente Andrea Agnelli, que dimitió hace poco en una suerte de detonación controlada de la bomba que estaba por llegar.

El caso devuelve ahora a la Juventus a los tiempos su peor leyenda negra. Durante años, un grupo delincuencial encabezado por Luciano Moggi, director general del club desde 1994 hasta 2006, controló todos los estamentos del fútbol italiano y manipuló sistemáticamente los resultados. Árbitros, repetición de jugadas, comentaristas... En esos 12 años, la Vieja Señora de Turín ganó siete títulos de Liga. Pero la gloria se tiñió rápidamente de vergüenza, y el descenso a Segunda y el escarnio público fue difícil de borrar del imaginario colectivo hasta que llegó Andrea Agnelli, sobrino del gran Gianni Agnelli, patrón de la Fiat y de la mejor Juventus. Su mandato, pese a los 19 títulos logrados (con nueve scudetti consecutivos), no consiguió levantar ninguna Champions, el objetivo prioritario y, en parte, motor de las tretas contables realizadas en los últimos años para reforzarse con fichajes como el de Cristiano Ronaldo.

La Juventus, que puede recurrir la sanción, expiará ahora su culpa como ya ha hecho en ocasiones anteriores. Sin embargo, cabe preguntarse también por los otros clubes que recurrieron a la misma práctica en Italia -como el Nápoles- o en Europa -como el Manchester City y el Barcelona-. Si algo tiene la técnica contable las plusvalías ficticias es que se necesita de un colaborador al otro lado del intercambio para llevarlas a cabo. Habrá que ver ahora si el resto de países se toma tan en serio como Italia esta argucia financiera e investigan a los clubes que participaron con la Vecchia Signora en el embuste económico.

El club deberá ahora comenzar un proceso de reconstrucción que, con toda probabilidad, pasará también por lo deportivo. Las inversiones en jugadores, sufragadas en parte con la técnica de las plusvalías ficticias, no han dado los resultados esperados. Ni Cristiano Ronaldo, contratado para ganar la ansiada Champions por más de 100 millones de euros, ni el sergio Dusan Vlahovic, fichado a la Fiorentina el año pasado por 75 millones, han aportado el salto de calidad esperado. El regreso de Massimiliano Allegri al banquillo, artífice de los últimos scudetti logrados, tampoco ha dado los frutos que el club imaginó. De hecho, el equipo viene de recibir cinco goles del Nápoles -primer clasificado de la Serie A- en la última jornada. La perspectiva, desde el puesto 11º de la clasificación, no puede ser más negra.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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