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OPINIÓN
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

‘Tempus fugit’, Carletto

Al entrenador del Real Madrid le ha tocado lidiar con varias situaciones desconocidas esta temporada, desde la marcha de Casemiro a las lesiones de Courtois y Benzema

El entrenador del Real Madrid, Carlo Ancelotti, durante el entrenamiento de ayer en Rabat (Marruecos).
El entrenador del Real Madrid, Carlo Ancelotti, durante el entrenamiento de ayer en Rabat (Marruecos).Julio Muñoz (EFE)

El tiempo es tan relativo que una hora de vacaciones pasa más rápido que una hora trabajando, a pesar de seguir siendo la misma unidad temporal. A Xavi Hernández le queda una vuelta para levantar su primer título liguero desde que llegó al banquillo azulgrana. El Madrid tiene (sólo) una vuelta para evitar que eso ocurra. Una vuelta, 4 meses y 18 partidos pueden ser suficientes o escasos, según a quién le preguntes y según los colores que uno venere. El cronómetro de LaLiga se detiene esta semana para el equipo de Chamartín. Pausa. Se toma un respiro mientras ve cómo el Barça se encamina hacia el título de la regularidad. Le toca adaptarse al tiempo del Mundialito de Clubes, que va a otra velocidad. Pero en ese tiempo en Marruecos, curando sus heridas en busca de un título, Ancelotti va a tener que enfrentarse a lo desconocido (o menos conocido): la vida sin Benzema ni Courtois (al menos hasta una hipotética final).

Si es en las áreas donde se deciden los partidos, Thibaut y Karim dejan un hueco difícil de llenar. En Mallorca ya vio Carletto cómo iba a ser la vida a corto plazo, y no salió muy bien parado. De hecho, ya se había dado cuenta antes sin él saberlo, cuando el belga y el francés taparon los verdaderos problemas que tiene el equipo.

Sostener al grupo con paradas que valen lo mismo que los goles, o marcar incluso estando por debajo de tu nivel, está al alcance de pocos. Sin ellos, todo son penurias en la Casa Blanca. Habrá otros que ocupen su lugar porque la vida sigue, pero el tic-tac con ellos sobre el verde corre a favor de los blancos y no en contra. Al Madrid le ha llegado antes el gol que el fútbol y ahora le falta lo primero, el que los marca y el que los evita.

Si rebobinamos en el tiempo, son varias las situaciones desconocidas con las que le ha tocado lidiar a Ancelotti desde que empezó la presente temporada. Una de ellas es, por ejemplo, la marcha de Casemiro. Jugar sin su brújula ha propiciado acelerar el tiempo de adaptación de Tchouameni, un proyecto más de futuro que de presente y que se precipitó como nuevo faro del equipo ante la salida del brasileño.

Pero si por algo se caracteriza la figura del allenatore es por su saber estar, siempre correcto, siempre educado. Alguien que levanta la ceja antes que la voz y alguien que se ha significado siempre por ser un buen gestor de vestuarios. Le ha tocado conducir unos cuantos. Ahora, sin embargo, está viendo cómo se le está revoloteando el gallinero. Ergo, lo desconocido. Hace unas semanas Rodrygo se quejaba de ser siempre el primer cambio del italiano y no hacía amago de ocultarlo delante de él. Tan explícito y descarado fueron él y su cobra al saludo del míster, que Carletto tuvo que intervenir y hacer de padre para recordarle que una vez sí, pero dos, no se lo iba a hacer. En esta pasada jornada el enfado fue de Fede Valverde, quejándose por el mismo motivo (siempre yo el primero). Algo que el charrúa ya ha apuntado como ‘tarea pendiente de mejora’. Y a todo esto, se le suma el ‘tema Vinicius’, presente en cada previa, partido y postpartido, hecho que hace que tenga que sacar otra vez esa faceta de padre Carlo con el brasileño. Además, combina el papel de poli bueno y poli malo. Del palo de la madurez, a la zanahoria de la protección. La imagen de Ancelotti escoltando a Vini cuando finalizó el partido en Mallorca, fue el claro ejemplo de cuando tu padre/madre te decía eso de “tira para casa y no te metas en líos”.

El calendario apretado, la edad de los jugadores, la acumulación de minutos en una plantilla corta… En definitiva, el transcurso del tiempo está pesando en el Real Madrid. Y la resaca mundialista ha escenificado los problemas reales que tiene. Sobrevivir sin Thibaut y Karim es el objetivo de Carlo en Marruecos. A su vuelta, el reloj de LaLiga corre en su contra. En la Champions ya ha demostrado que sabe controlar el reloj. Tempus fugit, Carletto.

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