Pedri revienta el primer plan defensivo de Simeone
El técnico del Atlético ordenó un marcaje individual al canario que no dio resultado
El Atlético se presentaba a la cita más necesitado que el Barcelona y con la oportunidad de acortar la distancia con la cabeza de la tabla. Desde la alineación, Diego Pablo Simeone parecía apostar por un equipo atrevido, con Koke y Pablo Barrios a los mandos, a priori Marcos Llorente y Carrasco en los costados y João Félix y Griezmann en punta. Un once que invitaba a pensar en un equipo para no extrañar la pelota. Sin embargo, de la coctelera táctica de Simeone emergió un extraño plan defensivo. El preparador argentino sacó a Nahuel Molina del lateral para convertirle en una especie de tercer central encargado de marcar a Pedri. Un sorprendente marcaje individual que delató que el Atlético se preocupaba de inicio por defender más que de atacar. Una idea fatídica que duró media hora y fue definitiva para el resultado final. El movimiento, además, llevaba a Marcos Llorente a desempeñarse de nuevo como lateral derecho.
El invento de Simeone lo amenazó Pedri desde los primeros minutos. Su inteligencia pelotera encontró una solución letal para reventar el plan diseñado por el técnico rojiblanco. Situado en la mediapunta, emprendió un par de conducciones con apoyos en corto que le descubrían un pasillo hasta la frontal del área de Jan Oblak. Nahuel Molina pareció sentirse angustiado y vulnerable con esa misión en la que se le intuía perdedor.
Curiosamente, el reciente campeón del mundo con Argentina no estuvo presente en la estampida de Pedri que acabó con el gol de Dembélé. Un desajuste alejó a Molina de su hombre a marcar y el volante canario se arrancó convencido como una flecha hacia la portería rojiblanca. Griezmann y Barrios apenas pudieron obstaculizar la progresión de Pedri, que encontró a Gavi en el punto de penalti. Reinildo se venció en el cuerpeo que le ganó un chico aún en edad juvenil para entregarle el gol a Dembélé. Los jugadores del Atlético reclamaron falta del interior sevillano, que había jugado con el movimiento de brazos para que Reinildo pasara de largo en su intento por arrebatarle la pelota. El desconcierto de los futbolistas de Simeone fue significativo ante la maniobra de Pedri. Se miraban unos a otros y gesticulaban tratando de explicarse donde había estado el error para que el centrocampista azulgrana se hubiera plantado en la medialuna con tanta facilidad. El desconcierto por el gol encajado se prolongó unos minutos más personificado en Giménez. El central uruguayo dio un pase a Oblak sin saber lo que se cocía a su espalda. Y allí estaba Pedri, al que le faltó chispa para ejecutar al meta esloveno.
Debió de ver tan mal el partido Simeone que a la media hora dio por finiquitado ese plan con el que trató de apagar el juego interior del Barcelona. La escabechina táctica estaba siendo de época. Molina fue al lateral y Llorente adelantó su posición al centro del campo. Del cambio emergió un Atlético más ambicioso y más acorde con lo que el partido había puesto en juego tras la derrota del Madrid en Vila-Real. Los quince minutos finales del primer tiempo devinieron en un caudal de ocasiones que no concretaron ni Griezmann con un disparo franco, ni Giménez, ni Reinildo con sendos cabezazos.
La intención de ir a por el partido ya no fue abandonada por el Atlético en el segundo tiempo, pero ya no estuvo tan punzante. Fue otro momento para Pedri, que se dedicó a congelar la pelota y a estirar a su equipo con sus conducciones según intuía que era lo más conveniente.
Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.