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Djokovic recibe un visado para disputar el Open de Australia 2023

El serbio, sobre el que pesaba una prohibición de acceso al país hasta 2025, podrá competir en enero por su 22º Grand Slam para intentar igualar el récord de Nadal

Djokovic celebra su triunfo contra Tsitsipas, este lunes en el Pala Alpitour de Turín.
Djokovic celebra su triunfo contra Tsitsipas, este lunes en el Pala Alpitour de Turín.MARCO BERTORELLO (AFP)
Alejandro Ciriza

A dos meses para el inicio de la próxima edición del Open de Australia, las puertas del país parecen abrirse para Novak Djokovic, antes castigado y ahora perdonado. Según informan varios medios locales, entre ellos el diario The Age, el ganador de 21 grandes ha recibido un visado para disputar el torneo que se celebrará del 16 al 29 de enero en Melbourne, pese a que pesase un castigo de tres años sobre él a raíz del esperpéntico episodio del pasado mes de enero. Entonces, el tenista, de 35 años, fue detenido y deportado al tratar de cruzar la frontera sin vacunarse contra el covid para disputar el primer major de la temporada, que finalmente conquistó Rafael Nadal tras remontar al ruso Daniil Medvedev en cinco sets.

Ahora, según precisan los medios australianos, el ganador de 90 títulos y convertido desde marzo en el jugador que más semanas acumula como número uno (373) ha sido indultado y, por lo tanto, podrá viajar a mediados de diciembre a Melbourne para intentar igualar los 22 Grand Slams del español. No obstante, el equipo de abogados de Djokovic todavía no ha recibido la confirmación oficial de la noticia y el Gobierno del país oceánico –renovado en mayo, cuando el Partido Laborista encabezado por Anthony Albanese puso fin a nueve años de mandato conservador– no ha comunicado de manera oficial que le haya dado luz verde al deportista.

En un principio, sobre Djokovic pesaba la prohibición expresa de acceder al país hasta 2025 después de que la guardia fronteriza de Australia detectase en enero irregularidades en su documentación. El tenista recibió un castigo de tres años después de que fuera detenido (dos veces) y finalmente deportado a Belgrado. Ahora, sin embargo, el ministro de Inmigración, Andrew Giles, ha derogado la orden, según el canal ABC. De este modo, Djokovic, el único jugador del top-100 que no se ha vacunado contra el coronavirus, tendrá la oportunidad de engrosar su palmarés en el torneo –que ha conquistado en nueve ocasiones, más que ningún otro– y de intentar atrapar el récord histórico de Nadal, plusmarquista masculino en Grand Slams.

La decisión del Gobierno australiano llega después de que el director del torneo, Craig Tiley, dijera este mismo mes que el serbio sería bienvenido en enero si el Ejecutivo le otorgaba un visado. Y llega, precisamente, el día después de que el propio Djokovic dijera ante los periodistas no saber nada sobre la decisión. “No, nada oficial todavía. Estamos esperando. Ellos [sus abogados] están en comunicación con el gobierno de Australia, eso es todo lo que puedo decir por ahora”, expresó tras vencer al griego Stefanos Tsitsipas (6-4 y 7-6(4) en su estreno en la Copa de Maestros que se disputa estos días en el Pala Alpitour de Turín.

Helicópteros, Jesucristo, esperpento

“Esto depende totalmente del Gobierno, pero sé que Novak quiere venir a jugar. Le encanta Australia, es donde más éxito ha tenido en su carrera, pero el anuncio depende de otras personas. A nosotros [Tennis Australia, el organizador del Open] nos ha llegado la información de refilón”, manifestó este martes el director del torneo, Tiley.

En julio, Australia eliminó una ley que obligaba a los viajeros internacionales a presentar su certificado de vacunación contra la covid. De hecho, Djokovic llegó a decir el mes pasado que había recibido “signos positivos” sobre la posibilidad de que el Gobierno australiano le levantara el veto.

El serbio, firme en su posición, ha afirmado siempre que no tiene intención de vacunarse dadas sus convicciones y fue acusado por las autoridades sanitarias como “un peligro para la salud y el orden social”. El pleno del Tribunal Federal australiano, en una sentencia unánime, desestimó su solicitud para anular la cancelación de su visado. Aunque pudo entrenarse cuatro días en las instalaciones de Melbourne Park –”tuve helicópteros volando sobre mí en cada sesión, cámaras por todos lados; mis compañeros me hicieron mucho daño…”, apuntaría en febrero–, finalmente fue arrestado y conducido a un centro de inmigrantes en situación irregular, antes de ser expulsado. El impacto de la imagen de su detención dio la vuelta al mundo.

Ausencias... y cuatro títulos

Su actitud ha supuesto un revés competitivo, ya que además de no haber podido jugar en Australia, tampoco pudo hacerlo este año en el US Open de Nueva York, además de perderse cuatro Masters 1000, los torneos más importantes tras los grandes; no fue aceptado en Indian Wells, Miami, Montreal ni Cincinnati, puesto que la legislación estadounidense y la canadiense prohibían el ingreso si no se viajaba allá con la pauta de vacunación completa. Él, sin embargo, nunca ha dado su brazo a torcer y el esperpéntico episodio de enero se tradujo en un farragoso enredo diplomático.

“Jesucristo también tuvo problemas, le hicieron de todo, pero él sigue vivo entre nosotros. A Novak también lo intentan crucificar, pero nada puede con él; él es el corazón de Serbia yd el mundo libre”, transmitió su padre en una concentración de apoyo al deportista ante el Parlamento de Belgrado. “Como deportista de élite, quiero comprobar tres veces aquello que entra en mi cuerpo. Si algo cambia un 0,5% mi cuerpo, lo noto. Soy prudente antes de tomar cualquier decisión, me tomo mi tiempo y mantengo la mente abierta. Viviré con las consecuencias”, expresó el tenista, que pese a haber tenido que renunciar a varios torneos ha elevado este curso cuatro títulos, los mismos que Nadal, Felix Auger-Aliassime y Andrei Rublev, únicamente por detrás de Carlos Alcaraz (5). Festejó el Masters de Roma, Wimbledon, Tel Aviv y Astaná.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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